“Te escucho, pero no te entiendo” — Un análisis del lenguaje de Juego de Tronos (Parte III)

En la Parte II de este análisis profundizamos en cómo, el lenguaje interno, era una herramienta esencial en los personajes de Juego de Tronos para alcanzar sus metas.

Describimos cómo esta capacidad les permitía tomar decisiones, resolver su disonancia cognitiva o mantener la cordura en situaciones críticas. Y de esa forma, alcanzar la dos grandes metas que rigen sus interacciones: sobrevivir y/o alcanzar el poder.

Como cierre a este trabajo, en el que ejemplificamos mediante Juego de Tronos la utilidad del lenguaje en la resolución de problemas psicológicos, vamos a hablar de la pragmática.

Concretamente, vamos a escenificar cómo, el cumplimiento de las máximas de Grice, resulta esencial para comunicarse con el resto de individuos. Para justificar nuestras acciones, persuadir a los demás de que se unan a nuestra causa, o incluso intimidarlos para que no se nos opongan.

Y también veremos cómo, a veces, el incumplir estas máximas a propósito permite a los personajes de Juego de Tronos acercarse de forma más eficaz a sus objetivos. Al igual que veremos que también ocurre en la vida real.

¡Comenzamos la última parte de este análisis del lenguaje de Juego de Tronos!

Catelyn Stark y las máximas de Grice

La pragmática conversacional fue una teoría lingüística que propuso el filósofo Paul Grice. Esta rama del lenguaje defiende que el principio básico en el que se enmarca la comunicación humana es el de cooperación para entenderse y ser entendidos.

Este principio de cooperación entre hablantes se fundamentaría en cuatro máximas: cantidad, calidad, relevancia y modo.

Vamos a analizar esta primera escena de Juego de Tronos entre Catelyn Stark y la joven Jayne, para explicar estos principios.

Al inicio de la conversación, Jayne le pregunta a Catelyn si puede ayudarla con el bordado que está haciendo. Catelyn le responde secamente que no, y cuando Jayne se gira para marcharse entendiendo que no es bienvenida, Catelyn le aclara el motivo; “no puedes ayudarme porque solo una madre puede hacerlo, es para proteger a sus hijos”.

Ambas están siguiendo el principio de cooperación para entenderse, utilizando Catelyn las 4 máximas:

· Cantidad: esta máxima se refiere a que el emisor sea escueto y eficiente con la información que da. La respuesta de Catelyn ha sido precisa sin excederse en longitud. Si hubiera empezado a explicar por ejemplo cómo llegó a ser madre, se habría excedido incumpliendo esta máxima.

· Calidad: se refiere a que el mensaje se ciña a la verdad, a no decir aquello sobre lo que no tenemos pruebas o sea falso. Si Catelyn hubiera dicho que “no me puedes ayudar porque tienes las manos grandes”, hubiera faltado a esta máxima.

· Relevancia: esta máxima hace referencia a que la información emitida esté conectada y sea relevante respecto a lo que se ha dicho antes. Si Catelyn hubiera comentado que “está haciendo mal tiempo”, hubiera incumplido esta máxima.

· Modo: hace referencia a la elección de palabras y el modo con el que se expresan las ideas. Si Catelyn hubiera sido ambigua diciendo que “ayudar a otras personas en esta labor es complicado si no te identificas con alguien que tenga descendencia”, estaría incumpliendo esta máxima.

Es gracias a que cumple estas máximas por lo que la comunicación fluye, se establece un entendimiento entre ambas mujeres y permite que la conversación continúe.

Más adelante en la conversación Jayne le pregunta “¿y sirvió?”, y Catelyn le responde “en cierto modo”. La respuesta que le da Catelyn incumple la máxima de modo, ya que es demasiado ambigua e imprecisa. Si hubiera quedado así, Jayne hubiera tenido complicado continuar la conversación, pero Catelyn unos segundos después aclara su respuesta cumpliendo de nuevo la máxima para hacerse entender.

Cumplir máximas para alcanzar nuestros objetivos

Ya hemos entendido en qué se basan las máximas de Grice, y su papel en el entendimiento de una conversación para que esta fluya. Sin embargo, estas máximas también juegan un papel importante en los procesos de persuasión, en los que nuestra intención es cambiar la actitud de otra persona.

En función del contexto, nos puede interesar o no cumplir estas máximas para llevar a cabo este proceso de influencia.

Vamos a analizar otra escena de Juego de Tronos entre Eddard Stark y Robert Baratheon, para comprender, en este caso, cómo el cumplimiento de las máximas ayuda a cambiar una actitud.

El fragmento que nos interesa comprende desde el minuto 2:00 al 4:30 de este vídeo.

Partimos de un contexto en el que Eddard y Robert se conocen desde hace muchos años, y tienen una gran confianza. Esto permite a Eddard hablar con una gran franqueza, y transmitir sus preocupaciones sobre lo inadecuado de que Robert, como rey, combata en el torneo.

En esta conversación, Eddard respeta todas las máximas de Grice para hacerse entender y lograr su objetivo de persuasión.

Con las frases “No tienes por qué batirte”, “¿Quién te golpeará a ti?” y “El último hombre a caballo serás tu”, Eddard le hace ver a Robert que sus contrincantes le harán ganar.

Si hubiera incumplido la máxima de cantidad enumerando varios ejemplos de situaciones en las que los reyes no deban participar, Robert se habría aburrido y dejado de prestarle atención.

Si hubiera incumplido la máxima de calidad tratando de utilizar un eufemismo u otra razón menos directa, probablemente no habría convencido a Robert por carecer de fuerza su argumento.

Si hubiera incumplido la máxima de relevancia desviando el tema por estar incómodo, Robert también le habría dejado de escuchar por perder interés.

Y si hubiera incumplido la máxima de modo, utilizando un lenguaje más elaborado y menos directo, la influencia hacia Robert tampoco habría sido efectiva.

Por supuesto, las máximas de Grice no son factores suficientes para conseguir que un proceso de influencia sea efectivo, pero en muchos casos sí que son factores necesarios.

Estoy seguro de que podemos encontrar ejemplos de nuestra vida real donde hayamos tenido que cumplir estas máximas para lograr una influencia en otra persona.

Si hablamos con nuestros abuelos, por ejemplo, no utilizaremos un lenguaje típico en los jóvenes como “guay” o “mola” que no entiendan e incumpla la máxima de modo.

Si queremos convencer a un compañero de piso de que nos cambie una tarea de limpieza, le daremos un argumento que cumpla la máxima de relevancia como que nos encontramos mal, y no que estamos aburridos.

Sin embargo, hay ocasiones en las que, debido al contexto, incumplir estas máximas es de hecho la mejor estrategia para lograr nuestros objetivos, incluidos un cambio actitudinal. Como veremos a continuación.

Incumplir máximas para alcanzar nuestros objetivos

Puede parecer contraintuitivo que incumplir estas máximas (y dificultar el entendimiento de una conversación), ayude a veces a llevar a cabo un proceso de influencia. De hecho, el humor, en muchas ocasiones, incumple estas máximas para hacernos reír o suavizar la tensión del ambiente.

Vamos a ver un ejemplo de Tyrion Lannister para entender mejor este fenómeno.

Para ponernos en contexto; Tyrion llevaba varios días encarcelado por un crimen que no había cometido, pero querían que confesara. Nuestro protagonista comunicó que iba a confesar y lo llevaron a la sala principal del castillo con varios testigos para escucharlo. Sin embargo, no admitió lo que su jueza quería.

En realidad, Tyrion no quería persuadirle a ella de su inocencia, sino que quería ganarse la simpatía del público. Y solicitar un juicio por combate, y un campeón que luchara por él (que al final consigue, aunque no se ve en la escena).

Para ello, Tyrion utiliza el humor, hablando sin parar rompiendo la máxima de cantidad, no respondiendo al requerimiento de su jueza incumpliendo la máxima de calidad, y hasta podríamos decir que su lenguaje soez incumplía la máxima de modo.

Pero en este contexto en específico, era la mejor estrategia que tenía para lograr su objetivo. Ya que, de haber cumplido al pie de la letra las máximas de Grice, muy probablemente habría acabado ejecutado.

Vamos a ver otro ejemplo, esta vez de Jaime Lannister y Catelyn Stark donde incumplir las máximas de Grice vuelve a ser una mejor estrategia para lograr el objetivo de Jaime.

Al principio de la escena, Jaime utiliza un tono condescendiente incumpliendo varias de las máximas que hemos visto, lo cual provoca la ira de Catelyn y que esta le agreda. Sin embargo, el punto clave de esta escena no es ese.

Hacia el final del fragmento, Catelyn le pregunta varias veces por qué Jaime tiró al vacío al hijo de esta. El motivo era que el niño había visto a Jaime y su hermana en mitad de un acto sexual, pero admitir esto pondría en peligro a esta.

Claramente, Jaime no le tiene miedo a la muerte ni a lo que le pase, pero sí le importa su hermana. Al no responder directamente a la última pregunta de Catelyn, estaba incumpliendo la máxima de relevancia. Pero lo hacía consciente de que esto lograría su objetivo de no poner en peligro a un ser querido.

Y es que, en la vida real solemos romper las máximas de Grice cuando algo que nos importa se ve amenazado.

Esto lo vemos claramente cuando mentimos a otra persona. Si sabemos que un amigo en común ha criticado por las espaldas a la persona que tenemos delante, y esta nos pregunta acerca de ello, muchos de nosotros estaríamos tentados a mentir.

Estaríamos incumpliendo la máxima de calidad de Grice, pero no pasaríamos por un momento incómodo ni con la posibilidad de que esta persona se vuelva contra nosotros por no creernos.

Lo mismo sucede cuando no queremos responder directamente a una pregunta que nos resulta incómoda. “Salimos del paso” hablando con muchas palabras sin decir nada en concreto (como hacen muchos políticos), incumpliendo la máxima de cantidad, o respondemos con algo poco relevante pero que nos permita salir de la situación porque “ya hemos respondido”.

No siempre la estrategia más inteligente será cumplir estas máximas y hacernos entender. Y es que, el contexto en el que nos encontramos influye de gran manera en si acompañarán o no a nuestras metas.

El lenguaje como herramienta para resolver problemas psicológicos

A lo largo de los artículos que componen este trabajo, hemos visto múltiples ejemplos del mundo de Juego de Tronos en el que el lenguaje es una herramienta fundamental para sobrevivir y/o alcanzar el poder.

Ser capaces de identificar a nuestros aliados y enemigos, no solo directos sino por relaciones derivadas. Utilizar el lenguaje para tomar decisiones, resolver nuestra disonancia cognitiva o seguir cuerdos en situaciones extremas. O hacer uso de la pragmática para hacernos entender o no en función de nuestros objetivos.

Todo esto que hemos visto por separado se puede mezclar, como el hecho de que cumplir las máximas de Grice sea normalmente útil cuando nos encontramos con aliados, y habitualmente poco recomendable frente a enemigos.

Y, por supuesto, ha habido muchos otros aspectos de la asignatura como las metáforas, las secuencias cinematográficas o el lenguaje no verbal que no nos ha dado tiempo a analizar en este trabajo.

Sin embargo, espero que todos estos distintos puntos de vista que hemos visto te hayan convencido de la utilidad del lenguaje. Tanto en el mundo de Juego de Tronos como herramienta para alcanzar las metas de los personajes, como en el mundo real para lograr las nuestras propias.

Después de todo, tanto en ese mundo ficticio como en el nuestro, el lenguaje permite cooperar con otros individuos y protegernos de quienes vayan contra nuestros intereses. Comunicar se vuelve una cuestión de supervivencia que también nos permite prosperar, y resolver los problemas psicológicos con los que nos enfrentamos día a día.

Autor del trabajo: Sergio Rodríguez Chamorro

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