¿Por qué recordamos la cara antes que los nombres?
Desde un punto de vista objetivo, lo normal es que el nombre y la cara de alguien no guarde relación, es cierto que alguien puede decirte “Si, tienes cara de llamarte Lola”, pero en realidad es prácticamente imposible de predecir.
Supongamos, que tanto el nombre como la cara ha sido almacenada en nuestra memoria a largo plazo. Estupendo. A partir de este momento, lo importante es poder recuperarlo cada vez que lo precisemos. Esto es más difícil de lo que imaginamos, estos recuerdos a largo plazo están formados por decenas de miles de conexiones, como un universo adornado por luces de navidad. Cuanto más conexiones tenga un recuerdo, por ejemplo, con el caso del córtex frontal que es donde se almacena la información de la memoria, más fácil será acceder a él.
El nombre y cara de la persona que te acompaña durante toda tu vida como puede ser tu pareja, aparecerá en un mayor número de recuerdos que otras personas que no han podido gozar de ese privilegio.
Pero si el cerebro ha almacenado tanto la cara como el nombre, ¿por qué nos acordamos luego de una cosa y no de otra?
Esto se debe a que el cerebro distingue entre familiaridad y recuperación. La familiaridad es lo que percibimos cuando encontramos alguien o algo que ya habíamos encontrado. Mas allá de esa sensación, podríamos decir que no tenemos nada. La recuperación es lo que hacemos cuando accedemos al recuerdo original de por qué y cómo conocemos a esa persona.