¿Qué hacemos los psicólogos? (I)

Luis Henrique
Psicología del Lenguaje — ugr
6 min readJan 20, 2019

La psicología es una ciencia relativamente nueva y aunque haya recibido bastante atención últimamente, todavía nos encontramos con una profesión que no está bien valorada; un grado que necesita una mejor regulación; el mercado laboral que más sufre intrusismo; pero también la clase profesional más desunida.

A depender de dónde estudies Psicología, desde el primer día de clase se inculcarán los déficits de teorías como el psicoanálisis, el gran éxito de las terapias cognitivo conductuales, la importancia de seguir un modelo científico, los autorregistros y las técnicas de modificación de conducta. Pero lo más importante: los déficits de las “pseudoterapias” como el psicoanálisis y el gran éxito de las terapias cognitivo conductuales. Esto siempre me ha molestado bastante. No me parece razonable que un psicólogo necesite dedicar parte de su tiempo a criticar otras teorías para así defender la suya, principalmente si están delante de personas que todavía no tienen idea de los distintos marcos teóricos que existen y la importancia de cada uno.

Los seres humanos somos seres curiosos desde que nacimos. Estamos siempre buscando y experimentando todo lo que nos rodea y cualquier estímulo nos despierta el interés. Quizás por eso tenemos la necesidad de buscar una explicación para todo y de ahí han surgido distintas religiones, sectas, grupos, teorías, ideologías… lo que sea necesario para satisfacer al menos gran parte de las dudas que tenemos. Esto puede afectar a la Psicología de dos maneras: una es positiva, como por ejemplo que la gente quiera buscarse a un psicólogo para intentar comprender mejor no solo su conducta, sino también sus pensamientos, sus conflictos internos etc.; otra es negativa, puesto que si la psicología surge como una disciplina capaz de comprender cosas que antes no comprendíamos, ésta también tendrá que ser comprendida, tendrá que cumplir con el rigor científico determinado.

¿Pero es realmente posible una psicología que cumpla el mismo rigor de una ciencia exacta?

La psicología busca, de manera general, comprender nuestra conducta y a la vez todo lo que involucra la conducta: ¿por qué? ¿cómo? ¿cuándo? ¿dónde? pero también las diferencias interpersonales, “¿por qué he llorado con la muerte de mi abuelo pero mi hermano no si los dos nos llevábamos super bien con él?”. Entonces ¿cómo podemos hacer afirmaciones generales si nadie actúa exactamente de la misma manera que los demás? ¡Si los tratamientos conductuales y/o cognitivo-conductuales que presentan mejor eficacia tampoco funcionan en 100% de los casos!

Quizás podemos pensar que la importancia en seguir un marco teórico que tenga mejor respaldo científico sea para convencer a los demás que la psicología funciona, pero en realidad estamos intentando convencernos a nosotros mismos.

¿Nunca os habéis preguntado por qué cada vez más hay tanto intrusismo en la Psicología? Coaching, reiki, aromaterapia, curas, chamanes, gitanos, brujos… hay una infinidad de personas ofreciendo servicios que prometen aliviar o eliminar el sufrimiento psíquico pero la gran mayoría no tiene ninguna formación en el ámbito psicológico y los psicólogos casi nunca somos la primera opción. Esto puede deberse por el estigma que sufre la psicología (¡es para locos!), la inversión de tiempo y dinero (muchas sesiones de psicoterapia implican más dinero, leer las líneas de tu mano no tarda ni 30 minutos) y la ignorancia (hay gente que no sabe qué hace el psicólogo), pero deberíamos hablar de nuestra parte de culpa.

Lo que más se encuentra en la facultad son personas que nunca han tenido un contacto real con el psicoanálisis — más allá de los tópicos — pero que demuestran una gran aversión hacia todo lo que se relaciona con el psicoanálisis y con lo que no está “científicamente demostrado”. Principalmente por la posición de muchos profesores. Sin embargo, los planteamientos psicoanalíticos han contribuido enormemente para el desarrollo de la Psicología actual a través de su interés por temáticas que antes han sido ignoradas, como la sexualidad, el significado de los sueños, el impacto de nuestras relaciones familiares etc. Entonces ¿por qué atacamos a las terapias como el psicoanálisis?

He hablado con 33 personas (18 brasileños y 15 españoles) y al preguntar qué buscarían en un psicólogo, las respuestas eran muy parecidas: autoconocimiento; respuestas acerca de su conducta y su relación con el medio; ayuda para enfrentarse a distintos conflictos y también para darse cuenta de lo que realmente quiere y necesita. Es decir, la gente no está buscando algo universal sino algo que se adapte a sus necesidades, y muchas veces lo van a encontrar fuera del ámbito psicológico.

En las conversaciones con los brasileños, exactamente todos me han dicho que cualquier persona debería ir al psicólogo, aunque tuviesen la creencia de estar bien. El psicólogo entonces desempeñaría una función de prevención. Según seguíamos hablando, se notaba que la imagen que tienen del psicólogo es alguien que está bien preparado para escuchar y ayudar sin prejuicios, sin doctrinar y que pueda ser capaz de administrar nuestros sentimientos de una manera positiva. Además, han comentado que les parece importante la confianza y la apertura, para que se pueda hablar de todo (no comparten la creencia de que la psicología solo sirve para situaciones específicas) y así garantizar el bienestar.

En cuanto a los españoles, todos con los que he hablado creen que cualquiera debe ir al psicólogo, pero a diferencia de los brasileños, añaden que deben hacerlo cuando necesiten ayuda para afrontar alguna situación, cuando algo no va bien, cuando su manera de actuar no esté de acuerdo con lo que se espera. Es decir, la función del psicólogo es más bien de intervención.

Esta diferencia no me ha sorprendido del todo, puesto que en España la TCC, que tiene un carácter más de intervención, tiene un espacio de privilegio entre todas las demás teorías mientras que en Brasil y otros países de Sudamérica el psicoanálisis y otras terapias fenomenológicas y humanistas, que tienen un carácter más preventivo, todavía tienen bastante influencia. Por otra parte, la Psicología en España sufre mucho más intrusismo que en Brasil: hay muchas más personas buscando alternativas al psicólogo.

Y nosotros también somos culpables por ello.

Como nuestro profesor Tornay ha comentado en el seminario sobre Cold Reading, damos la impresión que los psicólogos no hacen y no saben nada. No leemos la mente, no sabemos interpretar dibujos ni sueños, no damos consejos, no somos solo para “locos” pero solo hablamos de trastornos… Pero si la gente sigue buscando a los chamanes, a los “coach” y a los curas, es porque buscan alguien que les de conforto, que les aconseje, que les motive. Sin embargo, estamos tan preocupados en determinar qué tipo de terapia es científica o no, que nos tornamos personas inflexibles y poco versátiles. ¿Entonces qué hacemos los psicólogos?

--

--