“YO NO PRETENDÍA DECIR ESO”: Las cuatro orejas de Schulz von Thun
¿Cuántas veces has malinterpretado un mensaje de una amiga, de alguien de tu familia, de tu pareja, etc…? Probablemente muchas más de las que piensas. En la mayoría de los casos se habrán desencadenado conflictos a causa de confusiones, perdiéndose el significado real de los mensajes en una brecha entre la intención del emisor y la percepción del receptor. Esto nos enseña que la comunicación no es solamente un acto de comunicación, sino también de comprensión.
En este modelo de Schulz von Thun, se analizan los mensajes lingüísticos en función de cuatro categorías, que estarían representadas a través de las cuatro orejas:
- Oreja de contenido → Hace referencia a la información exacta y directa que contiene un mensaje
- Oreja del llamamiento → Recoge la acción que va implícita en el mensaje
- Oreja de autoexpresión → Refleja lo que el emisor/a quiere decir de sí mismo/a, es decir, hace mención a sus intereses, motivaciones, deseos o necesidades
- Oreja de relación → Contiene los aspectos del vínculo y la forma de interacción entre quien emite el mensaje y quien lo recibe, es decir, lo que pretendo decir de la otra persona, si me sitúo en un plano superior, igual o inferior.
A continuación, exponemos algunos ejemplos de mensajes que nos han parecido interesantes para analizar en base a este modelo:
“Hablamos después” es una expresión muy utilizada que muchas personas pueden interpretar de una forma o de otra, depende de la persona. Quizá, quien lo escribe, lo pone de forma que en ese momento no tiene tiempo ni para coger el móvil, porque va a entrar a un examen o está haciendo algo importante, mientras que, por el contrario, la otra persona lo puede interpretar de forma que diga “tan poco le importo, ya que me atrasa hasta último momento y le parece todo más importante que yo”.
- La otra persona: “Hablamos después”
- Tú: “¿Estás pasando de mí?”
Vamos a analizar el mensaje de la persona emisora:
- Oreja de contenido → Hablamos después
- Oreja del llamamiento → No puedo hablar en este momento
- Oreja de autoexpresión → Quiero hablar, pero en este momento estoy ocupada
- Oreja de relación →Sí que quiero hablar del tema, pero cuando pueda escucharte/atenderte mejor
Paralelamente a lo anterior, el receptor/a hace la interpretación siguiente, que le hace reaccionar de este modo:
- Oreja de contenido → Esta es coincidente y es la que menos distracciones crea. Se escucha: Hablamos después
- Oreja de llamamiento → Escucha que la acción que se demanda por el emisor/ a es: Déjame tranquilo, no me interesa
- Oreja de autoexpresión → La persona receptora “escucha” que el emisor/a quiere decir de sí mismo: No me interesa lo que me quieres contar
- Oreja de relación → Desde aquí se interpreta que lo que quiere decir es que no le interesa lo que le quiero contar. Esto es lo que provoca la reacción de: ¿Estás pasando de mí?
“Estaba ocupado, no pude ir” → Mientras que una persona lo dice como una razón válida por no haber podido hacer algo, otras personas pueden interpretarlo como una excusa para evitar una tarea específica.
- La otra persona: “Estaba ocupado, no pude ir”
- Tú: “No querías ir, ¿verdad?”
Vamos a analizar el mensaje de la persona emisora:
- Oreja de contenido → Estaba ocupado, no pude ir
- Oreja del llamamiento → Me pilló en mal momento
- Oreja de autoexpresión → Sí quería ir, pero me pilló ocupado y no pude asistir
- Oreja de relación → Me hubiera gustado ir contigo, luego repetimos plan
Paralelamente a lo anterior, el receptor/a hace la interpretación siguiente, que le hace reaccionar de este modo:
- Oreja de contenido → Estaba ocupado, no pude ir
- Oreja de llamamiento → No me apetecía ir
- Oreja de autoexpresión → No me gustaba ese plan, asi que no fuí
- Oreja de relación → No querías ir, ¿verdad?
“Te paso los apuntes después” → Mientras que la persona emisora quiere decir que ahora mismo está haciendo otras tareas y no puede pasarle a su amiga los apuntes, la amiga lo puede entender como que no se los quiere pasar poniendo una excusa para no decirle directamente que no.
- La otra persona: “Te paso los apuntes después”
- Tú: “Si no me lo quieres pasar dímelo”
Vamos a analizar el mensaje de la persona emisora:
- Oreja de contenido → Te paso los apuntes después
- Oreja del llamamiento → Ahora mismo no te los puedo pasar
- Oreja de autoexpresión → Cuando termine lo que estoy haciendo, te los paso
- Oreja de relación → Si te los quiero pasar, pero cuando pueda
Paralelamente a lo anterior, el receptor/a hace la interpretación siguiente, que le hace reaccionar de este modo:
- Oreja de contenido → Te paso los apuntes después
- Oreja de llamamiento → No te los voy a pasar
- Oreja de autoexpresión → No quiero pasarlos, hazte los tuyos
- Oreja de relación → Si no me lo quieres pasar dímelo
“Se me olvidó tu sudadera” → Aunque sea cierto que se le haya olvidado la sudadera que tenía que devolver en su casa, otras personas pueden llegar a interpretarlo como que podría ser una excusa para no devolverla y quedársela intencionalmente.
- La otra persona: “Se me olvidó tu sudadera”
- Tú: “¿Me la quieres robar?”
Vamos a analizar el mensaje de la persona emisora:
- Oreja de contenido → Se me olvidó tu sudadera
- Oreja del llamamiento → No me acordé de cogerla al salir
- Oreja de autoexpresión → Salí de casa despistada y se me olvidó traerla
- Oreja de relación → Te la voy a devolver, perdoname por olvidarme
Paralelamente a lo anterior, el receptor/a hace la interpretación siguiente, que le hace reaccionar de este modo:
- Oreja de contenido → Se me olvidó tu sudadera
- Oreja de llamamiento → No te la voy a devolver
- Oreja de autoexpresión → Me gusta la sudadera y me la quiero quedar
- Oreja de relación → ¿Me la quieres robar?
La idea de este modelo es que, al comprender estas cuatro dimensiones, tanto el emisor como el receptor pueden mejorar la claridad y la calidad de la comunicación evitando las distorsiones que se pueden producir a la hora de entablar una conversación tal y como sucede en los ejemplos anteriores. Aunque se trate simplemente de un par de palabras, estas pueden llegar a crear malentendidos o incluso discusiones entre las personas implicadas puesto que cada palabra y gesto lleva consigo la posibilidad de interpretaciones variadas.
Por ello, es muy importante tener en cuenta las máximas de este modelo y, según la situación en la que nos encontremos, prestar atención a una “oreja” u otra.
No obstante, es muy importante abordar siempre los malentendidos de manera constructiva, fomentando la comunicación abierta y la comprensión mutua entre ambos sujetos ya que esto nos permitirá obtener una comunicación eficaz libre de confusiones y consecuencias negativas generadas en base al malentendido, como hemos expuesto en los casos anteriores.
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