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4.1 El Devenir Psíquico

Como sabemos, la estructura psíquica no es algo con lo que se nace, se va desarrollando y construyendo a lo largo de la vida gracias al moldeamiento proveniente de factores hereditarios, sociales y de maduración, principalmente en los niños, pues están en una etapa en la que estos factores tienen mucho peso. Lo anterior tiene relación con el concepto de “construcción de la subjetividad”, el cual, Silvia Bleichmar (1999, citada en Calzetta, 2011) lo define como aquellos aspectos que aportan a la construcción social del sujeto en relación con lo ideológico e inscripta en un espacio y un tiempo determinados, mismos que a cada uno de nosotros nos brinda características que nos hace diferentes. No obstante, para el desarrollo de la estructura psíquica no basta con la psique, Castoriadis (1997) destaca el papel que juega el aspecto social-histórico en la reflexión y el pensamiento, ya que serán parte fundamental en el proceso de desarrollo de nuestra estructura psíquica, debido a esto, la sociedad y la psique son inseparables, pues durante el proceso se van cambiando los deseos de cuidado primario, en deseos secundarios que ya son socialmente adecuados a su edad.

Aulagnier (1986, citada en Esparza, 2015) señala que el punto de partida de un devenir psíquico está determinado por una historia que precede al nacimiento, esta historia se conoce como sombra hablada, con esto se hace referencia a todos los factores que están presentes desde la concepción: historia de la vida en pareja, de la familia antes y durante el embarazo, discurso que entablan los padres o la familia con respecto a cómo será el bebé, el clima familiar con el que esperan su llegada, el nombre que le pondrán, etc. Todo esto juega un papel sumamente importante, pues se le están otorgando ciertas características al bebé que pueden ser positivas o negativas, es decir, que en ocasiones estas características pueden ser estructurantes pero también pueden actuar como desventaja, debido a que se depositan en él ciertas características que pueden ser una gran presión simbólica. Además, se genera que los padres tengan ciertas expectativas que, si el hijo al nacer no cumple, podrían concluir en el desarrollo de un narcisismo negativo.

Tomemos como ejemplos de sombra hablada los siguientes videos. En el primer video se lee una carta acerca de cómo los padres perciben la llegada de su bebé, ellos relatan que su vida ha sido hermosa desde el momento en que se enteraron de su llegada, que han pasado mucho tiempo pensando el nombre y planeando su llegada con mucho amor. Aquí se percibe claramente que ambos están involucrados en el proceso de embarazo y se hace referencia a una sombra hablada que podría interpretarse como positiva (dependiendo del caso, porque como sabemos, no podemos asegurar nada hasta tener bases que nos permitan realizar asociaciones):

En el segundo video (principalmente hasta el minuto 1:40) se observa que, desde la concepción, el bebé es visto como un objeto, ya que el padre lo refiere como “tu hija”, donde discursivamente no se ve y no se siente como padre, y donde la madre lo percibe como producto de un descuido. Es evidente que ellos no están preparados para ser padres y que las familias no están de acuerdo con el embarazo.

Como hemos visto, esto contribuye al devenir psíquico incluso antes del nacimiento, pues se nace con cierta carga emocional por parte de los padres, mismos que el bebé puede sentir como pictogramas (Castoriadis-Aulagnier, 1975, citado en Esparza, 2015), es decir, registros sensoriales que el bebé percibe cuando es pequeño, debido a que no puede representar las sensaciones verbalmente.

Dado lo anterior, tener un hijo requiere de muchos cuidados y amor desde que se concibe, además se debe ser muy cuidadosos, pues los mismos conflictos de los padres pueden ser proyectadas en el hijo, tales como desear un hijo para proyectarse y de esa manera satisfacer las necesidades que no fueron cubiertas por su madre durante su cuidado primario, lo cual también sería negativo para el bebé, pues le otorga inconscientemente una carga que no debería tener realmente.

Referencias

  • Esparza, E. (2015). Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg, clínica de lo negativo (tesis de doctorado). UNAM, México.
  • Castoriadis, C. (1997). El imaginario social instituyente. Zona Erógena, No. 35. Pág. 1-9. 28 de marzo del 2019. Recuperado de http://www.ubiobio.cl/miweb/webfile/media/267/Castoriadis%20Cornelius%20-%20El%20Imaginario%20Social%20Instituyente.pdf
  • Calzetta, J. (2011). Producción de subjetividad y constitución psíquica: lo que permanece y lo que cambia a través de la historia . Revista Universitaria de Psicoanálisis, Vol. 11, Pág. 43-55. 28 de marzo del 2019. Recuperado de https://teoriaspsicologicas2.files.wordpress.com/2012/10/j-j-calzetta-produccic3b3n-de-subjetividad-y-constitucic3b3n-psc3adquica.pdf

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