REFLEXIÓN ACERCA DE LA LECTURA PRAGMÁTICA DEL LENGUAJE.
Como hemos podido comprobar tanto en la lectura correspondiente, como en la clase teórica, el análisis pragmático de las máximas conversacionales se vincula principalmente con Paul Grice, quien argumenta que toda interacción lingüística debe seguir un Principio de Cooperación, donde se trata de analizar los distintos mecanismos pragmáticos que intervienen en dicha interacción.
Sin embargo, para poder conseguir esa cooperación bidireccional, es necesario identificar los siguientes aspectos en la comunicación: las máximas incumplidas y/o aquellas que regulan el diálogo; y un registro de información no verbal.
En toda comunicación debe de respetarse el Principio de Cooperación, aunque como ya hemos analizado en clase, esto no siempre se cumple y, por tanto, suelen aparecer en los diálogos cotidianos el incumplimiento de ciertas máximas conversacionales. De hecho, considero que la violación de este fenómeno ocurre en nuestro día a día con mayor frecuencia de la que somos conscientes. Desde mi punto de vista, considero que nuestra comunicación diaria está plagada de ambigüedades, frases sin sentido o conexión, falta de implicación por parte de alguno de los participantes en ella, etc. Para analizar y reflexionar acerca de este tema, voy a ponerme a mí misma y a mi forma más frecuente de dialogar como ejemplo. Mi intención principal es vincular el uso de suposiciones y sarcasmos entre otras cosas, con las máximas conversacionales vistas en clase.
Algo que suelo utilizar yo muy a menudo son las preguntas retóricas, tales como: ``¿Quién me mandará a mí hacer tal cosa?´´ o ``Si es que ¿a quién se le ocurre hacer eso?´´. En este tipo de preguntas la conversación no fluye con normalidad, dado que somos nosotros mismos quienes nos respondemos y no hay una segunda intervención por parte externa.
Otro aspecto que empleo a menudo en mis conversaciones es el uso de ironías, como por ejemplo: ``vaya, no me había dado cuenta, fíjate qué casualidad´´ o -``¿Te importa si dejo al niño contigo hoy?´´ -``sí claro, y te lo crío yo también si quieres´´. El uso de ironías está muy relacionado con la violación de la máxima conversacional de calidad, la cual hace referencia a la importancia de aportar información veraz en una conversación.
Una ejemplificación de incumplimiento de la máxima de modo que llevo a cabo con gran frecuencia es a través del uso de metáforas para responder a una pregunta formulada. Esta máxima conversacional hace referencia a la importancia de presentar la información de forma breve y clara, evitando así posibles confusiones o ambigüedades. Esto puede observarse de forma clara con el siguiente ejemplo: -``¿Tienes un euro para prestarme?´´ -``ni que fuese yo el banco de España´´. Otro ejemplo de la violación de esta máxima se corresponde con el uso de frases inacabadas tales como: -`` ¿Sabes cómo se llama la calle en la que estamos?´´-`` Sí´´. En este último ejemplo, podemos observar que el diálogo no es fluido ni se responde a lo que la otra persona espera escuchar.
Algo que desde mi punto de vista también solemos hacer todo el mundo, es realizar suposiciones como: ``por lo que han comentado en clase supongo que la tarea es para mañana´´ o ``soy alérgica al pelo de los animales´´, por lo que suponemos que esta persona no tendrá mascotas en su casa. Considero que las presuposiciones están vinculadas principalmente con el incumplimiento de la máxima de relación, la cual hace referencia a la importancia de que la información proporcionada sea adecuada al tema de conversación.
Además, somos conscientes de que en toda comunicación existen implicaciones que no tienen por qué ser meramente verbales. Todos solemos hacer un uso frecuente de expresiones faciales, gestos, afirmaciones o negaciones corporales, etc, los cuales también tienen un importante papel en la correcta comunicación.
Tras leer la lectura y analizar todo lo mencionado anteriormente, me lleva a reflexionar acerca de la importancia que tiene el hecho de que se dé un diálogo basado en el Principio de Cooperación, la comunicación fluida y bidireccional y el cumplimiento de todas y cada una de las máximas conversacionales presentes en la teoría de Paul Grice.
