Tabúes en la comunicación que afectan a la experiencia sexual — 3a parte
En esta ultima etapa de la vida antes de los primeros acercamientos sexuales, destacaremos varios puntos que veremos a continuación, y que van sesgando y limitando la forma en la que nos comunicaremos tanto con nosotros mismos como con nuestros compañeros sexuales.
Cabe aclarar también, que todo esto no siempre ocurre en el mismo orden o de la misma manera. Cada persona experimenta su caso de manera distinta. En ocasiones, los encuentros sexuales suceden de una manera más tardía o más pronto de lo que sucede en la tónica general. Sin embargo, la mayoría suelen cubrir patrones similares.
Retomando la adolescencia, abarcaremos, en primer lugar, la pornografía.
La nueva pornografía, distribuida por internet, modifica la dis- tribución superando las limitaciones observadas (por ejemplo, pue- den acceder adolescentes sin problemas), pero también modifica los sistemas de producción y las consecuencias que de ella se derivan. (Kor, 2014, p.862)
Hemos de tener en cuenta la precariedad en cuanto a comunicación y educación sexual por parte de nuestros referentes adultos, para entender que el porno sea el mayor y más explicito referente en cuanto a sexo para la mayoría de jovenes.
La nueva pornografía puede convertirse en la fuente principal de educación sexual para los adolescentes. (Albury, 2014; Tallon-Hicks, 2016)
El porno nos va a introducir en una ficción que nosotros automáticamente percibiremos como la realidad, porque es lo más parecido a lo que vamos a tener acceso. Y de hecho, este acceso cada vez es más temprano. Hablamos de prácticamente la infancia.
Sobre esto os invito a ver la siguiente entrevista a Noemi Casquet (periodista especializada en divulgación sexual e investigadora en sexualidad ancestral) : min 12 a min 17 https://youtu.be/S3AgeagNuZ8?si=NdsrRTC1L6yjS6TQ
Ya sea más tarde o más temprano en el porno encontraremos millones de mensajes que nos indicarán cómo has de ser y cómo actuar.
Escenas con arquetipos del hombre empotrador y mujer sumisa, con cuerpos esculturales, inundan las redes. El hombre tendrá un miembro de tamaño destacable, aguantará como el que más, y por lo general, será un sexo brusco, y lleno de violencia en muchos casos. La mujer asumirá el rol sumiso, tolerará sin comunicación alguna y sin previo consentimiento, tantas embestidas como sean necesarias, y además emitirá sonidos de placer desmesurados apenas la roce el hombre.
La exposición a material pornográfico en la Red en edades tempranas es causa y consecuencia de la creencia de que la mujer es un objeto sexual, distorsiona la realidad de lo que es el sexo y, en varones con tendencia a la agresividad sexual, ésta se ve clara- mente aumentada.7 Además, incide en el autoconcepto y auto- estima de todos los adolescentes consumidores de pornografía: las chicas se sienten físicamente inferiores a las mujeres que ven en los vídeos, y los chicos dudan de su virilidad, piensan que no serán capaces de comportarse como los personajes que apare- cen en la pornografía. (Owens, Behun, Manning, Reid, 2012)
No existe comunicación verbal entre ellos, prácticamente ninguna, a excepción de soltar un listado de calificativos del hombre a la mujer: “puta, zorra…y derivados”. Por su parte, la mujer, por lo general, pedirá de forma sumisa, más y más, y llamará al hombre con nominativos que denotan jerarquía y desigualdad de poder: “daddy, papi, papito…”
Estamos hablando de que la comunicación tanto verbal como no verbal dentro del porno es, cuanto menos, machista. Escenas sexuales con una desigualdad claramente marcada, donde el hombre ha de asumir el rol dominante, con la presión de dar placer y dolor a partes iguales, y la mujer es una figura pasiva que se abandona a recibir. La comunicación sobre gustos y acuerdos es totalmente nula, tanto previo al acto como durante el mismo, lo que nos lleva a una cosificación aún mayor del otro cuerpo.
Hemos hablado en todo momento del sexo heterosexual. En el caso de sexo entre hombres, el tinte machista se hace nuevamente el protagonista. Hombres grandes y rudos que someten a hombres más jovenes, pequeños y delgados. La comunicación vuelve a ser inexistente.
El sexo lésbico cabría pensar que está enfocado a mujeres lesbianas, pero todos sabemos que no es así. Está enfocado nuevamente al hombre.
Veremos escenas quizá un poco más suaves, pero con el falo como centro. Uso de dildos y juguetes fálicos para disparar la imaginación del hombre.
Este tipo de contenido nos lanza mensajes en forma de bombardeo:
- Necesitas un cuerpo escultural para poder practicar sexo.
- El hombre es una maquina de dar (y no me refiero a la atención de que la otra persona disfrute de lo que está haciendo, si no de dar la talla a nivel performático) independientemente del disfrute de la otra persona.
- La mujer ha de recibir. Ya le sea placentero o no. Está ahí para recibir lo que sea, de buen gusto
- La comunicación previa para establecer gustos y límites es innecesaria. Tienes que saberlo ya, aunque nadie te lo haya enseñado.
- El sexo lejos de ser una forma de comunicación, relación y conexión humana, es una performance. Ha de ser estético, pero no necesariamente placentero
- La búsqueda de la eyaculación masculina ( y no necesariamente del orgasmo, pero suele ir de la mano ) será el objetivo de todo el acto.
- La comunicación durante el acto sexual no existirá, a excepción de lo que comentábamos antes, por una sencilla razón: no prima la búsqueda del placer, ni de la otra persona ni la propia.
También podéis encontrar algo más de todo esto, a nivel recreativo pero interesante, en el documental que os dejo a continuación en Prime Video:
Estoy viendo Generación porno — Temporada 1. ¡Échale un vistazo ahora en Prime Video!
Por supuesto, podemos encontrar porno de todos los tipos y clases. En los últimos años, y con la incorporación de las mujeres en el monopolio masculino de la pornografía, se está dando paso a nuevas productoras con tendencias más feministas. “El porno indie” de la mano, por ejemplo, de Erika Lust: con escenas sin esa desigualdad de poder de la que hablábamos, focalizado en el placer mutuo, y con un mayor nivel comunicativo, aunque aún queda mucho camino por recorrer.
Toda esta información gráfica nos termina de completar nuestro arsenal de inseguridades y herramientas sesgadas para abarcar nuestros primeros encuentros sexuales donde la falta de comunicación y el dar por supuesto serán los principales errores.
En breves, terminaremos con la ultima parte del recorrido por los mensajes y tabúes en la comunicación a lo largo de nuestra vida sexual.