El “yo narrativo” en relación con “el ego y la esencia”.

Melibea
4 min readJan 16, 2024

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Según la teoría narrativista de Daniel Dennet, las personas desarrollan una narrativa interna o historia que les ayuda a construir su identidad, el “yo”. El autor cuestiona la idea convencional de un yo unificado y constante (el “yo” como único y coherente), proponiendo en su lugar una comprensión más fluida, un conjunto de “yoes narrativos” que surgen dependiendo del contexto y situación.

Los elementos más relevantes de esta teoría serían:

1. Agencia narrativa: Las personas somos agentes activos de la construcción de nuestra propia historia, tenemos el poder de elegir cómo va a ser esa narrativa personal.

2. Temas centrales: Son los patrones o temas recurrentes de la narrativa personal de la persona, a los que mayor importancia le otorgamos.

3. Personajes: Figuras significativas o simbólicas para cada persona.

4. Transiciones y eventos cruciales: Se refiere a eventos importantes para nosotros, como nuestra boda, el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, nuestra graduación…

5. Coherencia temporal: Darle sentido a la experiencia de nuestra vida siguiendo el orden cronológico de la vida.

6. Finalidad y propósito personal.

En esta entrada no he podido evitar comentar la relación que considero que existe entre esta teoría y un tema sobre el que últimamente he escuchado mucho y del cual he hecho un aprendizaje a nivel emocional e intrapersonal muy importante, qué es el ego y qué es la esencia. Quería comentarlo con vosotros, los lectores, y así podáis también reflexionar sobre el tema y quizá, también estéis en un momento vital en el que indagar sobre esto os traiga tanto beneficio como a mí.

El ”ego” es ese juez que guía nuestra vida y nuestras decisiones en piloto automático. Para que podamos entenderlo bien, lejos de la creencia popular que tenemos sobre el ego, que sería alguien que consideramos prepotente o soberbio, el ego es tu personaje que te has ido creando de tu “yo” con la información externa que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, es como si nos hubiéramos puesto una máscara para sobrevivir en sociedad. Éste está compuesto de creencias de los demás que hayan tenido sobre ti, etiquetas, experiencias, sociedad, religión…

Tener este concepto claro es muy importante, porque detrás de esa máscara está nuestro verdadero “yo”, esa esencia pura con la que nos identificamos.

Os pongo un ejemplo:

Soy una persona a la cual siempre le han etiquetado como “despistada”, por lo que he hecho esa etiqueta parte de mí. Sin darme cuenta, cuando me pedían que me describiera, o tenía un mínimo despiste, siempre decía “es que soy muy despistada”. Tras indagar sobre este tema, me pregunté a mi misma “¿realmente me identifico con esa etiqueta?”, identificando que realmente no me consideraba tan despistada, que yo misma me estaba poniendo ese adjetivo y por ende comportándome así. Al deshacerme de esa etiqueta, he sido más consciente de que únicamente tengo que prestar algo más de atención en una sola cosa y no estar en diez cosas a la vez como solía estar, pero ese hecho no me hace despistada, cuando lo trabajo soy una persona muy centrada, lejos de ese adjetivo que tantos años me ha acompañado.

Si bien es cierto que el ego es importante, y sería imposible no vivir sin esa parte en nosotros, es importante tener consciencia de él, trabajarlo y que no nos maneje él, no perdamos nuestra verdadera identidad, convirtiéndolo en un aliado para vivir en sociedad.

Identificar como somos realmente, qué etiquetas son las que realmente nos identifican y cuáles son las que llevamos colocadas por el exterior y potenciar nuestro verdadero ser nos aportará mucho amor propio, crecimiento personal y bienestar, alejándonos de sentimientos tan desagradables como la envidia, la culpa, la autoexigencia que nos proviene de ese ego incontrolado.

Retomando el tema de la lectura, la teoría del “yo narrativo”, considero que esos “yoes” son un símil del ego. Por eso no somos siempre igual, por eso cambiamos según el contexto o la compañía con la que estamos, ya que dependiendo de qué situación tengamos delante, tendremos que sobrevivir socialmente de una manera u otra. Por ejemplo, ese “yo” en una entrevista de trabajo importante, un ego más centrado y quizá oprimiendo ciertas partes de tu personalidad más infantiles, nos acerca a conseguir ese trabajo deseado. Y como he mencionado anteriormente, esto es necesario, los diferentes “yoes” son los que nos permite convivir en contextos totalmente diferentes, pero no nos olvidemos nunca de nuestra verdadera esencia, y que en cada “yo”, haya siempre una parte de ti, algo que te identifique, tu propia energía.

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