Análisis Metapsicológico: Caso “S” o “Los limpiadores asesinos”

Con la información proporcionada se proseguirá a realizar el análisis metapsicológico del caso, con el fin de dar una hipótesis diagnóstica adecuada, para la planeación de intervención terapéutica. Dando comienzo, por el punto de vista genético, siguiendo por el dinámico, económico, tópico-estructural y terminando con la impresión diagnóstica.

S tiene 3 años, que lo ubica teóricamente en la etapa fálica, en donde el interés del niño se orienta hacia las zonas y funciones genitales. En este período aparece el llamado “Complejo de Edipo”, de cuya solución se deriva, gracias a un proceso de identificación del niño con sus padres, la aparición del “superyo” y , en cierta medida, la orientación sexual del sujeto (Dominguez, 2006). Se busca dar resolución del complejo de Edipo, por medio de la supultación y represión del deseo incestuoso que dirige hacia la madre (Hall, 1997), este deseo trae consigo que el niño vea al padre como un rival, sin embargo por el miedo a la castración, renuncia a sus deseos incestuosos de poseer a la madre, y se identifica con el padre, asemejándose a él, para seguir siendo el objeto de amor de la madre (Smirnoff, 1975).

Sin embargo, S, parece que aún no se encontra en esta fase como tal, si no, está en la fase pre-edípica, donde la relación del niño con su madre es, el fundamento de su vida psíquica, la base y prototipo de todas las relaciones amorosas posteriores (ligazón-madre-hijo), mostrando el deseo hacia la figura materna, no pudiendo dejar que la alejen de él; esto se puede observar en las sesiones donde la madre tiene que acompañarlo, sin importar que el hermano esté presente.

Por otro lado, S. se encuentra confundido, ya que establecio una relación sustituta amorosa con la abuela, que había sido su cuidadora principal hasta hace un año, ya que su mamá decidió dejar de trabajar transitoriamente para dedicarse al cuidado de sus hijos. Sin embargo, pareciera ser que S no lo tomo bien, ya que para él, su objeto amoroso es la abuela, percibiendo la ruptura en la relación a la cual estaba acostumbrado y había construido como figura materna. Bolwby indica que la edad más sensible ante la separación se da entre los 5 meses y 3 años (Citado en Marcelli & de Ajuriaguerra, 1996), siendo motor de angustia y ansiedad en S.

S. muestra miedo a ser dejado de nuevo por la madre, a pesar de que puede odiarla por separarlo de su abuela y porque ella misma lo dejó, también la ama, por ello, tiene miedo de que lo vuelva a dejar, sin embargo, percibe a su hermano como una amenaza ante esta idea, convirtiéndose en el rival que puede quitarle el cariño de su madre; parece ser que piensa que su llegada puede aniquilarlo y desplazarlo, reviviendo el trauma de ser dejado, siendo así, que los signos considerados como “conductas extrañas” por los padres, se agudizan cuando su hermano nace.

Pareciera ser que percibe a su padre como castrado, ya que el mismo se desplaza al ponerle límites y al cuidado de S. por lo que puede pensarse que en un futuro, pueda existir complicaciones para la elaboración del Edipo, ya que el padre no podría ser el que de corte a la relación madre-hijo, para la posterior identificación.

Sin embargo, como se encuentra en la fase pre-edípica y por las complicaciones en las relaciones amorosas que se mencionaron en esta etapa, me remontaré a analizar la etapa anterior, es decir, la etapa anal.

En esta etapa adquiere movilidad y el control de los esfínteres se convierte en su principal motivación. Durante esta etapa se aprende a controlar de manera voluntaria el proceso de evacuación de las materias fecales (Hall, 1997). El niño trata de adquirir autonomía sin excesiva vergüenza. Las alabanzas de los padres generan en el niño confianza y sentimientos de autonomía, mientras que las experiencias punitivas o represivas conducen a que el niño retenga las heces, traducidas en sentimientos de obstinación y, posteriormente, de mezquindad (Dominguez, 2006).

S presenta una fijación de tipo sádico-anal, como resultado de la acumulación de las angustias, manifestandose mediantes descargas primitivas por la falta de control de impulsos, como: las patadas dirigidas hacia sus papás, su maestra, compañeros y terapeuta, así como gritos y estallidos emocionales principalmente si no le dan atención inmediata o incluso cuando se le da órdenes o instrucciones, como si evitará que destruyeran o atacaran el “mundo” que construyó con su abuela, como lo menciona su papá “todo comienza a girar en torno al niño”. Asimismo en la contraparte, también presenta fijación de tipo erótico-anal, donde busca retener el cariño y la presencia introyectada de la madre y de la abuela, para no sentirse vacío, de hecho, también desarrolla un interés generalizado por coleccionar papeles como una forma simbólica de retención que calma su angustia de la idea de pérdida, ambos componentes anales que le provocan placer.

Asimismo, S. muestra rasgos de tipo paranoide y persecutorios, al tener estas ideas de que será aniquilado o que puede pasarle algo a sus papás, como lo menciona Abraham, la regresión a la fase anal primaria (expulsión) llevaría a la paranoia, base de la psicopatía, mientras que la fase anal secundaria (retención) es el punto de fijación de la neurosis obsesiva (Samat, 2006). Estos rasgos paranoides, los externa mediante su miedo a los limpiadores, con los cuales termina identificándose en su papel agresivo y con el temor de que sus papás se acerquen a los focos, mencionando que puede haber un incendio y todos se quemarían. Asimismo, M. Klein en su fase esquizoparanoide, menciona que las angustias son persecutorias, el bebé busca defenderse de ellas, proyectándolas sobre los objetos malos, protegiendo la imagen de la madre buena (citado en Marcelli & de Ajuriaguerra, 1996), esto justifica un poco más sobre las conductas agresivas que utiliza S. como forma de protección.

Ya que hay una fijación en esta etapa, proseguiré a analizar la etapa oral, con el fin de seguir conociendo la génesis del conflicto psíquico.

Tiene como objetivo la satisfacción de las necesidades libidinales a través de la boca; zona erógena y táctil, que constituye la principal fuente de placer. El niño pasa el tiempo comiendo y chupando. La solución adecuada de esta fase sirve de base al desarrollo de la capacidad de relacionarse con los demás y del sentido de confianza en sí mismo (Dominguez, 2006). La actividad de nutrición proporciona las significaciones electivas mediante las cuales se expresa y se organiza la relación de objeto; así, por ejemplo, la relación de amor a la madre se hallará marcada por las significaciones: comer, ser comido (Samat, 2006).

El primer objeto de pulsión sexual y amoroso es el pecho de la madre, el cual le proporciona placer, cuando este no está presente recurre a alguna parte de su propio cuerpo para obtener satisfacción, debido a que el pecho de la madre no es distinguido como un objeto externo y totalizado, si no como una extensión del propio cuerpo (Esparza, 2015).

Pero con la información proporcionada, el cuidado de la madre no fue constante para establecer una relación amorosa fuerte, si no se quedó débil, ya que solo estuvo a su completo cuidado por 3 meses, solo en ese periodo fue amamantado, posteriormente regresó a trabajar, dejándolo al cuidado de la abuela, hasta 1 año antes de la consulta, retomando la madre el cuidado de S, lo que no lo llevó a poder ver a su madre como un objeto completo, si no que terminó desplazando a su objeto sustituto de amor, el placer de afecto que éste necesitaba, ya que la gratificación de alimento fue perdido de manera abrupta cuando este lo requería. De hecho, la misma abuela, buscó tomar el papel de figura materna ante S. molestándose cuando le llamaban la atención o cuando éste mostraba afecto hacia sus padres.

Las pulsiones de vida, como las de muerte trabajan a la par, sin enbargo, en S. las pulsiones de muerte son las más presentes, tanto por el miedo persecutorio de su propia destrucción, como la destrucción de sus padres, es aquí donde también la pulsión de vida se hace presente, contraponiendose, y evitando la idea de muerte, ya que quiere perservar la vida de las personas que quiere. Sin embargo, las pulsiones de muerte no solo son dirigidas al miedo de la auto destrucción, si no como forma de defensa se identifica con la agresión, para evitar ser aniquilado, mediante las patadas dirigidas hacia sus papás, su maestra, compañeros y terapeuta, así como gritos y estallidos emocionales, para atacar a los fantasmas que lo persiguen, como el revivir la separación y relativo abandono de sus principales figuras: mamá y abuela.

El mundo externo, lo ve amenazante, principalmente al hermano pequeño, en donde la pulsión de muerte por medio de otros objetos, desplaza el sentimiento de rivalidad con el hermano, para que no le robe el cariño de su mamá y abuela, asimismo a ellas las ataca como muestra de amor ambivalente por relativamente dejarlo.

❀ Regresión. Es un proceso que supone retornar a una etapa previa del desarrollo que involucra una conducta que ha sido dejada atrás o superada. Suele tratarse de etapas en las que el sujeto se sentía más seguro y protegido (Galor, 2013). Es común la aparición de la regresión ante situaciones nuevas o de cambios que suponen una fuente de estrés para el niño, como la escuela a la cual muestra no poderse adaptar y el nacimiento de su hermano. Principalmente regresa a la fase oral y anal, buscando la no separación de su figura materna. No se puede hablar de fijación en alguna de estas dos etapas ya que apenas esta formando su personalidad, y como lo menciona Galor (2013), la fijación se refiere, mayormente, a adherencias desarrolladas en la infancia que persisten de una manera inmadura o neurótica en el adulto.

❀ Desplazamiento. Con este mecanismo se separa el afecto considerado amenazante o doloroso del objeto que lo causa, y se asocia con otro objeto. Éste suele ser un objeto neutro pero que de alguna manera guarda alguna relación simbólica con el primero (Pallarés, 2008). S, desplaza sus defensas agresivas, externándolas a las personas. Ya que como tal atacar a la separación le resulta imposible, por lo que busca descargar esa energía acumulada a otros. También en el caso del hermano, ya que no puede agredirlo por ser bebé, desplaza la agresión hacia su madre, que es el objeto cercano a él.

Formación Reactiva: Los instintos y sus derivados pueden ser distribuidos en pares opuestos, contrarrestando el impulso ofensivo concentrandose en el opuesto (Hall, 1997). Como en el caso de S, siente rencor hacia su madre sin embargo, es un sentimiento que le genera culpa, porque que prefiere contrarrestarlo con la idea de que no puede odiarla, si no por el hecho de que es su madre, lo más aceptado es sentir cariño por ella. Hay ideas ambivalentes que se mueven constantemente.

❀ Fantasía. La fantasía no es un mecanismo de defensa, pero a veces puede actuar como tal. En estos casos, la persona la utiliza para evadir o para realizar imaginariamente ciertos deseos que de otra forma no podrían ser satisfechos (Pallarés, 2008). S, incluso desplaza su miedo de separación y destrucción a objetos fantasiosos, como los limpiadores y focos. Utiliza su imaginación, para destruir a los objetos que considera persecutorios y que para él buscan aniquilarlo.

El Ello se encarga de descargar las cantidades de excitación, ya sean de energía o de tensión, dirigida al principio de placer, evitando el dolor (Hall, 1997). El funcionamiento del Ello, está sometido al principio del placer, y se concibe como un sistema que busca satisfacer las pulsiones sexuales y las pulsiones agresivas (Smirnoff, 1975). En el caso de S., podemos observar que mayoritariamente su estructura psíquica está siendo manejado por el Ello, sintiendo placer mediante las conductas que el Yo ejerce, ya que el Ello encuentra como sistema de motivación y acción, como las patadas, gritos y estallidos, así como la baja tolerancia a la frustración; estas conductas las presenta sin restricción. Para obtener placer y reducir la tensión, el proceso primario actúa ya que forma una representación mental del objeto, en este caso la relación con la figura materna, conservándose como huellas mnémicas en el sistema de la memoria, lo que permitió a S. traer la imagen mnémica a su presente, para poder sobrellevar momentáneamente la separación que se presentó como vez primera cuando S, era un bebé (Hall, 1997).

El Yo, es el mediador del Ello, y del Superyó, ya que este tiene contacto con la realidad, sin embargo, en S. se puede percibir que su Yo, es débil, ya que no puede mediar de forma adecuada las pulsiones que satisfacen al Ello, que trabaja ante el principio de placer. Freud (1923) señaló que en el Yo, el principio de la vida es esencialmente cuerpo y percepción, en su desarrollo las identificaciones tempranas con el primer objeto amoroso son cruciales y tienen un efecto duradero sobre el psiquismo ( citado en Hall, 1997), por este lado, S., estuvo de manera intermitente al cuidado de su madre, dado que ésta trabajaba, lo cual no permitió que se consolidara, la primera relación con la realidad, manteniéndose en la fantasía. El principio de realidad tiene a su servicio el proceso secundario, que consiste en descubrir o producir la realidad mediante un plan de acción, probando la realidad (Hall, 1997), para S., más que realizar un plan de acción para obtener la relación amorosa de la madre, busca evitar y atacar aquellos objetos que siente amenazantes o intrusos ante la ruptura de esta.

El Superyó, es la rama moral de la personalidad, se presenta como consecuencia de la asimilación de las normas paternas con respecto a lo que es bueno y malo (Hall, 1997). El Superyó de S., aún se encuentra en formación, ya que teóricamente aparece en la etapa fálica, precisamente donde S. se encuentra en este momento debido a su edad, para que surja de manera adecuada, tiene que introyectar las reglas dadas que se le de por sus padres, lo que evidentemente está en proceso, porque apenas dio comienzo de esta etapa.

De acuerdo con el análisis metapsicológico realizado, se tiene la impresión de que S. tiene ansiedad de separación acompañada de depresión. De acuerdo al criterio del DSM-V, S. mantiene un patrón repetitivo de preocupaciones excesivas guiadas al temor de que las personas más significativas para él les ocurra algo, como lo manifiesta cuando los papás se acercan a los focos, teniendo la idea de que se pueden incendiar y quemar. Asimismo esta presente la dificultad de separación en las noches, ya que no le gusta dormirse solo, o quedarse solo en algún lugar sin sus figuras significativas (Americana de Psiquiatría, 2013), como la mamá o la abuela, esto se observa en el consultorio, cuando en las sesiones la mamá tenia que estar presente, o incluso de forma significativa, se ponía agresivo cuando percibía a una persona como amenazante que podía pasar la barrera de “su mundo”.

Asímismo, el CIE-10 comparte indicadores, agregando otros, que igual se pueden observar en S. Para CIE-10 el trastorno debe aparecer antes de los 6 años y durar al menos 1 mes. En donde S. muestra malestar recurrente cuando prevé una separación de las figuras de mayor apego, como la materna, ya que no quiere revivir experiencias previas, e incluso el miedo a la inadaptación de surge al ir a la escuela, mostrandose atacante con el contexto.

En cuanto a la depresión, no se puede dar referencia precisa del DSM-V y el CIE-10, ya que se centran principalmente en la depresión en niños más grandes y adolescentes. Sin embargo, Marcelli y de Ajuriaguerra (1996) mencionan algunos indicadores que estan presentes en la depresión en niños de los 3 a los 5–6 años, en donde en S. se pueden observar conductas como: agitación, las conductas heteroagresivas, estado afectivo caótico, traducido en la búsqueda afectiva alternada con arrogancia, cólera y violencia al mayor rechazo o en este caso de S., el abandono o que salga de sus perpectivas del mundo que toma como diferente. La depresión viene ante la idea de separación de sus figuras importantes.

--

--