¿Para qué la asertividad?
Hasta hace poco no conocía realmente el significado de la asertividad. Y claro, puedes conocer el término, o que te suene… pero tal vez, no haberlo aplicado de forma práctica en tu vida. Yo lo pude aplicar gracias a un ejercicio que hice en clase y, a partir de ese momento, descubrí un montón de cosas que no sabía, conductas que había estado haciendo durante toda mi vida y que tenía normalizadas pero que no eran asertivas.
Pero, ¿qué es la asertividad?
La asertividad es una habilidad social que nos permite defender nuestros derechos y expresar nuestras opiniones, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás, pero sobre todo respetando nuestras propias necesidades.
¿Y cómo ponemos en práctica la asertividad?
En primer lugar, es necesario que conozcamos que tenemos una serie de derechos asertivos. Estos son los siguientes:
1. Decir no sin sentirse culpable o egoísta.
2. Decir “no lo sé”, “no lo entiendo” o “no me importa”.
3. Expresar lo que sentimos y lo que pensamos.
4. Sentir lo que sentimos.
5. Cambiar de opinión.
6. Tomar decisiones ajenas a la lógica.
7. Respetarnos a nosotros mismos y nuestras necesidades.
8. Decidir si decimos “Sí” a las necesidades de los demás.
9. Pedir que los otros reconozcan, respeten y respondan a nuestras necesidades.
10. Elegir si queremos o no dar explicaciones.
Algunas de las situaciones en las que podríamos poner en práctica estos derechos podrían ser cuando una persona te pide un favor o cuando te invitan a alguna actividad.
En el primer caso, tu compañero de piso/amigo te pide que le compres algo en la tienda de al lado porque él está haciendo un trabajo final y no puede bajar. En esta situación, si nos parece que no tenemos ganas de hacerles ese favor, no tenemos por qué hacerlo. Es decir, no tienes por qué hacerlo y no tienes por qué sentirte culpable si lo rechazas. Ahora bien, al rechazar esa petición se tiene que intentar comunicar de una forma amable y no poniendo excusas, ya que esto es algo a lo que suelen recurrir mucho las personas porque se sienten egoístas al decir que no. Y esto no es egoísta, estás en todo tu derecho a rechazar un favor. Si la otra persona se enfada o se lo toma como un ataque hacia vuestra amistad es su problema, puesto que esa persona tiene el mismo derecho a actuar de la misma forma en la que lo estás haciendo tú.
O cuando tu amiga te invita a salir de fiesta este finde, pero tú no tienes ganas. En estas situaciones son en las que solemos poner más excusas. Es normal que actuemos de esta forma, pues desde pequeños nos han enseñado que teníamos que decir que sí a todo y que, si decíamos que no, había que tener una buena razón, ya que si no sería de mala educación. También porque se concibe que el tener tiempo libre significa realizar un montón de hobbies y actividades, tener planes con amigos, salir, etc. Y puede ser que nos guste hacer esas cosas, pero también nos puede gustar el tiempo libre encerrados en nuestra casa viendo películas en nuestra cama todo el día. Por lo que, si tienes tiempo libre y no tienes ganas de quedar con tus amigos, tienes el derecho asertivo de respetarte a ti mismo y a tus necesidades. Y en el caso de que tus amigos te presionen o te digan “pero si no estás haciendo nada”, tienes el derecho a pedirles que reconozcan, respeten y respondan a tus necesidades.
Algunas técnicas que podemos utilizar para rechazar peticiones de forma asertiva son:
- La técnica del disco rayado: consiste en repetir una afirmación de forma calmada, sin cambiar el tono y con intención de no entrar en una discusión:
Madre: no has fregado los platos todavía, ve y hazlo
Hijo: estoy terminando un trabajo, cuando lo termine lo hago
Madre: no, te he dicho que los friegues ahora
Hijo: te he dicho que cuando termine el trabajo los fregaré
Si la persona sigue repitiendo lo mismo una y otra vez, o se enfada, tú deberías seguir con el mismo tono calmado y repitiéndole tu afirmación. Aunque es complicado ponerlo en práctica en algunas situaciones, no pasa nada, con la práctica se consigue.
- La técnica del sándwich: consiste en expresar algo positivo inmediatamente antes y después de rechazar una petición.
- A un cliente: “Me gustaría poder atenderte, pero tengo demasiado trabajo. Si quieres puedo recomendarte a alguien que te pueda ayudar.”
- A un amigo: “Gracias por invitarme. Hoy no me viene bien, pero podemos quedar otro día.”
De esta manera, somos amables mientras rechazamos la petición de la persona y le ofrecemos una solución alternativa.
Pero… ¿para qué sirve la asertividad?
- Para sentirnos bien con nosotros mismos.
- No implicarnos en situaciones en las que nos sentiríamos mal.
- Obtener lo que queremos.
- Defendernos de las personas que pretenden utilizarnos.
- Sentirnos responsables de tomar nuestras propias decisiones.
- Mantener relaciones satisfactorias con los demás.
- Tener una buena autoestima.
En general, considero que el ser asertivo nos beneficia en muchos aspectos, ya que respetamos nuestros límites y mostramos que tenemos aprecio hacia nuestra persona y nuestras necesidades. Sin embargo, la teoría siempre es mucho más fácil que la práctica y el ser asertivos cuesta bastante. Se necesita practicar día a día e intentar ir rompiendo poco a poco las barreras en las que hemos crecido y aquello que hemos interiorizado como lo correcto.
Además, hay situaciones en las que llega un momento que no se puede utilizar la asertividad, es por ello que también tenemos derecho a no ser asertivos.
¡Os animo a que os informéis más al respecto y lo pongáis a prueba!
Referencias:
https://centrumpsicologos.com/blog/que-son-derechos-asertivos/
https://lamenteesmaravillosa.com/la-tecnica-del-sandwich/
https://habilidadsocial.com/asertividad-10-claves/
https://www.psicologia-online.com/que-es-la-asertividad-y-ejemplos-2318.html