Análisis de caso “Güerito”

Por Carolina Ríos G.

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Datos generales:

Edad: 9 años.

Mariana madre adoptiva (no legal) 55 años.

A consulta acuden Mariana y Güerito.

Kelly madre biológica, nacionalidad norte americana, es chófer de trailer. Quedó huérfana a los 9 años, viviendo en distintas instituciones de cuidado.

Padre: se desconoce su paradero y cualquier dato, excepto que también era chófer de trailer.

Cuando güerito nació, Mariana tenía un restaurante en donde los “camioneros” paraban a comer.

MTC: El niño presenta antecedentes de escapar del hogar, decir mentiras “toma cosas prestadas juguetes, y dinero, de compañeros de la escuela y de Mariana”; “siempre niega tomarlos sin permiso” hasta que Mariana se dio cuenta un día de que le faltaba dinero y ese día Güerito le compró golosinas a todos los niños de su escuela.

Marco teórico

De acuerdo con Marcelli y Ajuriagurra (2004) los trastornos del comportamiento se pueden agrupar en tres: mentira, hurto y fuga, los cuales deben ser vistos como señales de maduración progresiva en el niño, ya que la mayoría de dichas conductas no tienen un valor psicopatológico, aunque debemos considerar la edad.

La mentira, es una conducta que el niño descubre alrededor de los 3 - 4 años, en la cual se da cuenta que no es necesario decir todo, lo que gradualmente le permite darse cuenta que su mundo imaginario solo pertenece a él. Pero no será hasta los 6 –7 años de edad que el niño podrá entender el significado de verdadero y falso, ya que es aquí donde se deberán integrar los conceptos de valores sociales y morales. Ante ello, Piaget (citado por Marcelli y Ajuriagurra, 2004) nos dice que antes de los 6 años el niño no es capaz de distinguir entre mentira y actividad lúdica, pues es hasta los 8 años de edad que la conducta de mentir ya tendrá una intención. Es aquí donde podemos decir que Güerito empleaba la mentira utilitaria, ya que ésta busca obtener un beneficio o evitarse una contrariedad, como por ejemplo cuando mintió que los padrinos con los que Mariana lo envió a una ciudad al norte del país, no le daban de comer y lo maltrataban con el propósito de ya no seguir viviendo con ellos.

Por otro lado, el hurto, será denominado así hasta el momento en el que el niño tenga la noción de mío y no mío, y haya introyectado el concepto de propiedad; es importante mencionar que esto se dará a través del entendimiento de los conceptos de bien y mal. Será hasta que estos conceptos se adquieran que se establecerá el límite entre lo mío (yo) y lo no mío, es decir lo que pertenece a otro. Por lo que a partir de los 6–7 años dicha conducta puede ser denominada robo, ya que ya tiene sentido para el niño. Dichos hurtos comienzan comúnmente en casa, ya sea tomando golosinas o dinero, lo cual lo podemos observar en Güerito, quien tomaba dinero de Mariana. Dicha conducta puede crear posteriormente sentimientos de culpabilidad, aunque no siempre será así, pues el niño puede percibir dicho acto como un préstamo, lo cual lo podemos observar en Güerito, pues este refiere haber tomado prestado, por ejemplo el juguete del consultorio.

Por último, la fuga se define como el abandono de un lugar donde el niño debería estar, la cual puede ir desde deambular por las calles una horas, días o no volver al lugar de pertenencia; por lo tanto, la duración de la fuga dependerá de la edad de niño. Cabe señalar que el propósito de las fugas cambia de igual manera con la edad, pues el niño comúnmente no tiene un destino en específico, aunque los niños menores de 11 y 12 años cuando realizan alguna fuga con un propósito es porque quieren abandonar ese lugar que es odiado o temido para ir en busca de otro, para estar con la madre o abuelos (Marcelli & de Ajuriaguerra, 2004). Este comportamiento se puede observar en Güerito, quien realiza dichas fugas con el fin de volver al cuidado de Mariana, aunque esta no es su madre biológica, ha sido su cuidador principal intermitentemente, además de ser con quien ha establecido un lazo afectivo.

Recuperada de: https://www.google.com/search?biw=1242&bih=524&tbm=isch&sa=1&ei=obDPXJrPC4zasQWu06nIDw&q=familia+tocando+panza+de+embarazada&oq=familia+tocando+pansa+de+embarazada&gs_l=img.3...0.0..87199...0.0..0.0.0.......1......gws-wiz-img.BH5Guw7-3K8

Dichas conductas mencionadas se pueden relacionar al ambiente en el cual nació y ha ido creciendo el niño, lo cual se asocia con la integración y fortaleza de la estructura psíquica con la que cuenta. Ante ello, Aulagnier (1986 en Esparza 2015) nos dice que el devenir psíquico del niño está determinado por una historia que lo precede, es decir, antes de que el niño nazca este ya tiene un lugar dentro de la familia, dado a través del discurso, a lo que denominó sombra hablada, la cual se espera que sea estructurante y protectora, aunque a veces sea amenazante. Por lo tanto, a través de esta, es que se transmiten transgeneracionalmente los anhelos, las exigencias y las prohibiciones de la cultura al niño. Por lo que al encontrar fallas en la estructura psíquica de los padres, producirá que esa sombra hablada no juegue un papel estructurante para el niño, sino se retorne a lo reprimido, es decir, al antiguo anhelo de tener un hijo de la madre. Por lo que podemos darnos cuenta que en Güerito la sombra hablada de su madre biológica no funge como estructurante, sino como amenazadora, ya que nunca se presentó dicho discurso para el niño, ni antes, ni después de nacer.

La historia del niño no comienza con su nacimiento, ya que la madre establece una relación “madre-hijo” antes del parto, es decir, la madre deposita su libido en el feto (investimento narcisista de un anhelo ideal), dado a partir de los sueños incumplidos de los padres, lo cual es un factor estructurante. Que nuevamente no encontraremos en la madre biológica de Güerito, dado que èsta fue huérfana, por lo que no fue capaz de investir a Güerito como se esperaba. Dicha investidura del niño como menciona Esparza (2015) comenzará desde ese deseo de hijo, la cual continúa durante la gestación, en donde se inicia la relación madre-hijo, pero no será hasta el nacimiento donde esta relación se establezca por completo, la cual será muy importante, pues la relación madre-hijo conlleva la estructuración psíquica del niño. La cual de nuevo no existió con Güerito, ya que su madre biológica no presentó deseo de hijo y al no ser capaz de investirlo, llevó al no establecimiento de relación madre-hijo, lo cual se puede asociar con la falta de cuidados hacía Güerito, los cual juegan un papel importante para la construcción de la estructura psíquica del niño.

Recuperada de : https://es.123rf.com/photo_15583536_cuchara-madre-joven-alimentando-a-su-beb%C3%A9-aislado-en-blanco.html

Pero, ¿por qué son importante estos cuidados? De acuerdo con Winnicott (1947, 1952 en Esparza 2015)el bebé tras nacer se encuentra en un estado de vulnerabilidad, llevándolo a tener que establecer una relación de la cual no es consciente, dicha relación es la de madre-hijo que ya se había comentado, en donde la madre fungirá como un yo auxiliar, promoviendo de este modo la integración del self. Es por ello, que Freud (1914, 1940 en Esparza 2015) nos dice que la madre es fundamental para el desarrollo y fortaleza yoica, el cual se irá enriqueciendo a partir de las experiencias del entorno. Por lo que será importante que dicho proceso del yo sea continuo, en donde el ambiente jugará un papel importante para la estructuración, ya que el yo auxiliar deberá ser sostenedor, es decir, la madre debe adaptarse cubriendo las necesidades del bebé y es así como se va dando una mayor fortaleza e integración del yo, hasta lograr que el bebé pase de una estructura no organizada a otra con mayor integraciòn, crean un self (yo soy), (Winicott 1962, 1965 en Esparza 2015). Por lo que cuando la madre no cubre dicha función, un yo auxiliar sostenedor, se obstaculiza la integración del yo, llevando a que el niño no sea capaz de luchar entre las exigencias del yo y el exterior, pues no está fortalecida su estructura psíquica. Por lo tanto, dado lo anterior, Güerito tras estar vulnerable y no contar con una madre sostenedora que fungiera como un yo auxiliar, sino siendo “sostenido” por una diversidad de cuidadores desde su nacimiento, lo que a todos luces representa inestabilidad e inconsistencia, aspectos que han influido de manera importante en que se presenten fallas en la integración de su estructura yoica. Ya que como menciona Winnicott (1960, 1962 en Esparza 2015), para que el niño logre una integración adecuada de su self, es requisito indispensable la presencia de una madre suficientemente buena, es decir, presente, disponible y empática a las demandas del bebé.

Otra de las fallas que podemos encontrar en el ambiente de Güerito, será el sostén (holding), el cual de acuerdo con Winnicott crea sentimientos de seguridad y confianza en el bebé, llevando a que no se interrumpa dicha continuidad, evitando una falla en la integración, pues su yo personal se sigue construyendo, sigue siendo, lo cual lleva a que pueda enfrentarse mejor a las dificultades de la vida. Cabe señalar que dicha continuidad deberá de ser respetada, es decir, cada niño lleva su propio ritmo, en donde el sostén traerá la diferenciación entre el yo y no yo, es decir, lo que está en el mundo externo, donde será la madre la primera en devolver algo al bebé, su rostro. Por último, otro punto importante a abordar es la presentación de objetos, el cual permite que el niño establezca un vínculo con los objetos, en donde la madre deberá ofrecerle un ambiente al bebé en donde se sienta con la confianza, percibiéndose omnipotente. Aunque sí dicha presentación no ocurre en el momento adecuado, es decir, no se respeta la continuidad del bebé, llevará a que haya una regresión hacia la fusión con el cuidador o un rechazo hacía esta (Winnicott 1960, 1962 y 1966 en Esparza 2015).

Por lo tanto, como podemos ver, Güerito presentará dichos trastornos del comportamiento, ya que el ambiente en el que nació y ha crecido se ha caracterizado por no tener continuidad, lo cual se puede ver reflejado en el diverso número de cuidadores que ha tenido a lo largo de sus 9 años de vida, el cambio constante de domicilio, la falta de cuidados, etc., llevándolo a no contar con una estructura psíquica integrada y fortalecida.

Punto de vista genético

- Periodo de latencia:

De acuerdo con la edad de Güerito, este debería de encontrarse en el periodo de latencia (6–12 años de edad), el cual no está cumpliendo adecuadamente las tareas evolutivas, aprendizaje y socialización, esto se deriva del hecho que el aprendizaje no está siendo libidinizado, lo cual se puede asociar a que Güerito no presenta un declive del conflicto edipiano. Esto puede deberse a que Güerito no sepultó su Edipo en la edad correspondiente, ya que no contaba con una figura materna continua y la ausencia de la figura paterna, llevando a que el superyó no se haya establecido adecuadamente. Esto se puede asociar a sus conductas de robo y mentira, pues la falta de dichas figuras y la relación madre-hijo han llevado a un retardo en la interiorización de normas sociales y morales.

- Estadio fálico:

Dentro de este periodo podemos observar que Güerito no curso, ni resolvió adecuadamente el Edipo, debido a la falta de relación con la madre. Lo cual provoca inseguridad en las relaciones parentales que establece, así como también al libidinizar otros objetos, sus relaciones sociales o su aprendizaje. De igual manera, tras no superar el complejo de Edipo, esto nos indica que el super-yo no se estructuró de manera adecuada.

- Estadio anal:

Durante esta etapa deberá de cubrirse la tarea del control de esfínteres, en el cual podemos ver que Güerito, logró, aunque tras referir la madre que este en algunas ocasiones moja la cama, se puede asociar a la carencia afectiva que este presenta. Así como también, el estadio retentivo, el cual nos habla de la búsqueda de placer a través de la retención, se puede asociar a los hurtos que realizaba Güerito, en donde de acuerdo con Winnicott (en Marcelli & de Ajuriaguerra, 2005) el niño que roba un objeto, no quiere el objeto robado, sino a la madre sobre la que él tiene derechos, en este caso hablaríamos de Mariana la madre adoptiva, ya que Güerito observa a Kelly como una madre muerta, llevándolo a negarse como su hijo.

- Estadio oral:

Dentro de este estadio, podemos decir que Güerito se fijó en la fase sádico-oral (6 a 12 meses) lo cual lo llevó incorporar un pecho malo, estableciendo una relación de odio con este (Kelly). Además de no ser capaz de reconocer totalmente a su figura materna.

Punto de vista Dinámico

Podemos decir que en Güerito la pulsión de muerte predomina, tras pasar por diversas situaciones de riesgo, como fugarse, aunque es importante mencionar que dichas conductas de Güerito se asocian al abandono y a los cambios constantes de domicilio que pasó, lo cual nos dice que Güerito buscaba abandonar dichos lugares, pues los odiaba o temía, para así volver con al cuidado de Mariana.

Por lo tanto, el conflicto que presenta Güerito se ha manifestado a través de los trastornos de conducta, fugarse, mentir y robar.

El mecanismo de defensa que presenta Güerito es negación, principalmente a la hora de hablar sobre Kelly, quien para este es una figura con la cual estableció una relación de odio. Por último, Güerito se fijó en el estadio anal, lo cual lo conduce a presentar las conductas de robar y mentir, en las cuales buscar retener.

Punto de vista económico

Güerito dado el ambiente el que se encuentra, su energía psíquica la ha gastado principalmente en la planeación de sus mentiras y las fugas que realiza, ya que de esta manera descarga su energía pulsional. Es importante señalar que dado a que el ambiente no ha sido facilitador, lleva a que la energía de Güerito no pueda ser controlada (autocontrol), así como también presentar sentimiento de inseguridad, e inquietud, además de obstaculizar su proceso de maduración, lo cual se puede reflejar en sus dificultades escolares.

Punto de vista estructural

En cuanto a la estructura psíquica de Güerito está endeble, ya que el ello es la instancia psíquica que ha dominado sobre él, lo cual se puede observar en los hurtos, mentiras y fugas realizadas por el niño. Esto se debe a que el yo no se estructuró de manera adecuada, ya que desde el nacimiento Güerito no contó con un yo auxiliar sostenedor, que le permitiera integrar su self (Winnicott 1947–1952 en Esparza 2015), lo cual ha llevado a que Güerito no pueda protegerse de sus amenazas internas, creando en este inseguridad y angustia. En cuanto al superyó, este de igual manera no se estructuró adecuadamente, es laxo, ya que Güerito no pasó por el complejo de Edipo, lo cual lo lleva a tener problemas a la hora de emplear reglas sociales y morales en su vida, esto de igual manera se refleja en los robos y mentiras por Güerito.

¿De qué es consciente e inconsciente?

Al parecer Güerito es consciente de la situación familiar en la que se encuentra, ya que es capaz de referir a las figuras con las que mantiene un lazo amoroso, es decir, su madre y abuela. Aunque podemos decir que para Güerito el haber sido mandado con otros cuidadores, cambiando de diversos domicilios, lo vivenció como una experiencia de abandono constante, de la cual era consciente desde su madre Kelly.

Hipótesis diagnóstica

Güerito presenta trastornos del comportamiento dado el ambiente en el que se ha desarrollado, los cuales también se asocia a la carencia de una figura cuidadora continua y la falta de lazos afectivos.

REFERENCIAS

Esparza, E. (2015). Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo. Tesis de doctorado. Colegio Internacional de Educación. Superior (CiES). Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/301767173_Los_sintomas_del_TDAH_solo_la_punta_del_iceberg_Clinica_de_lo_negativo

Marcelli, D. & de Ajuriaguerra, J. (2004). Psicopatología del niño. 3°ed. Barcelona: Masson.

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