María Maldonado
Psicología del Lenguaje — ugr
2 min readNov 16, 2021

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Una cuarentena llena de palmadas

Durante las primeras semanas de cuarentena los españoles vivimos una gran situación de incertidumbre, en la que no sabíamos como iban a transcurrir las siguientes semanas, si íbamos a enfermar e incluso si el contacto y comunicación social volverían a ser lo mismo después de la pandemia.

Durante la pandemia trabajé en un supermercado, y recuerdo llegar a casa corriendo para abrirle el balcón a mi madre y a mis hermanas, para que todas juntas diésemos palmadas agradeciendo la labor a los sanitarios que estaban arriesgando su vida mientras el resto del mundo se había parado.

Con el transcurso de los días, la razón de esas palmadas iba cambiando, ahora también incluíamos a tenderos, profesores, repartidores, agricultores y un largo etcétera que salía cada día a trabajar para que todos pudiésemos satisfacer nuestras necesidades. Al igual que el agradecimiento iba cambiando, también lo hizo el motivo por el que salíamos al balcón.

Esas salidas significaban la charleta que llevábamos esperando todo el día, para hablar con el vecino y contarle los bizcochos que habías hecho ese día, el producto de limpieza que habías descubierto para los armarios y la inmensidad de casos que cada día aumentaban en el telediario. Era la red social del momento, y sin darnos cuenta nos transportó a hace 40 años, cuando nuestros padres quedaban en el parque a una hora, sin móviles ni conexión, y era una quedada conocida por todos nosotros.

En mi pueblo, incluso se organizaron conciertos de instrumentos a través de los balcones, y nos decían con esto que la cultura estaba ahí para ayudarnos a salir de este encierro que nos parecía tan eterno.

Sin embargo, tras los meses de cuarentena, cuando la “nueva normalidad” se cernió sobre nosotros, ¿dónde quedaron esas palmadas? ¿dónde quedaron esas charlas con los vecinos? ¿por qué evitamos el contacto social?

Son muchas de las preguntas que me hago y a las cuáles no les he encontrado respuesta todavía, por que en lugar de esas risas en los balcones, ahora nos saludamos con un frío gesto a lo lejos mientras ocultamos nuestra sonrisa detrás de una mascarilla; o porque hemos olvidado la labor de todos los ciudadanos al volver a la normalidad, sin respetar lo esencial de su trabajo que es mejorar la calidad de nuestras vidas; y por último ¿es que acaso se ha ido disipando en nuestra memoria la alegría de compartir momentos con los demás o es que preferimos la comunicación con nosotros mismos?

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