Sobre no aceptar el perdón III

Paola Guillon
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readJan 21, 2021

Sobre cuando y por qué no se acepta el perdón: ejemplo real analizado desde el punto de vista de la pragmática y las máximas griceanas.

En un ejemplo real y personal, estábamos en casa mi hermano y yo jugando a la Play sentados en el sofá, él estaba recostado hacia atrás y yo apoyada en mis rodillas inclinada hacia delante. Él se estaba quedando dormido y yo no me di cuenta, en ese momento fui a darle el mando porque me levanté a por agua y al girarme y echarme hacia atrás para dárselo, le di con el codo en el brazo y se asustó y se despertó. Le pedí perdón diciéndole: “uy, perdona, no sabía que te estabas durmiendo, lo siento”, pero la cara que puso me pareció muy graciosa y me reí, pero como me estaba riendo se cabreó y me dijo: “eres muy bestia, no tienes cuidado con nada”.

Seguramente se enfadó más porque él esperaba que le pidiese perdón sin reirme y siendo muy sincera e igual por haberme estado riendo no lo quiso aceptar. Del mismo modo, podemos ver que las máximas griceanas que no se cumplen son la de calidad, ya que al haber risa por parte de la persona que pide perdón, la otra persona puede interpretar el mensaje cómo falso, es decir, le faltaría veracidad al mensaje, también se incumple la de modo, ya que se puede dar un mensaje ambiguo al pedir perdón riendo. Cuando se pide perdón es porque nos sentimos mal por algo que hemos hecho y esto se contradice con la risa, ya que ésta aparece cuando nos encontramos bien y estamos felices.

Una forma de haber podido solucionar este problema es haber pedido perdón con seriedad, sin risa y de verdad demostrando que había arrepentimiento por el daño causado.

Photo by Brett Jordan on Unsplash

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