¿Nacemos siendo o nos van haciendo?

Desde que empezamos el reciente curso, hay una idea que no para de rondarme la cabeza, bueno, ¿Quizás sea mas adecuado decir que ronda por mi mente?, sin duda, y ante la falta de pruebas empíricas, opino que depende de perspectiva.

La vida, puede ser interpretada por cada uno de nosotros, tú eres el creador y dador de tu propia realidad, tu perspectiva acerca de lo que ocurre en tu ámbito actúa a modo de lentes transformando tu realidad. Llegados a este punto es lógico preguntarse si somos tan parecidos entre nosotros como cabría esperar y, a mi juicio no, no lo somos ni por asomo.

Existe una teoría novedosa que creo que es menester presentar a mi querido lector/a. Estoy hablando de la “Teoría de los Marcos Relacionales” (TMR), bajo la perspectiva de esta teoría, y ciñéndonos a lo que personalmente me gustaría comunicaros, observamos que un individuo es capaz de recopilar inconscientemente todos los conocimientos que ha obtenido durante su vida mediante la experiencia (aprendizaje asociativo, comportamientos operantes…) y realizar conductas que no estén en disonancia con sus creencias, es decir, en un ejemplo hipotético, si una mujer llamada María de 35 años, ha experimentado tres accidentes de tráfico a lo largo de su vida, su visión acerca de la conducción, será totalmente distinta a la de Julia que acaba de sacarse el carnet a los 22 años y nunca ha presenciado un accidente de este tipo.

Sin embargo, esto no significa que Julia con el tiempo vaya a desarrollar el mismo pensamiento que María, de hecho no tiene por qué, quizás no pase nunca por lo que pasó María o si lo hace no se lo tome de igual forma ya que quizás, en su familia, que son amantes del motor y la velocidad, asumir el riesgo de la conducción haya sido lo habitual desde que tuvieron conciencia.

Esto, es meramente un ejemplo banal que podría extrapolarse a cualquier ámbito de nuestra vida, desde la política hasta las artes culinarias, dando igual el tema al que nos ciñamos. Nacemos sesgados y sesgados moriremos, quizás la única diferencia entre tú y tu enemigo acérrimo no sea más que tu percepción acerca del bien y el mal en disonancia con la suya. Todo depende de las lentillas, todo depende de tu aprendizaje y tu aprendizaje depende, como no, de tu contexto.