Todo lo que decimos cuando no decimos nada
Como bien sabemos, el lenguaje no verbal es la transmisión de mensajes y señales mediante procedimientos diferentes al verbal, tales como expresiones faciales, gestos, postura corporal, tonalidad, etc. Elementos como la distancia social, las manifestaciones gestuales o el estatus social relativo van a influir en esta transmisión de mensajes, por mucho que no hablemos.
En numerosas ocasiones, intentamos ocultar lo que sentimos (ya sea mintiendo o directamente no expresándonos con la otra persona). Sin embargo, es probable que esto no salga bien y que nuestro lenguaje verbal difiera de la información no verbal que de nosotros y nosotras emana. Es muy complicado intentar controlar el lenguaje no verbal, ya que en numerosas ocasiones es un proceso inconsciente. Podemos intentar forzar una determinada postura, pero nuestra expresión facial puede delatarnos. Esto resulta bastante útil y adaptativo, ya que podemos saber cuándo alguien no nos está diciendo la verdad o está intentando persuadirnos. Ekman y Friesen (1975), decían que en el caso en el que aparezcan inconsistencias entre uno y otro canal, implica un cambio en el significado que debe ser considerado para la correcta interpretación del lenguaje.
En relación a esto, no podemos dejar de lado las emociones y el importante papel que desempeñan en la comunicación. De hecho, una de las funciones básicas del LNV resulta ser la expresión de emociones. Las manifestaciones involuntarias producidas por estados emocionales producen movimientos corporales que también son significativos en la interacción (Ekman y Friesen, 1975). Los gestos y las expresiones corporales o faciales reflejan el estado emocional de las personas en determinados momentos.
Las emociones básicas se caracterizan por su carácter adaptativo y universal. Éstas pueden ser reconocidas fácilmente por cualquier persona, incluso entre distintas culturas, ya que son existentes en todas ellas. Además, se caracterizan también por distintas propiedades, como que están presentes desde que nacemos o que provocan en nosotros reacciones biológicas involuntarias. Además, a partir de ellas nacen las secundarias.
A pesar de tener claras las características de estas emociones primarias, sigue sin haber un consenso respecto al número de emociones básicas existentes, ya que éste varía dependiendo del autor. Por ejemplo, Ekman propone la existencia de siete emociones básicas (ira, asco, miedo, alegría, tristeza, sorpresa y desprecio). Pero autores como Plutchik, afirman la existencia de ocho de éstas (miedo, tristeza, ira, alegría, sorpresa, confianza, desagrado y anticipación) o Roberto Aguado, que enumera un total de diez (miedo, tristeza, ira, alegría, sorpresa, asco, culpa, admiración, curiosidad y seguridad).
Centrándonos en la propuesta de Ekman, podemos ver cómo éste asegura poder identificar las siete emociones básicas gracias a los diferentes movimientos y expresiones faciales. Por ejemplo, si vemos que alguien sonriendo (con las comisuras elevadas y hacia detrás) y con los párpados y las cejas relajadas, podemos saber que esa persona está alegre. Esto es porque, como bien dice el autor, los movimientos corporales denotan una determinada emoción.
Se ha hecho viral en la red social Twitter un tweet en el que aparece un vídeo de un robot humanoide “replicando” emociones humanas, proporcionado por EHA News.
Aunque los recursos tecnológicos actuales sean incapaces de crear robots humanoides indistinguibles de las personas, resulta increíble ver la manera en la que un robot recrea esas expresiones faciales que creíamos solamente humanas. Tanto aquí como en la otra punta del mundo, si este robot arruga la nariz, tiene los labios tensos y vemos cómo descienden sus párpados, sabremos que está expresando asco. El lenguaje no verbal y sus distintas formas, son una prueba de lo funcionales que resultan cuando no hay verbalizaciones de por medio.
Por otro lado, también resulta muy interesante en relación al lenguaje no verbal la manera en la que influyen los gestos, la tonalidad, la distancia social y demás elementos de dicho lenguaje en las campañas electorales. Este ejemplo resulta ser muy útil e ilustrativo para ver la manera en la que estos elementos afectan al receptor.
Mediante la comunicación, los políticos en sus campañas tienen el objetivo de convencer al espectador y resultar lo más persuasivos y convincentes posible. En estos eventos como son las campañas electorales, el lenguaje no verbal desempeña una función imprescindible, ya que es bien sabido que la forma de hacer política actualmente está muy determinada por la imagen y está basada en la espectacularización. La clave está en que hoy en día los políticos se centran más en su imagen y su expresión facial/corporal que en su discurso. Y esto no es en vano, sino que son conscientes de que tal vez un votante que se encuentre indeciso a la hora de elegir un candidato pueda decantarse por uno o por otro en función de la confianza y seguridad que les transmitan dichos aspirantes, otorgándoles así su confianza (que en este caso, es en forma de voto).
Es por esto que en las campañas electorales resalta la excesiva preparación de todos y cada uno de los gestos y movimientos que realizan y las posturas que adoptan. Dichas campañas vienen marcadas por estos elementos (tener un boli en la mano, entrelazar los dedos, etc.), ya que cuando se trata de transmitir cualidades como la credibilidad, el lenguaje no verbal y sus diferentes formas de expresión resulta vital.
Bibliografía:
La comunicación no verbal de los candidatos en la campaña del 4M. (2021). The Conversation. https://theconversation.com
Forte, D. L. (2014, junio). Presidencia, oralidad y multimodalidad: interacciones verbales en Cristina Kirchner y Barak Obama. [VI Congreso Internacional de Letras]. Diego Luis Forte, Buenos Aires, Argentina.
La relevancia del lenguaje no verbal en la política (TFM). (2020). Pablo Escámez Robles. https://www.um.es/documents/2918258/18876569/Oral_HyA_IES+San+Juan+de+la+Cruz.pdf/5a6b0a4c-0a94-4538-8ed6-77fc23230560
