“Yo lidio con mis traumas haciendo bromas sobre ellos”
Si hay algo que considero que es notable que predomina en nuestra generación más que en las anteriores, es la manera en la que podemos sacar humor de cualquier situación traumática o difícil que se nos ha puesto en un pasado o se nos pone por delante. Podemos sacar humor y terminar riéndonos de lo traumática que fue nuestra infancia, de cómo nuestra expareja nos maltrataba o de que este es el tercer examen consecutivo que saco un 0.
Lo sé, dicho así puede parecer que es una manera de banalizar los problemas y asuntos de gravedad. Y si el humor no es bien utilizado, puede serlo. Sin embargo, yo creo puede tratarse de una de las mejores estrategias para lidiar con la vida; esto no quita que haya que ser realistas, que se le deba dar la importancia suficiente y el peso que merece para poder aprender, asimilar y avanzar, pero mientras esto se cumpla, el humor consigue que no nos quedemos estancados en la visión pesimista de lo sucedido. De hecho, cuando la persona se ríe de sí misma aumenta su autoestima y desarrolla una actitud de reto o desafío que consiste en hacer frente a las tensiones. El verse a sí mismo desde una perspectiva cómica brinda afecto, entendimiento, apoyo, diálogo, juego y favorece una relación más cercana con los otros. (Liliana Chazenbalk, 2006).
Esta manera de combatir ( porque al final se trata de un mecanismo de defensa) aspectos negativos y que pueden llegar a ser entristecedores o estresantes, es extremadamente común tanto en el habla verbal cotidiana de los jóvenes como en las redes sociales. En nuestra generación, también se trata de una manera de compartir experiencias y sentimientos; así nos damos cuenta de que por lo que hemos pasado o cómo nos sentimos (sea racional o no) también hay mucha más gente que lo vive de manera parecida y que lo mejor que podemos hacer es reírnos de ello. Es una manera, por tanto, de acercamiento social.
El uso del humor como recurso de afrontación se sabe que es muy útil desde hace más de un siglo. El mismo Freud (1905) en su ensayo sobre el chiste y el inconsciente afirma; “Como los chistes y lo cómico, el humor tiene algo de liberación acerca de algo, pero tiene también algo de un sentido de grandeza y de elevación que suele faltar en las otras dos formas de obtener placer desde una actividad intelectual. Esta grandeza se basa en el triunfo del narcisismo, y en la victoriosa autoafirmación de la invulnerabilidad del ego”. El tirar de bromas para sobrellevar las adversidades es algo que terapéuticamente hablando es extremadamente útil. La terapia Racional Emotiva de Ellis (1977, 1983) emplea gran variedad de métodos, entre ellos el humor para interrumpir y alterar las creencias irracionales del paciente, que actúan saboteando en forma de resistencia los procedimientos terapéuticos (Liliana Chazenbalk, 2006) :
“«De cualquier forma que se presente, la psicopatología consiste en tomar demasiado en serio no sólo la vida sino también a nosotros mismos: exigiendo que debemos conseguir exactamente lo que queremos; concluyendo que es trágico cuando nuestros deseos se ven frustrados o aplazados; juzgando que nosotros y los demás son demonios o dioses según la forma de actuar buena o mala. De aquí se deduce que una de las finalidades más importantes de la psicoterapia es socavar la excesiva seriedad de las personas.” (Ellis, 1976)”
Por tanto (si bien nunca debemos de acomodarnos en el chiste sin tener una predisposición a mejorar y evolucionar sobre como somos, aquello que hemos vivido, nos ha marcado y nos ha dolido), el humor es una herramienta de gran ayuda para poder ser conscientes de nuestros problemas presentes, de reconciliarnos con nuestro pasado , y de nuestros posibles problemas futuros , solucionables o no, sin que éstos nos derrumben de por vida.
Referencias:
- Chazenbalk, L. (2006). El valor del humor en el proceso psicoterapéutico. págs. 73–84
