¿Para quién te depilas?

A continuación os muestro algunos datos sobre la depilación. Si eres mujer, intenta leerlo todo, quizás la concepción de tu depilación cambie después de esto:

La primera crema depilatoria se inventó en el Antiguo Egipto (llevaba caramelo, gusanos y tortugas, entre otras cosas) y la usaban tanto hombres como mujeres.

Los griegos y griegas también se depilaban. Usaban piedras para quemar su cuerpo y su pelo, aunque solo lo podían hacer las clases más altas.

En la Edad Media, la cantidad de vello púbico medía la edad que una persona tenía. Así se pusieron de moda las “pelucas púbicas” llamadas Merkin. Actualmente, en Corea del Sur muchas mujeres se hacen implantes de pelo en el pubis para “lucir más bellas”. En Febrero de 2018 modelos de pasarela mostraron sus Merkins como reivindicación del pelo púbico.

La depilación volvió a estar de moda en occidente en 1920. Los vestidos se acortaron y las piernas de las mujeres se empezaban a ver. Momento en el que las industria publicitaria empezó a hacer creer a las mujeres que debían mostrarse sin ningún pudor. ¡Fuera todos los pelos!. Las revistas más famosas del mundo (dirigidas por hombres) nos decían: “Echemos un vistazo a tus piernas. Todo el mundo lo hace”. “No dejes que nadie piense que tus piernas podrían ser las de un hombre”.

En el 2010 se inventó el láser para acabar de eliminar “nuestras vergüenzas” y lo más probable es que la mitad de las mujeres que lean esto ya habrán pasado por la camilla de alguna de esas clínicas. En los spots de televisión, las mujeres se depilan pero ya están depiladas (así hacen que interiorices que el pelo está tan mal que no puede ni verse en televisión). Por otro lado, el mercado de la depilación femenina supuso en 2017 una facturación de 85 millones de euros. En el año 2017 las clínicas de depilación femenina facturaron 334 millones de euros en España.

“La Tasa Rosa”: muchos productos y servicios cuestan más cuando son para mujeres que para hombres. El ejemplo que más destaca es el de las cuchillas de afeitar. Basandonos en las más básicas, encontramos las de hombre, azules, cuestan 7,50 euros el paquete de 15 unidades; en rosa se venden de cinco en cinco por 3,49, es decir, las femeninas salen a 0,70 la unidad, las masculinas a 0,49. Esos céntimos extras son lo que se conoce como tasa rosa. La Universidad de California calculó que las estadounidenses pagan cerca de 1.400 dólares (unos 1.276 euros) más al año que los hombres por productos similares.

Concluyendo, las mujeres no nos depilamos porque biológicamente estemos más predispuestas a hacerlo sino que nuestra “obsesión” es fruto de una campaña publicitaria global creada por hombres, que mueve unos 500 millones de euros en España cada año. A nadie le interesa que dejemos de depilarnos. Esto no quiere decir que ahora tengamos que dejar de depilarnos o que hacerlo esté mal, simplemente tenemos que ser conscientes del por qué hacemos las cosas. ¿Lo hacemos porque nos gusta? o ¿nos gusta porque nos han dicho que nos debe gustar?

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