Ojo por ojo, diente por diente

La venganza: mecanismos que nos detienen a realizarlo y una inmensa lista de refranes en alusión a este término.

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Otro refrán sobre la venganza muy conocido es “La venganza es un plato que se sirve frío”, además de muchos otros que iremos comentando más adelante. Este se refiere a cuando alguien quiere vengarse y lo que hace es esperar a estar tranquilo para reflexionar mejor cómo hacerlo para que cause más daño.

Un gran número de personas tiene el deseo de vengarse de alguien que les hizo daño. Querer vengarse es una emoción sana que puede ser “acogida psicológicamente”, siempre y cuando sea solo el pensamiento ya que proporciona alivio y es útil para el proceso de curación del daño. Aun así, la obsesión de vengarse es un aspecto patológico del que hay que liberarse, puesto que el resentimiento por una injusticia sufrida “puede obsesionar la mente de una persona y puede durar mucho tiempo”.

Desde “la venganza no es buena, mata el alma y la envenena”, pasando por “la venganza nunca curó una herida” y finalizando con “mal por mal, no se debe dar”, nos damos cuenta de que el acto de la venganza no es lo recomendable. A pesar de los otros muchos refranes que incitan a lo contrario como “quien ríe el último, ríe mejor” o “a quien te la haga, se la pagas” ya que las personas se dejan llevar por el efecto positivo que hace que estimule todas esas emociones negativas ocasionadas por el sufrimiento sentido (ira o resentimiento).

Asimismo, finalizo comentando los mecanismos que nos detienen de completar el proceso de venganza y nos protegen de satisfacer esos deseos, pues los considero de gran importancia. Se tratan de la gestión emocional, la empatía, racionalizar y el control de impulsos. Entre sus funciones ayudan a saber qué hace cada persona con esas emociones y cómo las saca de una manera que no dañe, a capacitarnos para ponernos en el lugar de otro, a gestionar la ira y el dolor inicial y a controlar los impulsos.

Una frase que me hizo pensar del psicoanalista Erich Fromm: “Puede decirse que la venganza es una reparación mágica; pero suponiendo que así sea, ¿por qué es tan intenso ese deseo de reparación? Tal vez el hombre esté dotado de un sentido elemental de justicia, y quizá se deba a un sentido profundo de igualdad existencial.”

Como conclusión, la respuesta más madura y ética es el perdón, además de ser auténticamente terapéutico (en el caso de que sea por libre elección y no una acción impuesta por personas externas), pues es fundamental para que cada persona se libere del dolor con la consciencia limpia y libre de rencor.

BIBLIOGRAFÍA:

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