Y tú…¿Cómo lo ves?: ¿Medio lleno o medio vacío? II.

Cristina Muñoz
Psicología del Lenguaje — ugr
6 min readJan 17, 2021

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Cristina Muñoz Molina, Juan Ángel Catena, Daniela Lodoño Vásquez

y Maria José García Gutiérrez.

En el post anterior comentábamos las diferencias que existen en la percepción de una misma situación para distintas personas. Dejábamos claro que cada persona es única y que lo que para una puede ser una situación maravillosa, otra persona puede sentirla como agobiante o incluso amenazante. Hablamos también de algo que podríamos llamar “tendencias perceptivas” y que no es más que la tendencia general de respuesta de cada persona ante las distintas situaciones de su día a día; de manera que nos encontrábamos con personas optimistas (personas que de manera general tienden a sacar el lado bueno de las cosas y mantener su pensamiento de manera positiva) y personas pesimistas (personas que de manera general tienden a verle la peor parte a las situaciones de su día a día). Pues bien, es cierto que son numerosos los estudios que apuntan hacia que el pensamiento optimista aporta determinadas ventajas para la persona. Por ejemplo, Pérez y colaboradores (2009), afirman que el pensamiento optimista ofrece un efecto de protección contra la depresión. Definen a los optimistas como más perseverantes, con mayor poder de decisión además de que gozan de mayor salud y éxito en la vida. Incluso que su rendimiento académico es mayor. Estos autores son claros: tener una mentalidad optimista te aporta beneficios en tu día a día y parece que no son los únicos en defender esa idea. Ahora bien, ¿significa esto que podemos y debemos tratar a todo el mundo de la misma manera y comenzar a divulgar falsos mensajes positivos con la única evidencia de que el optimismo aporta beneficios para la vida de las personas en general?

Seguro que alguna vez habéis leído u os han dicho la típica frase ‘’Si puedes soñarlo, puedes hacerlo’’, este tipo de mensajes motivacionales podemos encontrarlos en cualquier sitio: redes, agendas, bolígrafos, tazas, etc. Este fenómeno, que aparentemente promueve el positivismo, está cada vez más impregnado en nuestra sociedad, si entras a Facebook probablemente te aparecerán fotos con mensajes de este tipo, eso sí, siempre llevan la misma firma, Mr. Wonderful.

Mr. Wonderful es una empresa dedicada a la distribución de materiales (cuadernos, tazas, bolígrafos, agendas, etc) con mensajes ‘’motivacionales’’ como los ejemplos que se muestran a continuación:

Son básicamente mensajes vacíos, con frases intensas que se limitan a reflejar una idea distorsionada de la realidad, haciendo, de manera equivocada, referencia únicamente a lo que todo el mundo quiere o desea escuchar, quitándole importancia o negativizando sentimientos como la tristeza o el cansancio, no aceptando cualquier emoción distinta a la de felicidad. Pero, ¿quién no quiere ser feliz y ver el lado bueno de la vida? Sobre esto, no hay nada malo que decir, a todos nos gustaría vivir felices y no tener una visión negativa de lo que ocurre en nuestra vida. Mr. Wonderful supuestamente lanza mensajes inofensivos y beneficiosos para nuestro día a día.

¿Acaso puede ser negativo ser tan positivo? La respuesta es sí, aunque suene contradictorio, el exceso de positivismo puede ser tóxico. Como dijo Mark Manson (2018) “cualquier intento de escapar de lo negativo- evitarlo o silenciarlo- falla. Evitar el sufrimiento es una forma de sufrimiento. La negación del fracaso es un fracaso”. El positivismo extremo, como es el producto de esta empresa, impone actitudes falsamente positivas, se opta por el optimismo y la felicidad en todo momento y, como hemos mencionado anteriormente, omite las emociones “negativas”. La cuestión es que Mr. Wonderful oculta estados emocionales que sentimos en cualquier situación difícil (y que también necesarios para nuestra supervivencia), aunque su intención sea transmitir buenas sensaciones o buen “rollo”.

Si nos ponemos en el lugar de personas extremadamente optimistas (personas felices, que buscan siempre el lado bueno de las cosas, personas a las que una mala noticia no les parece tan mala porque siempre tendrán un pensamiento que contrarreste la información no deseada) seguramente mensajes como este sean los que deseen escuchar por las mañanas, o incluso puede que muchos de esos mensajes ya los hayan puesto en práctica en alguna ocasión. Estas personas tienen una tendencia general al pensamiento positivo, y la repetición de estos “consejos” sobre cómo deben tomarse las cosas que le vienen encima no les afecta (al menos negativamente) puesto que ellos ya lo ponían en práctica con anterioridad, incluso sin ser conscientes de ello.

Ahora bien, ¿qué pasa con nuestro otro grupo, el de personas negativas o pesimistas? Recordemos que en este grupo se encuentran las personas para las que las buenas noticias no son tan buenas, que sacan siempre el lado negativo de las cosas, personas a las que una mala noticia puede suponer tirar a la basura las recompensas emocionales que hayan ganado durante el día; como se suele decir: noticias que pueden“plantarles el día”. Estos mensajes pueden hacer que esa persona se sienta aún peor. Mojándonos un poquito y siguiendo la misma línea de razonamiento, el efecto sería aún mayor para el caso de personas con problemas psicológicos graves o con alteraciones emocionales graves como podría ser un paciente pasando por un episodio depresivo. Estos mensajes pueden hacerles sentir culpables por no conseguir su propio bienestar, pueden sentirse tristes y frustrados; frustración que en el mejor de los casos puede canalizarse en odio y malhumor directamente observable por los demás, pero que también puede expresarse en un aumento de síntomas depresivos (si es que los había) o en la aparición de los mismos.

Volviendo a la pregunta inicial: “¿podemos tratar a todo el mundo de la misma manera y comenzar a divulgar multitud de mensajes positivos con la única evidencia de que el optimismo aporta beneficios para la vida?”, la respuesta es clara si tenemos en cuenta lo último que se ha expuesto. No, no podemos tratar a todos de la misma manera por el mismo motivo por el que ninguna persona procesa las situaciones de la misma manera. Como hemos señalado antes, el efecto que puede tener un mensaje de Mr Wonderfull en una persona optimista no es el mismo que el que puede tener en una persona pesimista, o incluso con problemas psicológicos. Para estos últimos, la repetición de mensajes de este tipo por parte de su círculo cercano, por publicidad o incluso por empresas como Mr Wonderfull, pueden hacer que su estado emocional se ponga aún más en compromiso. Por ello, es necesario elaborar con cuidado los mensajes que se intentan transmitir y también la manera de transmitirlos; pero sobre todo, atender a la individualidad de la persona y tener muy claro que ese mensaje no va a hacerle daño.

La evidencia nos muestra cómo de beneficioso puede ser para nosotros tener una mente optimista y sacar el lado bueno de las cosas, lo cual no quiere decir que si no somos así debamos serlo, puesto que este segundo pensamiento es el que puede llegar a hacer una gran cantidad de daño para quien se aferre a él. Es importante tener cuidado con los mensajes que se quieren transmitir, puesto que en muchos casos anima más escuchar algo como: “Amigo, estoy aquí para lo que necesites, entiendo como te sientes y es normal que te sientas mal”, en lugar de “no te preocupes, cuando se cierra una puerta se abre una ventana”, ya que lo primero es real, expresa empatía junto con una intención de apoyo; mientras que el segundo no deja de ser un mensaje positivo ficticio sin fundamento ni explicación del cual tampoco se extrae ningún tipo de apoyo por parte de quien lo expresa, lo cual no quiere decir que a algunas personas no les funcione, si no que existe una gran cantidad de personas para las que escuchar ese mensaje puede hacerles sentir incluso peor de lo que se sienten.

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