¿TIENEN NUESTROS PENSAMIENTOS PODER PARA CAMBIAR NUESTRA REALIDAD?

Puede esta pregunta resultar algo ilusoria, fantástica, curiosa o porque no algo de real. Cuando uno empieza a indagar, puede llegar a encontrarse muchas y diferentes cosas como: libros, vídeos, personas, cursos, conferencias, etc. Hasta personas que “piensen” algo como: “anda ya, si fuera así yo pensaría en ser rico y lo sería”, o “si fuera tan sencillo, yo pensaría en curarme y no estaría enfermo”. He visto y escuchado de todo, creerme…

Pero en este post, no sólo voy a recurrir a fuentes científicas (para aquellos que necesiten de las mismas) sin olvidarnos que antes de ser científicas las premisas eran hipótesis pendientes de ser contrastadas (necesitando unas más tiempo que otras). Sino que en esta ocasión y en gran parte, recurriré a mi propia experiencia personal (sin destaparme demasiado, jajaja).

A la respuesta a la pregunta de mi post, hace unos años hubiera contestado ingenuamente por mi juventud y personalidad entusiasta: “ ¿Siiii, de verdad?, ¿Y cómo, dime cómo?. Otras personas muy cercanas a mi contestaron de manera diferente: “menuda tontería”, “si claro…, lo que tú digas…”, “a ver lista, cómo?”. Y mil y una más expresiones, frases y comentarios de la misma índole, que hoy en día ellos mismo reconocen haber estado equivocados, y se van teniendo que ir rectificando algunas sus palabras.

Hasta que la vida por medio de diferentes circunstancias, personas, situaciones, libros etc, nos muestra que todo puede ser cambiado si cambiamos nuestra forma de pensar, y por lo tanto nuestro sistema de creencias así como nuestra percepción de las mismas. Viendo oportunidades donde sólo había obstáculos, o donde había tristeza, enfermedad o desaliento, ver una oportunidad que nos brinda la vida para pararnos y dedicarnos más a nosotros mismos. Prestando atención a como estamos pensando, haciendo, y en que medida podemos arreglarlo, repararlo o inclusive curarnos. Y si no puede ser, pues cogiendo el camino de la Aceptación (que no de resignación, que es paralizante) y desde ahí, ponerse manos a la obra para empezar a trabajar con nosotros mismos y nuestros sueños.

Y enlazando con el párrafo anterior, ahora toca ya hablar del poder que tuvieron mis pensamientos para cambiarme y poder conseguir algunos de mis sueños. Y estos pensamientos cambiaron mis emociones, y así mi actitud hasta conseguir cambiar mi vida. Como bien me apuntaba una compañera en mi primer post, gracias Marina.

Aunque para algunas personas pueda llegar a parecer insignificantes esos cambios y ese poder que tuvieron mis pensamientos, para mi eran retos que quedaban muy lejos (aunque no imposibles) de conseguir.

Comenzaré con parte de mi historia, remontándome a unos 15 años. Por aquel entonces parecía tenerlo todo: juventud, salud, familia, amigos, pareja, trabajo, etc. Todo lo que se podía pedir lo tenía yo, pero cual fue mi sorpresa que no me sentía feliz aún teniéndolo “todo”. Unos pocos años después llegó un momento en que la vida me dio un drástico giro, de esos de 365º pero contrario a las agujas del reloj. De esos que se producen tan rápidamente que no te das ni cuenta, miras hacia atrás y dices ¿qué ha pasado?, y te metes en un bucle de pensamientos, emociones y sentimientos que ni te reconoces.

Pero sí, no estaba soñando era mi vida. Y gracias a esos desencuentros, circunstancias y personas tuve que pararme (o mejor dicho, me paró la vida), y tuve que volver a replantearme mi vida de nuevo. La vida que me merecía tener, después de estar envuelta en tanto drama.

Tomé difíciles decisiones pero necesarias para mí, y comencé pensando e imaginándome merecedora de la vida que quería tener. Empecé por leer muchísimos libros de todo tipo: metafísica, física cuántica, desarrollo personal, filosofía, etc. Realicé también muchos cursos crecimiento y desarrollo personal, asistí a multitud de conferencias de la misma índole, incluyendo las “pseudociencias” (aunque a mí no me gusta llamarlas así, porque todo lo que te ayude a tu bienestar y salud, y en definitiva que te aporte para bien, no hay que etiquetarlo como falsa ciencia).

Cambié parte de mi alimentación, comencé a practicar yoga, meditación, y todo esto y lo anterior fue lo que me ayudó y mucho, a cambiar mi forma de pensar y percibir la vida. Empecé a no reaccionar de la misma manera hacia los eventos o circunstancias similares a las pasadas, así que decidí enfrentarlas de la manera más reconfortante y constructiva para mí. Tanto es así que dejando atrás mis antiguos pensamientos y dando poder a los nuevos, elegí otros más beneficiosos para mí y empecé a ver un poquito de luz donde sólo había oscuridad.

Y todo comenzó con un cambio consciente y activo en mi forma de pensar, en mi percepción y en mi capacidad de ver el lado más positivo y constructivo de las situaciones y personas. Hasta ese momento, no me dí cuenta del poder que podían llegar a tener mis pensamientos, tanto para ayudarme como para bloquearme en todo lo que decidiera realizar.

Y tras conseguir realizar varios cambios beneficiosos para mi vida personal y profesional me dije: ¿Y por qué no pensar en realizar uno de mis sueños, el de estudiar psicología? Pero mis antiguos pensamientos no me dejaban, ya que empezaban a decirme: no podrás, te será más difícil, no lo conseguirás, etc. Y cual fue mi sorpresa, que puse a funcionar a mis nuevos pensamientos, y con esfuerzo y dedicación conseguí entrar en la universidad. Y no sólo esó, sino que ese año puede participar en la elaboración de dos de los capítulos de un libro para un trabajo de la universidad. Y aunque por circunstancias personales llegué tarde a la incorporación las clases quedando sólo el último título para elegir, siendo ése uno de los temas que siempre quise abordar, y la vida quiso que me tocara: “la enfermedad como camino”.

Y después de eso, llegaron otros trabajos que realicé para la universidad de temas que me interesaban y totalmente científicos como: el efecto placebo. Trabajos en los que tuve que estudiar e investigar mucho de varios y diferentes científicos, entre ellos el reconocido investigador especializado en el efecto placebo de la universidad de Connecticut y de Hullel como es: Irving Kirsch. Este profesor e investigador tiene una larga trayectoria que refleja en varias entrevistas y trabajos, la importancia de cómo el poder de los pensamientos y las expectativas de las personas, influían en sus propias experiencias y por lo tanto en su realidad. Hasta tal punto de llegar a bajar medicación, paliar dolores o inclusive curarse (de algunas enfermedades).Aquí os dejo el enlace de dicha entrevista: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4270.

Este investigador del efecto placebo, al principio era un joven estudiante de psicología que se quedó fascinado con esa idea: algún día poder demostrar dicho efecto hasta que lo consiguió. Al igual que a mí, en mi más modesta realidad, poder investigar y realizar otros muchos trabajos a favor de las personas y su salud.

Como decía Buda:

“Lo que pienses, lo serás. Lo que sientas, lo atraerás. Lo que imagines, lo crearás.

¿Y vosotros, qué pensáis?

¿Empezaréis activar el poder de vuestros pensamientos?

En el próximo post, continuaré dando claves…

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