“Oh dioses, creo que me estoy volviendo loco” — Un análisis del lenguaje de Juego de Tronos (Parte II)

En la Parte I de este análisis hablamos sobre cómo, las distintas facciones de Juego de Tronos, necesitaban entender quiénes eran sus amigos y sus enemigos para alcanzar sus metas. Y para ello, utilizamos la Teoría de los Marcos Relacionales (TMR) para dar sentido a su mundo.

En esta segunda parte nos vamos a centrar en el lenguaje interno, como herramienta que utilizan los distintos personajes de la saga para alcanzar sus metas. Que son, como ya explicamos, sobrevivir y/o alcanzar el poder.

Analizando, en este caso, situaciones concretas que viven los personajes, y distintos fenómenos psicológicos que sufren.

Pues como dijo Cersei Lannister; “Cuando se juega al juego de tronos, solo se puede ganar o morir. No hay puntos intermedios”.

Nota: Debido a la dificultad de representar los pensamientos de los personajes en una serie, este artículo basará sus situaciones mayoritariamente en fragmentos de los libros [1][2] (referenciados al final del artículo). En futuras partes incluiré también escenas de la serie.

Toma de decisiones y conducta de riesgo - (Arya Stark)

Tomar decisiones es un proceso complejo, que requiere de una importante función cognitiva. Constantemente estamos tomando decisiones en nuestro día a día, la mayoría de ellas pequeñas y automatizadas.

Sin embargo, hay decisiones de mayor trascendencia que implican riesgos, en los cuales solemos realizar un proceso más consciente y controlado. Llevamos a cabo una evaluación profunda de todas nuestras opciones según la posibilidad de recompensa y los riesgos implicados, para elegir la mejor de todas ellas [3].

Este proceso de evaluación consciente sería imposible sin utilizar nuestro lenguaje interno.

A continuación, vamos a analizar un ejemplo del uso de este tipo de lenguaje con un fragmento de los pensamientos de Arya Stark.

Contexto: Arya se encuentra en este fragmento huida de Desembarco del Rey tras el asesinato de su padre, tratando de volver a su hogar en Invernalia. Se encuentra en una caravana de forajidos que se dirigen en esa dirección, mientras atraviesan la peligrosa tierra de los ríos sumida en la guerra, batallas y saqueos continuos.

Fragmento: Se refugió entre los árboles, deseando con todas sus fuerzas ensillar su caballo y galopar hasta casa. Era una buena montura, una yegua parda con una mancha blanca en la testuz. Y Arya siempre había sido una buena amazona. Podía alejarse al galope y no volvería a verlos nunca, a menos que se dejara alcanzar.

Pero entonces no tendría a nadie que fuera en avanzadilla ante ella, ni que le cuidara las espaldas, ni que montara guardia mientras dormitaba, y cuando la alcanzaran los capas doradas, estaría sola. Lo más seguro era quedarse con Yoren y con los demás.

En tan solo unos segundos, Arya ha realizado un complejo proceso de evaluación y toma de decisión, eligiendo mantener la situación en la que se encuentra frente a cambiarla.

El proceso se ha iniciado viendo al estímulo de “su caballo”, que ha conectado con un componente afectivo, un deseo de volver y “galopar hasta casa” (meta de sobrevivir), y su insatisfacción por permanecer en el grupo.

En la primera parte del proceso de evaluación, ha sopesado si era una posibilidad factible y los puntos a favor de que esa decisión fuera exitosa. “Era una buena montura”, “siempre ha sido una buena amazona”, eran factores a tener en cuenta que disminuían el riesgo asociado a esa conducta.

Sin embargo, en la siguiente parte de proceso ha sopesado los contras. “No tendría nadie que fuera en avanzadilla”, “ni que montara guardia” y si “le alcanzaran los capas doradas (sus persecutores), estaría sola”.

Arya ha realizado un análisis de costes y beneficios, y ha decidido que el riesgo y los costes superaban al posible beneficio de marcharse sola, decidiendo que “lo más seguro era quedarse con Yoren y con los demás”.

Al analizar el comportamiento de riesgo, es necesario numerar las posibles pérdidas, tener en cuenta la probabilidad de las mismas, el impacto de estos eventos y la incertidumbre asociada a ellos. Para ello, y poder tomar la mejor decisión que nos lleven a cumplir nuestras metas, el uso del lenguaje interno es fundamental.

Pero esto solo una de sus posibles funciones.

En el proceso de toma de decisión, incluso en las más trascendentes, también hay una influencia emocional e inconsciente importante.

Existen estudios que sugieren que muchas de las decisiones que creemos tomar de forma consciente, ya las hemos tomado antes de forma inconsciente[4][5]. Y que ese pensamiento controlado no es más que una forma de dar coherencia al proceso de toma de decisión ya realizado.

En el caso de Arya, la decisión que ha tomado tenía un fuerte componente emocional. Puede ser que tratara de justificar el quedarse con el grupo, utilizando su lenguaje interno para dar sentido a esa posible decisión ya tomada. E incluso, para organizar sus pensamientos y emociones, que previo al uso del lenguaje podían ser difusos y abstractos.

Y más allá del mundo de Juego de Tronos, esto es algo que en nuestra vida real hacemos constantemente.

Desde situaciones en las que tenemos que decidir qué plato elegir en un restaurante, hasta decantarnos por dos planes distintos que nos han propuesto en la misma fecha. Tomamos una decisión aparentemente racional en la que justificamos nuestra elección utilizando el lenguaje, sin saber qué, antes si quiera de saberlo, ya habíamos tomado esa decisión de forma emocional.

Y esta función del lenguaje interno para dar coherencia nos lleva a la siguiente cuestión; la disonancia cognitiva.

Disonancia cognitiva - (Davos Seaworth)

Una necesidad ampliamente constatada en los seres humanos es la de dar congruencia a nuestro mundo; ser capaces de comprenderlo para así poder controlarlo [6]. Sin embargo, la realidad en la que nos movemos es compleja, y habitualmente ningún suceso es “blanco” o “negro”.

Cuando los argumentos que soportan nuestra visión de una persona, de un suceso o del mundo entran en contradicción, se da lugar a un fenómeno psicológico conocido como disonancia cognitiva. Un estado aversivo del cual tratamos de escapar, volviendo a construir esa congruencia ya sea cambiando nuestra conducta o reestructurando nuestras creencias [7].

En el contexto de Juego de Tronos, la disonancia cognitiva se puede dar a la hora de ofrecer nuestra lealtad a alguien, o de si lo entendemos como un aliado o un enemigo en base a las experiencias que hemos vivido con él.

En el siguiente fragmento, se ejemplifica cómo el personaje Davos, tras entrar por un momento en disonancia cognitiva, justifica sus acciones presentes.

Contexto: Davos Seaworth era un contrabandista que durante la anterior guerra del reino ayudó a Stannis Baratheon y a sus vasallos a sobrevivir. Como recompensa, Stannis le ofreció tierras y el título de caballero a Davos, pero como pago por sus delitos como contrabandista le cortó la última falange de los dedos de su mano derecha. En el fragmento, Davos recuerda lo sucedido.

Fragmento: «Todo lo que soy se lo debo a él». Stannis lo había enaltecido nombrándolo caballero. Le había otorgado un lugar de honor en su mesa y una galera de combate en la que navegar para sustituir su esquife contrabandista. Sus hijos mayores capitaneaban galeras, y el rey había aceptado al menor como escudero real. Algún día, él también sería caballero. Su esposa era señora de una pequeña fortaleza, en el cabo de la Ira, con criados que la trataban como una gran dama, y Davos podía cazar ciervos en bosques que le pertenecían. Todo aquello le había dado Stannis Baratheon, a cambio de parte de unos pocos dedos.

«Lo que me hizo fue justo. Me pasé la vida violando las leyes del rey. Se ha ganado mi lealtad» –Davos se tocó la bolsita que llevaba colgada del cuello. Sus dedos le daban suerte, y en aquel momento la necesitaba–. «Igual que todos. Pero lord Stannis, más que nadie».

En el fragmento anterior de Arya analizamos un proceso de toma de decisión, pero el caso de Davos es ligeramente distinto.

Mediante sus pensamientos y lenguaje interno, Davos estaba poniendo a prueba sus creencias y comparándolas con su conducta actual de lealtad a Stannis. Aún no estaba tomando una decisión de cambiar su comportamiento (que podría haber derivado en ello), sino resolviendo la disonancia cognitiva que había generado un momento de duda.

Por un lado, todas las recompensas que Stannis le había dado apoyaban y daban congruencia a su conducta de serle leal. Por otro lado, el corte de los dedos de su mano era un suceso que contradecía el ver a Stannis como amigo y ofrecerle su lealtad.

Para resolver este conflicto, Davos justificó la conducta de Stannis alegando que había hecho algo justo, ya que el propio Davos había cometido una injusticia en primer lugar como contrabandista.

Utilizando su lenguaje interno, dio congruencia a los hechos pasados para justificar lo que estaba haciendo en el presente, reduciendo así su disonancia cognitiva. Si esta disonancia se hubiera mantenido más tiempo, probablemente Davos hubiera optado por resolverla cambiando su conducta de lealtad.

En ambas situaciones, nuestro personaje está eligiendo la acción que cree más sensata para sobrevivir y alcanzar sus metas.

De nuevo, este es un fenómeno que realizamos con gran frecuencia en nuestra vida diaria.

Si, por ejemplo, consideramos que somos un “buen ciudadano”, pero solemos saltarnos las normas de conducción yendo a más velocidad de la permitida, podemos entrar en disonancia cognitiva.

Para salir de ese estado aversivo podemos, mediante nuestro lenguaje interno, “justificar” que “las normas de velocidad no son adecuadas” o que “solo corremos de más a veces, pero que la gran mayoría del tiempo cumplimos como buenos ciudadanos”.

Y a veces, estas estrategias pueden suponer la diferencia entre permanecer cuerdos o perder el control de nuestra mente, como veremos a continuación.

Indefensión aprendida y locus de control - (Eddard Stark)

El último fragmento que analizaremos en este artículo corresponde a Eddard Stark. Este será un pasaje de mayor longitud, donde profundizaremos en varios fenómenos psicológicos que se están dando al mismo tiempo, y cómo Eddard trata de aliviar su sufrimiento mediante el lenguaje interno.

Contexto: Tras la muerte del rey, Eddard Stark, como su mano derecha, trató de asegurar el trono e impedir que la casa Lannister tomara el control. Al intentar conseguirlo, los guardias que creía de su lado le traicionaron, fue apresado y traído a una de las celdas más aisladas del castillo, donde permaneció durante semanas.

Fragmento: La paja del suelo apestaba a orina. No había ventanas ni lecho; ni siquiera un cubo para hacer sus necesidades. Recordó unos muros de piedra color rojo claro, una puerta… Una vez cerrada, ya no vio nada más. La oscuridad era absoluta. Tanto daría que estuviera ciego. O muerto.

Cada vez que pensaba en sus hijas habría llorado de buena gana, pero no le salían las lágrimas. […] Eddard cerraba los ojos, y los abría sin que ello representara ninguna diferencia. Dormía, despertaba y volvía a dormir. No sabía qué le resultaba más doloroso, el sueño o el despertar. Cuando dormía tenía pesadillas inquietantes. Cuando despertaba no podía hacer otra cosa que pensar, y sus pensamientos eran peores que las pesadillas. Solo pensar en su esposa le resultaba tan doloroso como un lecho de clavos. ¿Dónde estaría en aquel momento? ¿Qué haría? ¿Volvería a verla alguna vez?

Las horas se transformaron en días, o aquello le pareció. […] No se oía más sonido que el de su respiración. Tras un tiempo empezó a hablar en voz alta, solo por oír una voz. Hizo planes para mantenerse cuerdo; construyó castillos de esperanza en la oscuridad. […]

Después no pudo establecer la diferencia entre estar dormido y despierto. […] Eddard Stark extendió la mano para coger la corona de flores, pero bajo los pétalos azules había espinas escondidas. Sintió cómo se le clavaban en la piel, afiladas, despiadadas. Vio el reguero de sangre que le brotaba de los dedos, y despertó tembloroso en la oscuridad. «Los dioses me guarden, me estoy volviendo loco», sollozó Eddard. Pero los dioses se negaron a responder.

En este fragmento describiendo el encierro de Eddard, nuestro personaje está sufriendo varias alteraciones psicológicas simultáneamente.

En primer lugar, Eddard se encuentra en una situación de completo aislamiento del mundo exterior. No ve la luz del sol, no sabe qué hace el resto del mundo, y ni siquiera es capaz de contar el paso de los días cuando le traen la comida.

Este contexto provoca una desregulación de lo que se denomina ritmos circadianos, un reloj biológico de nuestro cuerpo fundamental para equilibrar todas las funciones de nuestro organismo.

Este reloj interno en un principio funciona como siempre, pero cuanto más tiempo pase sin anclarse a situaciones contextuales (un momento estable para ir a dormir o comer, ligarse a las horas de luz solar y oscuridad de noche etc.,), más se desregulará. Esto provoca alteraciones de nuestras segregaciones hormonales, los sistemas biológicos del cuerpo, la función celular y nuestro estado psicológico.

En el fragmento de Eddard se aprecia una involución, de cómo al inicio nuestro personaje se encuentra más cuerdo, y va poco a poco delirando conforme más pasa el tiempo. Desde luego no es el único factor, pero los ritmos circadianos lo hacen mucho más vulnerable al sufrimiento psicológico que padece [8].

Por otro lado, Eddard se encuentra en una situación que favorece el surgimiento de la indefensión aprendida en él. Este fenómeno se ha asociado con la depresión, y se ha llegado a simular en situaciones de laboratorio con modelos animales y humanos [9].

La indefensión aprendida surge a raíz de una pérdida de la percepción de control del ambiente que nos rodea. Da igual lo que hagamos o lo que dejemos de hacer, las consecuencias negativas van a llegar igualmente. La impotencia por no poder cambiar nuestro estado genera frustración, más tarde resignación, y después indefensión y vulnerabilidad a la depresión.

Esto sumado a la incertidumbre y falta de información del exterior acentúan esta pérdida de control. Ubicando su locus de control de un ámbito interno y controlable, a un ámbito externo y carente de influencia por su parte [10].

De hecho, Eddard en un primer momento trata de construir “castillos de esperanza”, haciendo planes sobre cómo podría escapar o de cómo sus aliados están tratando de sacarle de allí. Nuestro personaje utilizaba su diálogo interno consigo mismo para mantenerse cuerdo, como herramienta para no volverse loco en una situación tan crítica como esa.

Esta estrategia logró mantener su salud mental durante un tiempo. Pero conforme siguieron pasando las semanas, la podredumbre de su ambiente, su debilidad física, la indefensión que se iba creando en él y la desregulación circadiana, hicieron mella y que fuera poco a poco cayendo en delirios y las “garras de la locura”.

En el mundo actual, no solemos vivir situaciones tan extremas como la que sufrió Eddard. Sin embargo, utilizamos el lenguaje interno con la misma función de aliviar nuestro sufrimiento. Especialmente en situaciones de indefensión.

Sucesos como que nuestra pareja nos deje, que un ser querido fallezca sin previo aviso, o que no nos den la beca que tanto necesitábamos para continuar nuestros estudios y labrarnos nuestro futuro… Son situaciones duras, en las que nos podemos sentir impotentes, frustrados, y sufrir.

Pero a través del lenguaje interno, ver la situación desde otra perspectiva, dar sentido a lo sucedido y plantearnos los siguientes pasos, conseguimos aliviar ese sufrimiento.

El lenguaje interno para sobrevivir y alcanzar el poder

A lo largo de este artículo hemos analizado varios ejemplos que mostraban la importancia del lenguaje interno, y su relación en multitud de fenómenos psicológicos.

Desde la toma de decisiones racional a la justificación de las emocionales, dar coherencia y sentido para acabar con la disonancia cognitiva, o aliviar nuestro sufrimiento en situaciones extremas y de indefensión aprendida…

Todas estas funciones del lenguaje interno son imprescindibles para que los distintos personajes de Juego de Tronos sobrevivan en el mundo hostil en el que viven, o consigan aumentar su influencia y poder sobre los demás. Al igual que, estas funciones también son fundamentales en nuestro mundo real.

El próximo artículo de este análisis del lenguaje utilizado en Juego de Tronos será el último, y estará basado en el uso de la pragmática del lenguaje. Concretamente, en la aplicación o violabilidad de las máximas de Grice, y sus consecuencias en los personajes de Juego de Tronos para lograr sus objetivos.

FUENTES:

[1] Martin, George R. R. (1996) A Game of Thrones. New York: Bantam Books.

[2] Martin, George R. R. (1998) A Clash of Kings. New York: Bantam Books.

[3] Maldonado López, A. (2015). Aprendizaje humano y pensamiento. Aprendizaje humano y pensamiento, 1–286.

[4] Bechara, A., Damasio, H., Tranel, D., & Damasio, A. R. (2005). The Iowa Gambling Task and the somatic marker hypothesis: some questions and answers. Trends in cognitive sciences, 9(4), 159–162.

[5] Damasio, A. R. (1996). The somatic marker hypothesis and the possible functions of the prefrontal cortex. Philosophical Transactions of the Royal Society of London. Series B: Biological Sciences, 351(1346), 1413–1420.

[6] Friesen, J. P., Kay, A. C., Eibach, R. P., & Galinsky, A. D. (2014). Seeking structure in social organization: Compensatory control and the psychological advantages of hierarchy. Journal of Personality and Social Psychology, 106(4), 590.

[7] Harmon-Jones, E., & Harmon-Jones, C. (2007). Cognitive dissonance theory after 50 years of development. Zeitschrift für Sozialpsychologie, 38(1), 7–16.

[8] Germain, A., & Kupfer, D. J. (2008). Circadian rhythm disturbances in depression. Human Psychopharmacology: Clinical and Experimental, 23(7), 571–585.

[9] Miller, W. R., & Seligman, M. E. (1975). Depression and learned helplessness in man. Journal of abnormal psychology, 84(3), 228.

[10] Lefcourt, H. M. (1991). Locus of control. Academic Press.

Nota: para facilitar la lectura del artículo se ha optado por referenciar las fuentes siguiendo una notación numérica en función del orden de aparición, en vez de ordenarlas alfabéticamente como indican las normas APA.

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