Salir del armario cada día.

En la anterior publicación, hablamos de cómo aunque antes la vestimenta era un claro componente diferenciador de sexo-género (entendiendo que tiempo atrás esto iba ligado) que potenciaba los estereotipos para unos y para otros, hoy por hoy vemos que las divisiones estéticas ya no se rigen por los mismos patrones que hace unas décadas y cada vez estamos más alejados de esa premisa, buscando, aparte de la comodidad a la hora de vestir, prendas cada vez más parecidas incluso que llegan a ser unisex.

Surgen de esta forma, las controversias de sexo-género y vemos cómo el binomio de sexo hombre/mujer cada vez tiene menos valor en el mundo de la moda o se modifica expresándose de diferente manera a través ya no del sexo, sino de los roles de género y la identidad. Podemos denominar a este fenómeno como “Genderless”; una modificación al término unisex que se encontraba tan acuñado en los ochenta y que hemos comentado en anteriores publicaciones. Genderless significa “sin género” y defiende que hombres y mujeres puedan vestirse con cualquier prenda que deseen, sin importar que fueran enfocadas hacia el público masculino y femenino. Para algunos este término va en camino de la lucha por vivir cada día con menos limitaciones y con lo que tenemos permitido ser o no, y tiene como filosofía apostar por una moda que aboga por la identidad personal y funciona en cuanto que es cada individuo con su personalidad y su forma de expresarse quien otorga el género a esas prendas.

Encontramos, por otro lado y dentro de esta línea el término “Crossdressing”: Hombres a los que les gusta vestirse de mujer y se animan a sacar del ropero su lado femenino y se expresan como tal, pero eso sí, sólo por un rato. Por tanto, el éxito de la identidad más bien depende no sólo de las prendas elegidas, sino fundamentalmente de la reacción que provocamos en los otros y de la manera en que nosotros mismos percibimos nuestra propia imagen. Crossdressing significa cambiar de vestuario y nada tiene que ver con las tendencias sexuales de cada uno como muchos pueden imaginar. Así, teniendo en claro que provocamos reacciones en los otros, nos surgió a través del conocimiento de esta tendencia preguntas con una variable añadida: La orientación sexual: ¿Dónde queda, aparte de la identidad de género, sexo y vestimenta, la orientación sexual en todo esto? Y ¿Cómo podemos con la ropa hacer inferencias en esta? Haciendo un análisis damos por sentado que una de las muchas funciones esenciales de la vestimenta es la de realizar interferencias sobre nuestra orientación sexual, surgiendo controversias si nuestras predicciones no se cumplen, pero, ¿Por qué surgen estas controversias? y ¿Cuál es la causa de la incomodidad social cuando no vemos concordancia con lo que vemos y esperamos? Creemos, como hemos comentado antes, que una función esencial de la ropa es predecir; el no predecir nos crea inseguridad, y como se ha visto que la ropa tiene un peso en esa primera impresión queremos que la gente actúe acorde a ello que se espera de ellos, ya que si esto no ocurre, nuestras supuestas predicciones entran en conflicto y no nos sentimos seguros para actuar. Por ejemplo, a la mujer hetero se le pide que sea femenina y a la homosexual se le pide poca feminidad, que se aprecie lo masculino. O incluso dentro del propio LQTBIQ+ hay conflictos a la hora de interpretar su orientación, como por ejemplo ocurre en las lesbianas tipo “Femme” al contrario de Butch” (que serían las que tienden a mostrar la masculinidad mostrada por una mujer y que sería la imagen tradicional que muchas personas entienden por “lesbiana” pero nada más lejos de la realidad), las tipo Femme representan a las mujeres que se visten de forma femenina y muchas se ven inmersas en un conflicto diario cuando la gente no acierta en su orientación sólo porque no cumple con lo esperado de una lesbiana.

Si seguimos las premisas que en los anteriores post comentamos y que tomamos como objetivo final y es –el que nos alejemos cada vez más de ese componente diferenciador y que no nos sintamos obligados a actuar según el estereotipo de cómo tiene que ser su género y por ende su orientación — nos enfrentamos de igual forma a esas personas que SÍ que quieren dar de forma consciente tal tipo de información al público, como es el caso de una amiga cercana que comenta que “tiene que salir del armario cada día”. Ante esta encrucijada, en el siguiente post daremos a conocer su casa y la ayudaremos específicamente dándole premisas a la hora de vestir con los puntos claves para que pueda dar a conocer su orientación pero sin perder su estilo.

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