¿Te parece poco pagar con tu intimidad?

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Este verano estaba con mis padres cenando y había quedado con mis amigas más tarde, pero se me quedó el móvil sin batería, entonces se me ocurrió pedirle el móvil a mi padre y descargarme el Instagram para hablarles desde el direct; mi padre no me dejaba el móvil y le dije que no pasaba nada, que era gratis, y me dice…

¡¿Te parece poco pagar con tu intimidad?!

Claramente no me esperaba esa respuesta, pero me hizo pensar en bastantes preguntas: ¿lo que subimos a las redes es “merchandasing” de nosotros mismos? ¿por qué a veces sobrepasamos el límite entre mostrar unas fotos normales y mostrar tu vida al completo? ¿si te exhibes tanto en las redes sociales, tienen los demás el derecho de opinar sobre tu vida o tú mismo les das ese poder?

Tras pensarlo largo y tendido y comentado en clase con mis compañeros he llegado a varias conclusiones:

Claramente somos un producto, montamos nuestras propias campañas publicitarias, vendemos experiencias que hemos vivido y compartimos con los demás para que nos vean, y automáticamente crean lo que están viendo. Por ejemplo, que hemos pasado una noche fantástica de fiesta, y puede ser que haya sido un desastre, pero te has sacado esa foto o vídeo reflejando lo que quieres que vean. Lo peor de esto, es que la gente de verdad se cree esa publicidad engañosa que es tu publicación, como si las redes sociales fueran una ventana a la realidad, podríamos llegar a decir que “lo que no está en las redes sociales no existe”. No todos somos iguales y no todos queremos dar una falsa imagen de nosotros mismos en Internet, pero entonces, ¿para qué subo fotos a Instagram?¿estaré condicionando la imagen que los demás tienen de mi por medio de una fotografía?

¿En qué momento pasamos de subir un par de fotos a exhibir todo lo que hacemos, comemos…? Cómo dejamos de vender una imagen a vender un estilo de vida. En mi opinión este cambio se da cuando a la persona le empieza a importar más lo que piensen los demás que a vivir plenamente sus experiencias, además del “boom influencer” que creo ha hecho mucho daño a este país.

“Ser influencer no es un trabajo”

Sin ahondar mucho en este tema, como su nombre indica, estas personas han influido mucho en la juventud española, en mi opinión para mal, nos enseñan todos los días todo lo que hacen o han hecho, cómo se visten, cómo se maquillan, cómo se peinan, lo que comen… respaldados por grandes marcas de moda y ganando así mucho dinero, entonces es normal que la gente piense que exponiendo su vida pueden llegar a ser famosos y vivir a costa de esas personas que consumen su contenido en las redes, son el punto de mira de muchos jóvenes a diario. Para los que crean que no influyen tanto, cuando una influencer sube su “outfit” con un bolso de Zara, a las horas están llamando a Amancio Ortega para que aumente su producción porque en España se quedan sin unidades. Bueno, este ejemplo es una exageración pero sí es verídico que en el mismo día se acaban esos bolsos en la tienda física y se colapsa la página web.

Decidir exponer tu imagen a las redes sociales, tristemente supone exhibirte a la opinión pública, es un hecho, la gente dará por supuesto detalles de tu vida que pueden ser o no reales, y suena un poco mal, pero seguramente lo habrás dado a entender, ¿esto les da el derecho a los demás de comentarlo y/o criticarlo? eso parece, eres un producto, te has vendido, has vendido tu viaje familiar o tu desayuno con solo subir una foto a las redes. El simple hecho de salir a un sitio (sin subirlo a Internet) es pasto de lenguas viperinas, esto nos lleva a preguntarnos ¿entonces da igual subir ese contenido o no? creo que no, al subirlo le das mayor alcance, le llega a más gente, por lo que esos sedientos de experiencias serán incluso desconocidos.

Si de verdad la gente sube lo que quiere, cuando quiere, sin importarles nada ¿por qué existen “los mejores amigos” del direct o esas cuentas donde solo aceptas a gente de confianza?al final limitas tu imagen a lo que quieres que sepan o crean.

Bueno… ¿y qué vendes tú?

Aquí les dejo un vídeo algo aburrido pero con una reflexión interesante.

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