¿Todo esto pasaría si nos hubiera eliminado del mundial Portugal en vez de Marruecos?

Estoy aquí para hablar del racismo en el ámbito deportivo, tema que me despertó curiosidad tras la derrota de la selección de fútbol de nuestro país en el mundial ayer día 6 de diciembre.

“Moro muerto abono pa mi huerto”, “Yo no justifico nada. Pero ojalá salga vox y les cierre la valla, pero bien cerrada”, “Me da igual que me llamen racista, pero no aguanto más a los moros”…

Ayer las redes se inundaron de comentarios como estos. Frases humillantes y denigrantes a rebosar de racismo y odio hacia los marroquíes. Escritos, además, por personas de nuestro país de diferentes rangos de edad (tanto por niños, jóvenes y adultos) y algunos de ellos añadiendo memes para camuflar dicho racismo o incluyendo el factor político para crear más polémica aún.

El fútbol, como cada deporte de equipo, debería ser para crear vínculos y un sentimiento de unión hacia tu equipo y la afición con la que lo compartes. A veces, como en este caso, se consigue lo contrario. Muchos aficionados han utilizado la excusa del fútbol y del mundial para sacar todo el racismo que llevaban dentro. Y que no nos sorprenda que las personas que no consumen este deporte tengan una imagen negativa de él si le llegan a los oídos todo lo que se ha provocado a raíz de un simple partido.

Un titular de un periódico muy famoso de nuestro país ha sido: “Aficionados marroquíes bombardean con cohetes una calle de Sevilla tras la victoria de su selección”. Quizás pase desapercibido y no sorprende tanto a no ser que lo comparemos. ¿Cómo sería si hubiesen sido españoles? Quizás se hubiese expresado de forma menos violenta (lanzan fuegos artificiales) y sin ningún ápice de prejuicios o estereotipos (bombardean con cohetes).

Qué impactante es ver a las personas de nuestro alrededor exponiendo públicamente su racismo y hacerlo de forma orgullosa.

Qué vergüenza la falta de valores y empatía que muestran algunas personas por algo secundario como es un hobby (ver partidos de fútbol). Entendemos que mucha gente vive intensamente cada partido de su equipo y les hace sentir emociones muy fuertes pero, aun así, que tu equipo gane o pierda no te da poder para propagar este aborrecimiento.

Qué pena que los niños crezcan viendo este odio innecesario e irracional pero, sobre todo, que algunos adultos no tengan la suficiente madurez como para ahorrarse esos comentarios y no incitar a los menores a actuar de la misma manera.

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