Podría hablar sobre el humor… pero me voy a reir

Ana López
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readNov 19, 2018

En todos los grupos siempre hay alguien que trata de romper el hielo en cualquier situación. En el mío, es mi amiga Marta.

Fue ella quien contó un chiste malísimo mientras debatíamos sobre el tema de este trabajo. Sin darnos cuenta estábamos a las cuatro de la tarde, haciendo lo impensable en clase: contando todo tipo de chistes. Parecía una carrera por ver quien sabía más, y todos los chistes eran –irónicamente- peores que el anterior. Marta y yo nos reíamos a carcajadas mientras Silvia e Irene, intentando mantener la compostura, eran algo más discretas. Así decidimos hacer este trabajo sobre el humor.

Tuvimos el visto bueno del profesor y empezamos como con cualquier trabajo de la facultad: bases teóricas, investigación, clasificaciones, estructuras, componentes… Pero entonces, ¿se supone que nuestro trabajo sobre el humor va a ser igual de aburrido que una demostración en el laboratorio del porcentaje de recuerdo de memoria implícita en ratas?

¿Qué hacemos, entonces?

Buscar ejemplos. Chistes. Más chistes. Chistes malos, buenos, largos, cortos, con dobles sentidos, de humor negro, chistes… Ver monólogos. Buscar viñetas. Analizar las conversaciones de un viernes por la noche con nuestros amigos. Encontrar el humor en el día a día.

Reírnos.

Compartir lo que encontramos, lo que escuchamos, lo que vemos, lo que leemos.

Unos días después, mientras desayunaba leyendo muy concentrada lo que había pasado en Facebook durante las 7 horas que había estado durmiendo, leí esto, y se lo mandé a Marta inmediatamente.

Supongo que aquí empieza nuestro trabajo. Esa semana, Marta me mandó este vídeo por Facebook, y estuve riéndome sola en casa más rato del que puedo contar.

Tenemos mil ejemplos más que iremos dejando por aquí, y, si todo va bien, en un futuro también sabremos por qué nos hacen reír…

--

--