Reconciliarse con una misma.

Ejercicio de Mindfulness

Hoy día vivimos en un continuo estrés, un mundo donde más quisiéramos nosotros tener la solución para que nuestros problemas no nos afectasen. Esos problemas que tanto nos duelen, nos atormentan y nos perturban. Pero esa pócima mágica, la cual nos haría inmunes a todos de sufrir dolor, no existe. La única solución nos la podemos dar nosotros mismos.

Haciendo una reflexión de cómo realizar la actividad, simplemente pensé en mí. En mis problemas más relevantes y elegí uno y decidí dejarme llevar.

En ese momento comenzaron a llegar muchas sensaciones a mi cuerpo, a medida que más profundizaba en mi problema, más nombres le iba poniendo a mis sentimientos. La ira se concentraba en la barriga, revoltosa dando vueltas y apretando la boca del estómago queriendo salir. El estrés se concentraba en mi espalda y hombros, como si llevara algo a cuestas que necesitara soltar. La tristeza estaba en mi cara, todo mi conjunto facial expresaba melancolía. La ansiedad, como olvidarnos de ella, la cual hacia que mi respiración fuese irregular y hasta a veces entrecortada. El nerviosismo era fácil de identificar, me recorría todas mis extremidades y hacía que las moviera sin mucho sentido.

Después de todo eso pensé ¿y ahora qué? ¿Continúo sintiéndome así cada vez que se me presente el problema? ¿Me vence? ¿Lo afronto? No me dejé llevar por la vía más fácil, por lo que elegí la difícil, por lo que tendré que: arriesgar, afrontar y aceptar.

La verdad, de esta técnica lo que más destacaría es el hecho de pararse uno consigo mismo a conversar y a analizarse. Como ya he dicho antes, muchas veces nuestro tiempo se lo dedicamos a cosas ajenas a nosotros que nos pensamos que son importantes pero, nos equivocamos. Una mente y cuerpo libre, vuela lejos sin necesitar el empujón de nadie.

--

--