Análisis del caso Julio

Ficha de Identificación:

Nombre: Julio
Edad: 11 años
Cursa el equivalente a 5° (taller 2 de escuela Montessori)
Padre: es burócrata trabaja en el sector público

Motivo de consulta:

Se reporta deprimido de unas semanas antes de mayo (la sesión es en junio), se encuentra lloroso, asiste a la escuela Montessori y le pide a la guía que sea su mamá, que si le puede dar el regalo a ella.

El niño depende del otro para no venirse abajo, si esa dependencia se viene abajo, el niño sufrirá (depresión).

Esta reacción del bebe ante la separación se decide en estas fases:

§ Fase de protesta activa (llora, grita), si la madre no aparece
§ Fase de repliegue hacia sí mismo (tristeza)
§ Fase de indiferencia, final-depresión (priva al bebe, se pierde todo interés)

Si la separación es abrupta y no hay sustituto de la madre, dado que la madre, es única, no hay sustituto. Aunque puede haber un sustituto solo para cubrir las necesidades.

El daño se puede dar en cualquier momento, pero si se da entre los 6–18 meses, en pleno momento importante donde él bebe está estableciendo la relación de objeto, y no hay sustituto, será un acontecimiento importante para generar depresión. Hecho que vemos en Julio, ya que para la edad de 1 año y semanas, se dio esta separación de su madre.

La depresión en sí, es un desorden tímido, donde se da una falta de fuerza afectiva.

Los factores etiológicos de la depresión son:

1. Medio familiar y social poco favorecedor
2. Separación, ruptura, abandono, muerte
3. Marco de la relación <carencias afectivas>

Estas dos últimas, presentes en Julio, dado que a la llegada de el en este mundo, se presente con negligencia por parte de la madre, y luego para el 1 año y semanas de vida se da una separación/abandono por parte de su madre.

Análisis Metapsicológico:

Punto de vista Genético:

o Etapa oral (o-12 meses)

En esta etapa la fuente de pulsión es la boca y todo el conjunto de la cavidad bucal, el objeto de pulsión es el seno materno, el cual provoca “la satisfacción libidinal apoyada sobre la necesidad psicológica de ser alimentado”.

Dentro de esta etapa K. Abraham, distingue dos subestadios, el primero es el estadio oral primitivo (0–6 meses), que se caracteriza por la prevalencia de la succión, sin diferenciación del propio cuerpo y del exterior, y segundo el estadio oral-tardío o fase sádico-oral (6–12 meses), que se distingue por el deseo de morder y por el deseo caníbal de incorporar el seno. (Marcelli, D. y Ajuriaguerra, J. 2004).

Ya que para esta etapa, el binomio madre-hijo, es primordial, en Julio podemos ver que desde, que nació, no hubo esta relación, puesto, que hubo negligencia por parte de su madre, en los primeros meses de vida de Julio, si bien, hubo la carencia de un holding, también hubo la presencia de un padre suficientemente bueno, por parte de su madre, fue una madre ausente, lo cual nos puede reflejar que al no establecer esta relación de objeto con su madre, pudo haber repercutido en su desarrollo.

Con base en ello, vemos que Julio, tiene una imagen idealizada de su madre, pero en ello se encuentra el binomio amor-odio hacia la madre, dado, que la odia por ser una madre ausente o muerta, pero a la vez tiene su imagen idealizada y desea su presencia.

o Etapa anal (1–3 años)

En esta etapa, la sensibilidad irá dirigida a la mucosa anal y al acto de la defecación -sin olvidar el placer bucal-, la cual aparecerá como nuevo foco de sensaciones placenteras, reforzado por el aprendizaje del control de esfínteres. Este aprendizaje supondrá la aparición de las primeras prohibiciones, y también de los primeros ‘regalos’ (las heces). En paralelo con el placer que el niño obtiene a través de la defecación está la realidad de la limpieza, y el control a que esta es sometida por parte del entorno. El niño aprende que produce algo valioso y que su control le permite, en cierta medida, manipular a su madre. Establece, además, una nueva forma de relación que puede ser vivida como algo beneficioso (la limpieza) y satisfactorio (la alegría de la madre) o bien como una imposición difícil de aceptar. Se podrán observar también juegos con las heces o con sustitutos (arena, fango, etc.). Es una etapa en la que se inicia un cierto proceso de autonomía y de autoafirmación. En esta etapa va a empezar a manifestarse también, con intensidad, la necesidad de explorar el cuerpo, lo cual le hace contactar con sus órganos genitales que manipulaba para obtener placer. (Font, 1990)

Dado que Julio, para la edad de 6–7 años, comenzó a presentar enuresis nocturna y encopresis diurna, de forma esporádica, se puede simbolizar que la encopresis, se puede deber, a esta necesidad que tiene de dar “regalos” (heces), a su madre, la cual no estuvo presente en su infancia, ya que si bien el control de la orina y las heces, también reflejan el control que se tiene sobre el medio, esta enuresis y encopresis, puede verse esa incapacidad de Julio ante el control de su medio, por la situación médica que tiene, debido a que es intervenido a la edad de 1año 8 meses, 3 años, 5 años, 10 años y posteriormente, será intervenido a la edad de 18 años, lo que hace que esta situación médica haga Julio perciba una incapacidad de controlar su medio.

Las intervenciones quirúrgicas en las edades de 1 año 8 meses y 3 años, justo cuando se encontraba en esta etapa, pudieron afectar, el inicio del proceso de autonomía y autoafirmación.

Pudiendo así tener una fijación en esta etapa, puesto que su necesidad de controlar su ambiente y esta falta de su madre, pudieron fijar a Julio en esta etapa.

o Etapa fálica (3–6 años)

La zona erógena preponderante es el pene en el caso de los niños y el clítoris en el caso de las niñas, aunque en menor grado. En esta etapa se despierta el interés sexual propiamente dicho: la curiosidad conduce a una intensa exploración sexual y al descubrimiento de los órganos genitales como fuente de placer. La curiosidad, asimismo, se centra básicamente en el propio origen y en las diferencias entre los sexos, que intentan aclarar a través del juego y de la exhibición de sus genitales. En esta etapa los niños y las niñas tienen la necesidad de ser el centro de atracción y, de aquí, la explicación de determinadas conductas que llevan a cabo y, en algunos casos, de sus celos.

Especial importancia va a tener en esta etapa la posible aparición de los Complejos de Edipo y de castración. El complejo de Edipo se refiere al conjunto de sentimientos que afloran en el niño en relación con el progenitor del sexo contrario; para el psicoanálisis el complejo de Edipo desempeña un papel fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo humano. El complejo de castración está centrado en la fantasía de castración, la cual aporta una respuesta al enigma que plantea al niño la diferencia anatómica de los sexos (presencia o ausencia de pene): esta diferencia se atribuye al cercenamiento del pene en la niña. La estructura y los efectos del complejo de castración son diferentes en el niño y en la niña. El niño teme la castración como una amenaza paterna en respuesta a sus actividades sexuales: lo cual le provoca una intensa angustia de castración. En la niña, la ausencia de pene es sentida como un perjuicio sufrido que intenta negar, compensar o reparar. El complejo de castración guarda íntima relación con el complejo de Edipo y, más especialmente, con su función prohibitiva y normativa. (Laplanche y Pontalis, 1968)

Esta etapa culminará con la adquisición de la identidad de género, es decir la conciencia acerca de sí mismo/a, en relación a la propia individualidad como varón o mujer (Font, 1990).

Dado que en esta etapa, para Julio, y en sí mismo, el complejo de Edipo, no es necesario la presencia de ambos padres para que se dé, y en su caso, la ausencia de la madre, se puede decir que si se dio el complejo de Edipo, pero no se “sepulto”, sino que para “sepultarlo” y elaborarlo, se debe de dar una renuncia al objeto de amor, en este caso, para Julio, la figura principal sigue siendo la madre, y no se dio esa renuncia al objeto amado, sino que continuo, lo cual puede hacer que para las etapa de pubertad y el 10 de mayo, hagan que aflore el síntoma (depresión) dado por el retorno de lo reprimido, que es la falta/necesidad del objeto de amor (madre).

o Etapa de latencia (6–12 años)

Debido a que Julio tiene la edad de 11 años, él se encuentra en esta etapa de latencia, esta etapa se caracteriza por ser un período de calma sexual, en donde el niño sublima los deseos sexuales por impulsos y tareas socialmente aceptadas, como la productividad, las relaciones entre amigos y las competencias.

Es aquí donde el niño debería de manifestar iniciativa propia en la búsqueda de conocimiento y de capacidad de codificar y de organizar la información llegando a la capacidad de formular hipótesis, resolver problemas y planear el conocimiento, todo esto ayudará a que el niño se libere de sus angustias al reducir sus instintos sexuales y usando la energía y la inteligencia en otras direcciones o intereses que lo enseñen a controlar la satisfacción inmediata del deseo.

En esta etapa se estabiliza el deseo y el niño comienza a desarrollar habilidades a nivel académico como: actividad motriz, lenguaje, creatividad elevada y se empieza la base de la personalidad con habilidades, aptitudes, actitudes, competencias y capacidades.

Dado que en esta etapa el niño, tiene relaciones de amistad, y se da una identificación con sus pares; y para Erikson se encuentra en la etapa de laboriosidad vs inferioridad, la cual se caracteriza por la comparación con otros niños, y un sentimiento de que son capaces de hacer todo.

Debido a que Julio, ante esta identificación con sus pares, está causándole conflictos (por el hecho de comparar que los demás niños, tienen mama, y el no, y buscar en la maestra la figura materna), se verá que ocurrió antes en la vida de Julio, para ver si existe una posible fijación en etapas anteriores, por el dato que se tiene que presenta aun enuresis nocturna, esporádicamente y encopresis diurna esporádicamente, entre los 6–7 años, entrando a esta etapa con dificultades.

Ya que en sesiones posteriores, Julio, en la técnica del garabato, que se utilizó con él, dibujo penes, condones, espermatozoides y óvulos, se puede pensar que esto debido a la necesidad de pasar a la siguiente etapa, que es la genital, esta necesidad que tiene por crecer, también hecho que se vio al justificar, que la enuresis que presentaba esporádicamente, no era orina, sino, las noches humedad que presentan los varones

Dinámico:

Hay una predominancia de la pulsión de muerte, dado que ante la carencia afectiva, pero existe la pulsión de vida ante esta necesidad Julio, no ha llegado a situaciones mas agudas (suicidarse o intentos de suicidio, o conductas autolesivas).

Económico:

En Julio, se encuentra los mecanismos de defensa:

Represión, ya que ante los comentarios, que dice, sobre su padre, al mencionar que quiere golpearlo, por no haber mantenido una familia unida, solo reprime, ya que no lo lleva a la acción, y mucho menos se lo expresa a su padre, sino, que el síntoma es otro.

También encontramos proyección, dado que ante la situación de pedirle a su maestra que si le podía dar el regalo del 10 de Mayo a ella, y que si ella quería ser su madre, se puede encontrar en este aspecto proyección, de la figura materna que tiene idealizada en su maestra.

Negación, debido a que ante la presencia de enuresis, y el niega que sea orina, sino, que el justifica que son la noche húmedas que tienen los varones, en la entrada a la maduración sexual.

Tópico estructural:

Ante esta situación que presenta Julio, se puede decir, que ante su carencia afectiva, el ello busca satisfacer las necesidades afectivas, el yo al fallar, en este proceso secundario, cede su energía al ello, ante el proceso primario, puesto que, Julio busca descargar ese afecto en los primero objetos.

Impresión diagnostica:

Dado que, para Julio, en su infancia, a la edad de 1 año y meses, hubo una separación de su madre (abandono), pero desde los primero meses de vida de Julio, podemos ver que desde el factor etiológico, se encuentra desde el marco de la relación, puesto que hubo carencias afectivas (negligencia hacia su cuidado por parte de la madre), se puede hablar de una depresión, ya que hay una ruptura desde lo afectivo.

Dado que para los procesos depresivos, hay dos puntos fundamentales:

1. Importancia de las pulsiones agresivas, con la posibilidad de su elaboración y/o expresión por parte del sujeto

2. Importancia de la pérdida o de la separación en el pasado del niño depresivo.

En Julio encontramos que las pulsiones agresivas están reprimidas, aunque su elaboración y expresión (pruebas psicológicas) está formada, pero en Julio es más significativo, la pérdida o separación en su pasado, que se dio a la edad de 1 año y días.

La depresión de Julio si bien, se ha vuelto crónica, se vuelve aguda por la etapa en la que entra que es la pubertad y situaciones como el 10 de mayo, que la agudizan.

Bibliografía:

● Font, P. (1990). Desarrollo psicosexual. Artículo EN: Instituto de Estudios de la Sexualidad y la Pareja. Valencia, 2–8.

● Laplanche, J., Pontalis, J.B.: (1968) Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona, Ed. Labor, 1981.

● Marcelli, D. y De Ajuriaguerra, J. (2004, 3°. Ed.) Psicopatología del niño. Masson: Barcelona

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