Sobrediagnóstico en el espectro autista

Una de mis preocupaciones acerca del uso de las etiquetas es el sobrediagnóstico que actualmente se da en las consultas, en este post me centraré en el caso del espectro autista.

El hecho de que cada vez el espectro del autismo englobe más síntomas hace que se diagnostiquen casos de autismo con más frecuencia. ¿Es esto del todo acertado? Hay corrientes que defienden el diagnóstico previo para una supuesta mejor intervención a tiempo sin ofrecer una cura total en estos pacientes; mientras que otras posturas proponen esperar a que sea notable cierto déficit en la vida del niño, ya que desde el primer punto de vista cualquier signo de inmadurez o incapacidad del niño a corta edad se consideraría un rasgo autista.

En los últimos años el diagnostico de autismo ha aumentado con creces, este fenómeno resulta controvertido ya que todos los investigadores no están de acuerdo, por lo que se plantea si es un aumento real o no y el motivo por el que puede haberse producido. Tras diversos estudios se llega a la conclusión de que ha aumentado la sensibilización diagnóstica ya que el diagnóstico sólo se basa en criterios clínicos sin encontrar marcadores biológicos que lo avalen. En cuanto a criterios clínicos se refiere, se han ido convirtiendo cada vez en más flexibles, englobando así cada vez más casos de autismo con el sobrediagnóstico que eso supone.

En este vídeo se trata el tema del sobrediagnóstico actual de los niños en el que una psicóloga da su punto de vista. Reconoce que hay muchos casos en los que los padres se alertan de que el niño pueda tener algún problema por no seguir la supuesta línea que deben seguir los niños y acuden al medico para comprobar si realmente tienen dicho problema. La cuestión es que hay bastante riesgo de cometer un error. Así, niños que realmente no padezcan el trastorno y sean diagnosticados, reciben probablemente un tratamiento farmacológico, influyendo en su desarrollo posterior cuando verdaderamente no se corresponden con esa etiqueta ni el proceso que eso conlleva. Además, recomienda tener cautela cuando se diagnostique por el hecho del daño que pueden causar las etiquetas, las consecuencias negativas emocionales que pueden provocarles a lo largo de su vida.

Confiesa que actualmente se ha perdido uno de los objetivos del diagnóstico, es decir, el de preparar una intervención más optima, sino que ahora se utiliza para lidiar con conductas que son disfuncionales temporalmente, diagnosticando de forma errónea en estos casos.

Por último, expresa claramente se deben de trabajar aspectos concretos de cada niño, es decir, cada uno tiene sus dificultades propias que cubrir con la ayuda de distintos profesionales.

En mi opinión, me preocupa mucho los casos que se comentan de niños que puedan encajar de cierta forma en el espectro y que realmente no pertenezcan a él. Me inquieta que pasen por todo el proceso y que reciban hasta tratamientos farmacológicos sin realmente sufrir déficits significativos que requieran dicho tratamiento. Por ello, pienso que las etiquetas en estos casos pueden llegar a hacer mucho daño en la vida de las personas, más aún cuando los criterios clínicos son cada vez más flexibles, encajando así más casos en el espectro.

En el siguiente post mostraré testimonios de personas con autismo acerca de cómo viven su propio autismo, además del punto de vista de los terapeutas y de los padres con hijos con autismo.

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