¿Qué pasaría si te encuentras a un oso en el bosque?

mariacejas
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readNov 16, 2021

Dependiendo del hambre del oso y la suerte que tengas, es muy probable que tu día no acabe bien, ya sea porque te devore o por la experiencia emocional que vivas en ese momento. Como no estamos aquí para hablar de la muerte sino de las emociones humanas, encontramos teorías explicativas respecto a la emoción que nos nace en determinadas situaciones y cómo se expresa a través de nuestro cuerpo.

Normalmente, es común pensar que en un episodio emocional primero percibimos un hecho, este hecho causa un estado mental con componente afectivo que es lo que se identificaría como una emoción, y a su vez, esta emoción produciría reacciones fisiológicas expresivas y comportamentales.

En contra de esto, Williams James (1884) en su libro “What is an Emotion?” plantea que la emoción es solo la sensación que tenemos de esos cambios mientras estos se producen y no estados mentales independientes.

Imagina que estás rabioso/a, ¿Cómo se manifestaría en tu cuerpo?, tensión, balanceo corporal, apretarías la mandíbula, calor corporal, respiración nariz-nariz… James propone que si a esa experiencia emocional imaginada, le quitas la parte de sensación corporal, al final de todo, solo quedaría un estado de percepción neutral, es decir, algo que no comprendemos como emoción.

Ahora hagamos un salto más actual y pasemos a la teoría de Antonio Damasio, quien retoma ideas centrales de James a la vez que procura, a diferencia de este, dar cuenta del carácter inteligente de las emociones. Para reconstruir su teoría vamos a centrarnos en la distinción que establece entre emociones y sentimientos. Damasio entiende que la parte tangible de la emoción sería: la expresión corporal, la observable e incluso medible. Por otro lado, pero no separado, Damasio explica el concepto de sentimiento como el aspecto mental, no medible ni tangible. Damasio entiende que la parte fisiológica y comportamental de la emociones no son la consecuencias de un estado mental (sentimientos) sino más bien la causa de dicho mapa mental. Desde un punto de vista neurológico, se entiende que el cerebro y el cuerpo están unidos mediante señales químicas, estando ambos influenciados (cerebro-cuerpo) entre sí con un interacción de retroalimentación.

Esta retroalimentación no siempre es así, según Damasio, a veces no hace falta un cuerpo emocional para determinar el sentimiento, es decir, no sería necesaria la parte tangible de la emoción, si no que el cerebro en ciertas circunstancias estaría preparado para crear lo llamado “mapa falso del cuerpo” creando estados corporales irreales, provocando representaciones neuronales que provocan sentimientos muy reales. Esta actividad neuronal está asociada a las neuronas espejo y los procesos de empatía. Cuando, por ejemplo, vemos a alguien llorar, la mayoría de nosotros empatiza con esa persona y siente ese sentimiento de tristeza también, como si su problema se volviese nuestro. Esto se debe a que mediante las neuronas espejo formamos un “mapa falso”de la emoción de tristeza que estamos viendo en la otra persona, ya que adquirimos una simulación neuronales de la emoción de tristeza ajena, tanto en los cambios fisiológicos como en los expresivos, por lo tanto, experimentamos esa sensación de estar tristes, a pesar de que en realidad nuestro cuerpo no está experimentando estas modificaciones que se están dando en la otra persona.

Así que, ¿qué sucedería en nuestro cuerpo si al encontrarnos con un oso nos invade el miedo? Para Damasio, se activaría automáticamente la emoción de miedo, y sería más tarde, cuando nos sentimos “fuera de peligro”, cuando experimentaríamos las sensaciones corporales de esta emoción.

Esto no impide pensar que los sentimientos de miedo van a influir posteriormente en nuestro comportamiento. Por ejemplo, lo más natural es pensar que si te encuentras con un oso, el miedo hará que esperes para salir del lugar en el que te has resguardado. Así que, los sentimientos tienen un papel relevante en nuestra motivación cuando se producen anteriormente emociones.

Teniendo en cuenta que nuestra idea inicial a la hora de abordar este tema era que: no somos capaces de entender las emociones sin nuestro cuerpo, hemos descubierto que a lo largo de la historia hay autores que piensan como nosotros y otros que difieren.

Pero ¿Qué componentes son los más importantes para entender las emociones?

Está claro que hay componentes corporales que ayudan a que nuestro cuerpo y nuestra mente comprenda las emociones, autores como James (1884) defienden que es imposible entender la emoción sin atender al componente corporal que destapa dicha emoción pero avanzando en la literatura sobre este tema nos hemos dado cuenta de que como las teorías de James nuestra idea era errada. Autores como Damasio (2005) nos hablan de cómo puede haber una activación emocional sin una manifestación fisiológica producidas por nuestras neuronas espejos, como por ejemplo: cuando vemos a alguien llorar; sentimos el estado emocional de tristeza pero no ejercemos una manifestación a nivel fisiológico.

Aun así, seguimos pensando que el cuerpo juega un papel fundamental en la representación de emociones, porque aunque no se de un patrón efector de la emoción fuerte o de manera tangible como ocurre cuando experimentamos nosotros la emoción, si que se dan pequeños movimientos como una función comunicativa consigo misma y con el entorno, favoreciendo así una homeostasis social y personal.

Pereira Restrepo, S. (2019). Emociones, intencionalidad y racionalidad práctica. William James y Antonio Damasio. Ideas y Valores, 68 (170), 13–36.

Jose Martinez, MARTA GÓMEZ GÓMEZ, Rafael García

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