SESIÓN MOVIMIENTO VITAL EXPRESIVO PARTICIPANTES CON DOLOR

Lucía Menvielle
Psicología del Lenguaje — ugr
4 min readJan 20, 2020

El pasado 16 de diciembre, unos compañeros y yo realizamos en clase la puesta en práctica del “Movimiento vital expresivo”. Para quien no pudo asistir y no sepa lo que es, les dejo aquí los dos post que publicaron mis compañeros pre y post sesión.

Tras las buenas sensaciones que sentimos realizando la sesión y ver, además, la buena aceptación que tuvo, decidimos realizar una sesión similar con personas que tuvieran un dolor prolongado en este momento. De esta manera, podríamos comparar las sesiones y acercarnos un poco más a comprobar su funcionamiento.

Para ello, nos reunimos en la facultad el día 15 de enero mis compañeros Nacho, Mercedes, Benjamín y yo, junto con 5 voluntarios a participar que presentaban dolores principalmente en las zonas del cuello y espalda. Las malas posturas a las que nos habituamos en épocas de exámenes, junto con el estrés y la tensión corporal que esto nos genera, son causas principales del dolor en la espalda y cervicales.

Lo primero de todo, ya que no nos conocíamos entre nosotros y para crear un ambiente mejor, fue presentarnos y dar voz a esos dolores que cada uno individual presentábamos. Esto nos iba a ayudar a ser conscientes y trabajar sobre ello. Seguidamente, empezamos con el primer ejercicio:

En este caso, decidimos mantener la misma canción ya que pensamos que es ideal para nuestro objetivo: conseguir sacar la parte más primitiva y natural de nosotros. Se trata de nuestro lado más animal.

Como añadido, decidimos usar esta canción para generar en los participantes sentimientos de grandeza, que a través de los gestos y movimientos fueran “creciéndose” y soltando el cuerpo. Al terminar señalaron encontrarse ya más estimulados y con ganas de continuar.

Con la siguiente canción, buscábamos que los participantes se sintieran libres y cómodos. Fueron invitados a moverse por toda la sala, gritar, cantar, dar palmas,… la idea era escuchar nuestro cuerpo y no cohibirlo. Después de este ejercicio pudimos ver como se empezaban a encontrar más en sintonía con el ejercicio y comenzaban a liberarse.

En este momento, nos sentamos en el suelo con la intención de volver a conectar con la tierra, conseguir una conexión entre nuestro cuerpo y nuestro entorno. Ahora nos teníamos que centrar en nuestra respiración, nuestra propiocepción, conectar nuestra mente y cuerpo y fijarnos en qué sentíamos y cómo lo sentíamos.

Antes de continuar, aclaro que al final de cada canción preguntábamos cómo se sentían en ese momento y si notaban algún cambio. En este caso, pudimos ver como muchos de los dolores empezaban a acentuarse y a ser conscientes de ello.

Después del momento íntimo con la canción anterior, volvimos a una mayor activación del cuerpo. Los participantes señalaron encontrarse mucho más activos y con un cambio notorio en comparación con el anterior ejercicio.

Con esta canción, al igual que en la sesión hecha en clase, buscábamos la expresión más somática de nuestro dolor. Intentar, a través del movimiento corporal, expresar aquello que sentimos. La idea era centrarnos sobre todo en la zona que sentíamos dolor y trabajar sobre ella, controlando siempre el límite hasta el que sabemos o sentimos que podemos llegar.

Volvemos a liberarnos. Movernos al ritmo de la música. O no. Volver a conectar con el entorno de una manera más fluida. Tras esta canción presentaron un aumento de la activación corporal.

Como última canción, pero no último ejercicio, decidimos esta ya que el mensaje que transmite es muy liberador y es lo que intentábamos plasmar. Liberarnos de aquello que nos pesa, nos persigue o acompaña. Deshacernos simbólicamente de ese dolor, interno o externo para poder sentirnos más libres.

Los participantes indicaron encontrarse mucho mejor que al inicio de la actividad, al fin y al cabo, poder dedicarse a uno mismo un par de horas en una época en la que creemos que no tenemos tiempo para nada nos es muy sanador.

Por último, terminamos la sesión con el masaje por parejas explicado ya en el post de mi compañera. Una vez acabado, volvimos a preguntar cómo estaban y qué les había parecido el movimiento expresivo. Todos salimos muy cómodos y contentos con el resultado, de lo que sacamos la conclusión que, pararnos a pensar en qué sentimos, cómo y buscar una manera de expresarlo, en este caso el dolor, no ayuda a pasar el primer paso para sanarlo.

En nuestro día a día, pasamos muchas cosas por alto y no somos conscientes de ello. Muchas veces, el sufrimiento es una de esas cosas. El movimiento expresivo es una forma muy útil de hacerlo, pero si no lo consideras así, te invito a que pruebes otra. Existen múltiples formas de arte para expresar lo que sentimos, y tú, ¿cuál usas?

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