Tabúes en la comunicación que afectan a la experiencia sexual — 4a y última parte

Hasta ahora hemos realizado una revisión longitudinal sobre las experiencias vitales del ser humano en cuanto a los tabúes comunicativos relacionados con nuestra sexualidad, desde la infancia hasta la adultez.

Ahora nos ayudaremos de toda esta información para entender cómo un adulto cualquiera puede verse inmerso en algunas de estas situaciones y por falta de comunicación no ser capaz de afrontar sus relaciones sexuales de una manera más placentera.

Lo que podemos esperar es que los primeros encuentros sexuales de estos jovenes adultos los lleve a sentirse algo perdidos en cuanto a cómo actuar y relacionarse

En los momentos previos al acto sexual, la persona que se aventura en su primer acercamiento sexual puede pensar en todos los mensajes que ha recibido, de como tiene que ser su cuerpo y el de la otra persona según el porno. Mensajes gráficos que dejan las expectativas lejos de la realidad.

Así mismo, lo más normal es que, en los momentos previos, la comunicación sea nula con respecto a gustos, límites, y demás aspectos a tener en cuenta. La mayoría de jovenes y adultos no han explorado su propio placer personal más allá de una masturbación basada exclusivamente en lo genital. La falsa seguridad y confianza que les puede dar el desconocimiento les llevará a no hablar nada con su pareja sexual. En la pornografía (principal fuente de información) nadie mantiene ningún tipo de conversación con contenido, por lo se meteran a la cama con un cuerpo del cual no saben sus gustos y no queda otra que hacerlo por intuición y probar suerte.

Esta misma falta de apertura para hablar con naturalidad de sexualidad que les ha acompañado a lo largo de sus vidas, les hará sentir incomodidad para hablar, expresarse y guiar a la otra persona por aquello que les provoca placer durante el acto sexual.

Esta incomodidad o miedo a expresarse, en muchos casos, se extiende incluso en la incapacidad de expresar limites, es decir, asertividad sexual. Un ejemplo claro de esto es cuando una persona no quiere usar el preservativo, y la otra persona no es capaz de expresar su disconformidad con esta decisión, y terminan por hacerlo sin protección.

Todos hemos presenciado conversaciones como:

persona 1: ¿El condón no te lo pones?

persona 2: No, es que me molesta.

Y la persona 1 no hace más alusión al tema.

Christensen y Wallace encontraron que a mayor habilidad para entender las necesidades que satisfacen a su pareja, habría una mayor satisfacción sexual. Asi- mismo, una mayor asertividad sexual entre los miembros de la pareja se vincula a una mayor sa- tisfacción sexual y una mejor comunicación, a una mayor satisfacción sexual.

Alguna persona pensará que la comunicación no verbal es suficiente para salvar estos agujeros negros de comunicación sexual, pero no es así. ¿Cuantas veces hemos escuchado que más de una persona finge el orgasmo para acabar con el acto sexual cuanto antes?

También el desconocimiento a la hora de lidiar con situaciones más delicadas pueden acabar en comentarios hirientes para la otra persona.

Seguro que a alguien le puede sonar familiar estos comentarios:

“¿Ya has acabado? ¿Tan pronto?”

“Si te duele lo que tienes que hacer es relajarte que estás muy tens@”

“No se te levanta. ¿No te gusto?”

“¿Te queda mucho? Estoy cansad@”

Todos estos ejemplos son reflejo de una mala o nula comunicación.

Por último, me gustaría hacer una pequeña mención a la sexualidad en personas mayores.

También hemos escuchado comentarios como:

“A ese seguro que ya no se le levanta”

“Esa estará seca”

Seguimos así construyendo tabúes que invisibilizan la vida sexual en la última etapa de la vida.

Tras hacer el recorrido en la construcción de este muro de tabúes y complejos que generan la falta de uso o mal uso del lenguaje en nuestra sexualidad , me gustaría concluir con unas pequeñas pautas que pudieran servir como referente para una comunicación sexual más asertiva y sana.

  1. El desarrollo de la sexualidad comienza desde edades tempranas en la infancia. Es un proceso de crecimiento como otro cualquiera, lleno de exploración y descubrimiento, y es importante que sea tratado con la misma naturalidad. Sin ser censurado ni castigado. Y ha de ser supervisado y acompañado por nuestros referentes paternos.
  2. Es importante que durante la adolescencia, los padres se muestren abiertos y disponibles para hablar de sexualidad, identidad, genero, orientación sexual, pornografía, empatía y asertividad; y permitan a sus hijos la exploración de su sexualidad sin miedo y con responsabilidad.
  3. Los centros educativos deberían ampliar la enseñanza sobre identidad, autoestima y sexualidad más allá de charlas sobre ITS y métodos anticonceptivos, tintadas con un carácter intimidatorio en lugar de crear consciencia
  4. En cuanto al acto sexual, la comunicación previa de gustos, fantasías y límites puede ser realmente enriquecedor para el momento. Así mismo mostrarnos vulnerables y compartir nuestras inseguridades y miedos ayudará a liberar tensión y a generar un espacio cómodo y seguro, en el que abandonarnos y mostrarnos a la persona lejos de estereotipos.

“Me gustaría probar a hacer esto, que nunca lo he hecho” (fantasías)

“Me da miedo que no te guste mi pecho” (inseguridades)

5. Hablar y comunicarnos durante el acto puede ser divertido y ayudarnos a alcanzar mejor el placer deseado.

“Sigue por ahí” , “un poco más arriba”

“Ahora guíame tú”

6. Por último, mostrarnos empáticos y dispuestos ante como se sienta o experimente nuestra pareja sexual durante el momento previo, el propio acto, y los momentos posteriores, independientemente de si es tu pareja o es sexo esporadico, es importante para hacerla sentir segura, y cuidada.

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