Sex Education una serie reveladora

Raquelsillerof
Psicología del Lenguaje — ugr
9 min readDec 22, 2021

Sex Education narra las historias y dificultades a las que se enfrentan una serie de adolescentes de un instituto de Inglaterra llamado Moordale. Trata todos aquellos temas que siguen siendo tabú actualmente, así como el sexo, el aborto, el vaginismo y la identidad sexual, entre otros. La trama empieza con Otis, un adolescente considerado como “bicho raro”. Su madre es sexóloga y por ello, Otis tiene un gran conocimiento respecto al tema. Saca provecho de sus conocimientos y monta junto con Maeve, una compañera de clase, una clínica donde sus compañeros y compañeras pueden acudir para pedir consejos sobre sus variados problemas. Esto convierte a la serie en una base para la educación sexual de jóvenes y adultos, ya que es una clara reivindicación de conceptos que se deberían enseñar en las clases, pero que por desgracia nunca nadie los explica.

En este post hemos considerado importante e interesante analizar dos personajes de la serie de Sex Education. Creemos que tienen una alta relevancia para la serie y para los valores que transmite ésta, además de tener una relación con nuestras anteriores publicaciones (puedes encontrar los links directos al final de esta publicación).

Eric Effiong (Ncuti Gatwa) es el mejor amigo de Otis. Para describir el desarrollo de este personaje, queremos analizar principalmente su concepción personal del hombre y la relación de su orientación sexual con la religión, así como con su familia, particularmente visible en los diálogos entre Eric y su padre.

Eric Effiong

En nuestra sociedad actual no encajar en las normas subjetivas o concepciones sobre cómo debe comportarse una persona en función a su género conlleva pagar un alto precio. Sin embargo, Eric demuestra estar dispuesto a pagarlo, como se muestra en este fragmento:

Aquí queda claro que el padre de Eric se siente orgulloso de haber conseguido integrarse en un nuevo país con una cultura totalmente diferente (comparada con la suya nigeriana), pero no sin haber luchado y sufrido para lograrlo. Por un lado, intenta enseñar a Eric a ganarse el respeto y a “endurecerse” con los demás, pero por otro lado, deja de lado su convicción de que tienen que adaptarse a sus nuevas circunstancias. El resultado es una mezcla entre un intento de ostentar una sensación de seguridad sólo aparente y simbólica, y un sutil sentimiento de frustración por seguir sin sentirse bien y cómodo. Esto hace que Eric capte señales incoherentes en sus dictados, y por tanto se sienta confuso y desestabilizado en su interpretación de los mismos.

Con respecto a su propia fe religiosa es interesante, incluso en paralelo al artículo anterior sobre “Mi tio Frank”, resaltar cómo su familia inculcó en Eric la creencia de que ser homosexual no está aceptado por el mundo de la religión cristiana a la que pertenecen, y como respuesta inmediata, él llega a definirse como no creyente. Sin embargo, a medida que va madurando, y en particular a través de su encuentro con un hombre encantador que también es homosexual, Eric se da cuenta de que la homosexualidad-religión no es necesariamente un oxímoron dicotómico, y que es su apertura a la religión lo que realmente importa, y no al revés.

Es palpable la transformación que se produce en este chico, principalmente durante la primera temporada de la serie, en cuanto al ideal de “hombre maduro y responsable”, que inicialmente está influenciado por los principios culturales y religiosos de su familia, pero que Eric consigue moldear gracias a sus propias experiencias y personalidad:

Un ejemplo de cómo el concepto de hombre maduro es tergiversado por los miembros de la familia de Eric se encuentra en las expresiones de su padre cuando le encuentra maquillado y vestido de mujer en su habitación junto a su compañera Lily: “¡Es hora de que crezcas! ¡Consigue un trabajo, asume responsabilidades! Así verás cómo es el mundo real… ¡Y quítate esto antes de que te vea tu madre!”. En otras palabras, la forma en que Eric expresa su identidad y orientación sexual es considerada por sus padres como una especie de actividad lúdica e infantil, por lo que el padre le reprocha su falta de madurez y responsabilidad, y le ordena que se desmaquille antes de que la madre pueda sentirse humillada por esa visión. Sin embargo, sus deseos van en contra de estos cánones estéticos y culturales dominantes, no es una cuestión de apariencia, sino de identidad y expresión. Así pues, podemos observar cómo transmite su verdadera identidad a través de su cuerpo, apariencia y estética haciendo un gran uso del lenguaje visual.

Eric Effiong y su amiga Lily

En conclusión, como se puede ver en el clip de abajo, este personaje hace una transformación, gracias a un aumento gradual de la autoconciencia y la autoestima, de una situación de cerrazón e inhibición a una relajada y orgullosa de su orientación sexual, y consigue mostrar incluso a su padre que esta es la forma en la que quiere seguir viviendo, porque es la que le permite expresarse por lo que realmente es.

En la tercera temporada aparece un personaje que consideramos clave y que se relaciona con la anterior publicación sobre La Chica Danesa. Su nombre es Cal Bowman y es una persona no binaria, es decir, no se define como mujer ni como hombre. En la serie no tarda en aclarar que su pronombre es elle (en inglés they). Quiere que se refieran a su persona con pronombres neutros. El lenguaje inclusivo para las personas no binarias es una tema de debate actual que se abordará con más detalle en el siguiente post.

La primera vez que Cal se presenta como persona no binaria.

El hecho de que aparezca una persona no binaria en la serie es fundamental, pues prácticamente nunca antes había aparecido un personaje con tal identidad. Se pueden contar con los dedos de la mano las series y/o películas donde aparecen personas no binarias. Por eso consideramos, de gran importancia la aparición de Cal en Sex Education, además, de ser muy necesario.

Cal tiene que enfrentarse a las dificultades y burlas expresadas por sus compañeros y compañeras de instituto quienes no entienden el concepto de identidad no binaria. Pero quien realmente ejerce una represión hacia elle e intenta ocultar su verdadera identidad es la nueva directora Hope. El mayor deseo de Hope es imponer orden al instituto, pues en la anterior temporada, fue conocido como el instituto del sexo tras un brote de clamidia y una obra de teatro sexual. Así que su principal objetivo es limpiar su nombre y convertirlo en un centro con una alta reputación. Pretende retroceder décadas la progresista visión sexual y humana presentes en el instituto antes de su llegada. Nos presentan a Hope como una persona muy disciplinada y con una mente rectilínea. En sus intentos por imponer orden obliga al alumnado a vestir un uniforme, se prohíbe el pelo teñido, los piercing, se tapan todos los grafitis y destruye un baño abandonado donde los alumnos y las alumnas acudían con regularidad.

El hecho de que se derribe el baño abondado obliga a Cal a vestirse en el vestuario de chicas siendo esto una situación incómoda para elle, ya que se expone a las miradas de las demás compañeras quienes se ríen y juzgan porque lleva un top que oculta sus pechos.

Cal viste con ropas anchas evitando mostrar la silueta de su cuerpo, por esa razón, nunca viste “correctamente” el uniforme impuesto por la nueva directora. Hope le obliga reiteradas veces a que vista el uniforme de chicas que es el que le corresponde. Elle le comunica que no piensa ponerse una falda y opondrá resistencia durante toda la serie. En una de éstas, intenta ponerse un uniforme destinado a los chicos pero que se ajusta más a su cuerpo, podemos ver en su expresión facial como siente incomodidad y frustración por ir en contra de sus principios y deseos, además, coloca su mano en el pecho mostrando una sensación de ahogo y presión. Finalmente decide ponerse una sudadera encima, lo que hará enfadar a Hope.

Hope en un intento de disciplinar al alumnado del instituto de Moordale organiza unas charlas sobre educación sexual. Divide estas clases en chicos y chicas. A ellos se les imparte homofobia y miedo a las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) y a ellas pánico al dolor del parto como una consecuencia inevitable del sexo. Intenta generar miedo sobre las relaciones sexuales, además, de imponer una idea de que la función del cuerpo de toda mujer es el embarazo. Por lo tanto, el sexo se destina a la reproducción y no a una actividad placentera y natural en la mayoría de las personas. Se observa como Hope tiene una mentalidad tradicional y conservadora que pretende eliminar cualquier diversidad. En estas charlas Cal le pregunta a Hope sobre dónde debe ir, pues no se define como hombre ni como mujer. La directora le dice que debe acudir a la clase destinada a las chicas, pero elle se niega, pues no se identifica como mujer. En una desesperada conversación por hacer entender su identidad a Hope decide abandonar.

A pesar de toda la represión sentida por parte de Hope, Cal siente un gran apoyo en Jackson, amigo y compañero de clase. Entre ellos acaban surgiendo sentimientos y sienten que se gustan. Él respeta totalmente su identidad como persona no binaria, el problema es que no sabe cómo manejar la situación. Aquí se vuelve a mostrar el gran desconocimiento sobre la identidad no binaria. El problema está en que ve a Cal como una chica y le atrae como mujer. Cal es consciente de eso, y por esa misma razón, decide romper con la relación y quedar únicamente como amigos. Además, necesita primero conocerse por completo a sí misme, así que no se ve capaz de cargar con las dudas de Jackson.

Es un personaje muy revolucionario y totalmente necesario. Tenemos muchos más conocimientos y tolerancia hacia la homosexualidad, bisexualidad e incluso transexualidad. Sin embargo, no tenemos prácticamente consciencia sobre las personas no binarias. Nuestra sociedad se empeña en categorizar a las personas en mujer-hombre. Una concepción binaria que nos acompaña desde hace siglos como pudimos ver en el post dedicado a la película La Chica Danesa. En el momento, en que alguien transgrede con la concepción binaria de los géneros sentimos una confusión, pues no concebimos que alguien no pueda identificarse como mujer ni como hombre. Lo mismo pasaba con la Chica Danesa, ella transgrede con su identidad de género y por ese motivo es castigada, rechazada y tachada como loca, atribuyéndole una psicopatología. Actualmente, por suerte, las personas no binarias no son tratadas de tal manera, sin embargo, la sociedad las discrimina continuamente. Esto se puede observar con el lenguaje. Las personas no binarias se refieren a elles mismes con pronombres neutros. Gran parte de la sociedad considera que es innecesario o que es una tontería, limitando así el lenguaje en género masculino o femenino. Esto es una forma de discriminación. Deberíamos plantear un lenguaje inclusivo en el que todas las personas se sientan representadas e identificadas. Siempre se ha dicho que la lengua está viva y que puede sufrir cambios, pues este podría ser el siguiente. ¿Por qué no preguntamos a las personas que no conocemos cómo quieren que nos refiramos a ellas/ellos/elles? ¿Por qué esa necesidad de colgar a todas las personas la etiqueta de hombre o mujer? El mundo sería más justo si nos escucháramos y nos intentáramos adaptar a las distintas realidades que muestran las personas. Y para ello el lenguaje es una herramienta fundamental e imprescindible pues es la manera de crear y nombrar la realidad.

Riccardo Gislon, Israe Moeniss, Sofía Trullén Aznar, Raquel Sillero Fortes

Links a nuestras anteriores publicaciones:

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