“Si todo el tiempo te estás refiriendo a la masa como algo masculino, afecta a tu percepción ”
El lenguaje sexista devalúa a un género en particular, promueve en la mayoría de los casos la superioridad masculina. Por tanto, es desigual y el genérico masculino es una prueba de que existe una “masculinización del lenguaje” (los empresarios, los profesores, los alumnos, los políticos…).
El género no es una simple categoría gramatical arbitraria e inconexa con la sociedad y la ideología, sino que, por el contrario, es una categoría semántica en relación con su contexto.
“Si hay un sexismo lingüístico es porque seguramente se mantiene un sexismo social guiado por el patriciado muy instalado como sistema de dominación profunda”.
Desde el comienzo de las sociedades, la historia, la ciencia, la filosofía…, iban de la mano de hombres, de ahí, que desde el principio sólo se apelase al género masculino. Sin embargo, con el tiempo la mujer fue creciendo y consiguiendo ocupar casi el mismo puesto en nuestros días, sin embargo, esto no ha sido reflejado en nuestro lenguaje. Nuestra PERCEPCIÓN de cómo vemos el mundo se mantiene intacta.
La ocultación femenina es lo que sí se ha prolongado durante siglos. Lo podemos ver en diferentes ejemplos como:
- Aceptarse como “natural” la preponderancia y mayor relevancia del varón sin ponerse en tela de juicio: hombres y mujeres, padre y madre, hermano y hermana…
- En la escritura, la mujer es ubicada en segundo lugar, en una segunda categoría. Podemos observarlo en algunas definiciones: Alcalde -desa. “Primera autoridad de un municipio”. El femenino es alcaldesa / Edil. “Miembro de una corporación municipal”.
Hoy en día instituciones y academias de la lengua NO nos ayudan a buscar una solución a este gran problema. Sin ir más lejos, la Real Academia Española de la Lengua, viene censurando la idea del desdoblamiento del sustantivo en su forma masculina y femenina — los ciudadanos y las ciudadanas — debido a la falta de economía y simplificación. Como consecuencia, si no se acepta este desdoblamiento y se defiende el falso genérico, se cae en el riesgo de seguir fomentando la evidente invisibilidad de las mujeres.
¿Qué se ha hecho hasta nuestros días?
Hace 20 años la Unesco propuso hablar de “niños” y “niñas” en vez de apelar al masculino genérico. Sin embargo, esto plantea otros serios problemas ya que quedan excluidas las personas que no se sienten dentro del género masculino/femenino.
No sólo nuestra lengua es desigual, sino que, además, tiene un carácter binario que visibiliza solamente a dos grupos dejando al margen otras identidades de género.
USO DE LA “E”: ¿Cómo ha ido evolucionando su uso?
Primero apareció el “@” (tod@s/chic@s), surgiendo después la “X” (todxs/chicxs). Pero con el tiempo esto llevó a problemas al utilizarlo en el lenguaje hablado, ya que ni la X ni la @ se pueden pronunciar. Es así como apareció la E (todes/chiques)
Su funcionamiento es bastante sencillo, consistiría en cambiar la “O” y la “A” por la “E”. Y seguir ciertas normas:
- Si la palabra femenina termina en A y el masculino no termina en O, simplemente se cambia la letra A por E. (Nena o nene)
- Si la palabra masculino coincide con la forma neutra queda como está y se le sume un adjetivo o pronombre sin género (les nenes)
- Ante una palabra indefinida como “valiente” o “cantante” no hace falta modificar. Simplemente cambiar los pronombres (ellos/ellas por elles).
El idioma refleja, en buena parte, la sociedad patriarcal que todavía nos rodea. Con el tiempo la lengua avanza y es independiente. Esta tiene que ir cambiando a medida que los progresos sociales se van concretando en realidades para toda la población a la vez que, este desarrollo se va interiorizando a través del proceso de socialización. Organismos como la RAE son quienes deben adaptarse y evolucionar en esa dirección.
La clave es aplicar fórmulas lingüísticas que permitan generar discursos más integradores, y para ello, es esencial un uso no sexista. Se trata de un lenguaje incluyente que en sí mismo abarque otros conceptos y aspectos relacionados con la cultura, ideología, religión, etc.
La propia lengua posee recursos antisexistas que están a nuestra disposición para evitar incurrir en el sexismo lingüístico. Adquirir estos nuevos hábitos requiere de esfuerzo, pero sobre todo voluntad. Tomar consciencia de la importancia de utilizarlos para contribuir así a generar una sociedad más justa e igualitaria y, sobre todo, llevarlos a la práctica en cualquier ámbito de actuación.
El lenguaje inclusivo viene a mostrar un lenguaje más justo, que no excluye ni oprime a ningún grupo de la sociedad. Tuvo su auge gracias a los movimientos feministas basándose en la “teoría queer”: conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas que sostienen que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales no están esencialmente inscritos en la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construcción social, variando en cada sociedad.”
La importancia del lenguaje inclusivo radica en nuestra percepción de cómo vemos el mundo, en la codificación y categorización de los elementos en la sociedad. Se trata de una transmisión de significados culturales y sociales que se ven integrados inconscientemente en nuestro DIÁLOGO INTERNO.
Referencias
Franco, M. T. B. (2013). El uso del lenguaje no sexista como herramienta para construir un mundo más igualitario. Vivat Academia, (124), 79–89.
https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_queer
http://www.mujerpalabra.net/pensamiento/lenguaje/lenguaje_inclusivo.htm