Somos las historias que contamos
Todos tenemos una historia, una novela donde somos los protagonistas: nuestra autobiografía. Además, todos poseemos un “yo interno”, un objeto abstracto. Ese yo narrativo es el encargado de escribir y crear nuestra propia novela, nuestro mundo. Cuando nos preguntan quienes somos, posiblemente comencemos a narrar nuestra biografía. Al fin y al cabo, somos historias. Nos conocemos a nosotros como una metáfora sobre nosotros mismos, sobre lo que pensamos y lo que hacemos: somos intérpretes de nuestra propia historia. Esto es lo que explicaba Dennet cuando hablaba sobre el yo narrativo.
El autor, afirma que estamos constantemente contándonos nuestra propia historia, nuestra biografía. Incluso cuando encontramos “huecos” en algunas partes de la novela, nos inventamos nuestra historia para poder continuar con ella. Pero este proceso de invención ha de ser coherente. No podemos reconstruir nuestra historia de cualquier manera, sino que es necesario que sea acorde con lo demás. Como dice Dennet: “tratamos de que todo nuestro material se muestre coherente en una única historia que sea buena. Y esa historia es nuestra autobiografía.”
Hay muchas cosas que no sabemos sobre nosotros, por eso nos las inventamos. Incluso a veces rellenamos los huecos de nuestra historia para intentar entendernos a nosotros mismos: ¿Por qué hice lo que hice? ¿Qué sentí al hacer esto? A veces este yo narrativo resulta muy funcional, ya que nos puede ayudar a encajar esa parte del puzzle que faltaba.
En relación a esto, me gustaría comentar una película que he visto recientemente y pienso que es un buen ejemplo del yo narrativo. Se trata de The Tale (2018).
The Tale es un drama protagonizado por Laura Dern, el cual cuenta la historia de Jennifer Fox, una mujer que sufrió abuso sexual infantil cuando tan solo tenía trece años. La película es una biografía sobre la propia directora, la cual cuenta su historia apoyándose en escritos de su yo adolescente. El propio tráiler comienza diciendo: “La historia que estáis a punto de ver es cierta… hasta donde yo sé”.
La madre de Jenni encuentra en su antigua casa una carpeta con distintos escritos, a modo de diario, donde cuenta su relación sexo-afectiva con su entrenador de atletismo. En los escritos, Jenni contaba su relación con Bill, un hombre que le triplicaba la edad. La protagonista escribía sobre su relación con su entrenador con total normalidad, incluso llegando a romantizar la situación, con frases como “él es el único que me valora y sabe lo madura que soy”.
Resulta increíble cómo la protagonista se aferra a la historia de su “yo” adolescente para poder sobrevivir, ya que enfrentarse a la realidad le resulta demasiado doloroso. Jennifer insiste en que no fue abusada, incluso cuando sus seres queridos intentan hacerle ver la realidad. Hay una escena en la que se encuentran Jenni y su madre hablando sobre el pasado, en la que su madre está enfadada porque su hija, en su momento, no le dijo la verdad respecto a su relación con Bill y la Señora G (su amante). Jenni le pregunta: “¿por qué te enfadas tanto ahora?”, a lo que su madre le responde: “¿Por qué tú no te enfadas? ¡Eso me gustaría saber!”.
Jennifer no puede evitar preguntarse por qué no se ve como una víctima. Se encuentra tan confusa que incluso se obsesiona con ponerse en contacto con más chicas que estuvieron con ella en la granja de la señora G, porque comienza a dudar de su propia historia y necesita saber las historias de las demás para compararla.
Cada vez que la protagonista intenta echar la vista atrás para recordar lo sucedido, aparece la Jenni de trece años (se crea a sí misma), y comienza un diálogo entre ellas dos.
En las visitas que lleva a cabo para hablar con las demás compañeras del campamento, se da cuenta de que no fue la única, rompiendo así todos sus esquemas. Ya no era esa niña especial de la pareja de amantes, sino que era una víctima más de abuso. Solo cuando Jennifer escucha las historias de las demás, es cuando por fin entra en razón y se da cuenta de que esa historia que sucedió cuando era una niña, nunca fue así realmente.
Bibliografía:
Dennet, D. C. (2013). El Yo como centro de gravedad narrativa. Logos. Anales del Seminario de Metafísica, 46(0). https://doi.org/10.5209/rev_asem.2013.v46.42862
Tovar, E. (2018, 9 noviembre). The tale: un terrible y crudo abuso sexual. Cine O’culto. https://cineoculto.com/2018/11/the-tale-un-terrible-y-crudo-abuso-sexual/
Arte, E. S. (2018, 5 mayo). The Tale — Tráiler español (VOSE — HD) [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=JAo-6bQPp7o&feature=youtu.be
