Caso Corina

Jenny Flores, Frida Luyando y Carolina Ríos

Datos de Identificación

Nombre: Corina

Edad: 7 años

Escolaridad: 2do de primaria.

Notas relevantes

Su padre tiene un pequeño negocio y la madre se dedica al hogar.

El padre es quien la lleva la primera vez.

Motivo de consulta

En la primera clase abierta en la escuela la niña no pudo participar, se encontraba ansiosa.

Ella tiene mucha dificultad para establecer relaciones sociales, siempre está muy ansiosa, se muerde las uñas, no mide el tiempo (noción), le preocupa que ella vaya a ser como él, él va ser muy tímido. Él no tiene amigos (padre), es muy inseguro, le sudan las manos al ir a la terapia de la niña.

Marco teórico

La familia se considera como la primera influencia social. Un ambiente familiar alegre y seguro sirve de plataforma básica para el buen desarrollo personal. Todos necesitamos sentirnos amados, respetados y escuchados. Esto puede darse de manera natural en la familia y es precisamente esta la que puede ayudarnos a enfrentar mejor los problemas y sufrimientos de la vida cotidiana, (Azpe y López, 2003).

Según Porot (1980) el papel de la madre es amar. Ella es quien primordialmente se halla encargada de aportar ese amor, que es uno de los tres pilares de la seguridad, necesaria para el buen desarrollo afectivo del niño. En torno a ese amor maternal se ordenarán las relaciones del niño, primero con su madre y más tarde con los demás elementos de la familia. Por lo que el amor es la más importante de las relaciones familiares, pero no la única. La madre ha de tener también autoridad, lo que no es incompatible con el amor, pero el amor tiene que desempeñar en ella un papel más importante que la autoridad.

El niño espera amor de su madre y de su padre espera, antes que nada, autoridad. El padre puede delegar parte de su autoridad en otras personas (sacerdotes, educador, monitor deportivo, etc.) sobre algunos puntos determinados y durante algún tiempo, pero permanece, en todo caso, como suprema apelación. El amor materno y la autoridad paterna son dos de los fundamentos indispensables al buen equilibrio afectivo del niño

También señala este autor que la función esencial de hermanos y hermanas es permitir la mejor socialización posible del niño. Esta adaptación social se conseguirá por el paseo de la rivalidad a la amistad y a la colaboración. Estas dos últimas actividades son el término habitual de las relaciones entre hermanos y hermanas con una evolución normal.

Apego

La teoría del apego parte de la propensión de los seres humanos a formar fuertes lazos afectivos con personas determinadas. Por apego se entiende el lazo afectivo que se forma entre el niño y su figura materna, (Ainsworth, 1978). Este vínculo se infiere de una tendencia estable a lo largo del tiempo de buscar proximidad y contacto con esta figura específica.

El punto central de esta teoría está dado en la postulación de una relación causal entre las experiencias de un individuo con las figuras significativas, y su posterior capacidad para establecer vínculos afectivos . Nociones como ansiedad de separación y disposición básica del ser humano ante la amenaza de pérdida, tienen especial relevancia.

Sus observaciones de situaciones de separación prolongada, le permitieron clasificar la relación de los niños en sucesivas etapas (Bowlby, 1973):

  1. Etapa inicial de protesta, caracterizada por una preocupación marcada de la ubicación de la figura de apego, expresada en esperanza y llamadas.
  2. Los niños que continuaban separados atravesaban una fase de desesperación.
  3. Etapa de desapego: con el transcurrir del tiempo los niños se vuelven apáticos y retiraron todo el interés aparente del entorno. Los niños ignoraban y evitaban la figura del apego primario al momento del reencuentro.

Para Bowlby, los patrones de apego se mantienen a lo largo del tiempo, siendo relativamente estables a lo largo del ciclo vital (Gautiere y Boeree, 2005).

La Teoría del apego reivindica la necesidad original de proximidad y contacto efectivo con figuras significativas durante la infancia y destaca su influencia sobre el desarrollo de la personalidad. La calidad del apego varía según sea la disponibilidad emocional de la persona a cargo como fuente de apoyo para la exploración y el dominio del entorno.

La valoración personal de cada quien tiene sobre sí mismo, o autoestima, se forma en gran parte por la suma de experiencias y mensajes que transmiten estas figuras durante los primeros tres años, y por la forma que el niño define los sentimientos de su propia experiencia.

Trastornos Neuróticos

Los trastornos neuróticos, como lo mencionan Marcelli y Ajuriaguerra (2004), se caracterizan por varias conductas psicopatológicas, como la angustia, ansiedad, fobias, obsesiones, compulsiones, conductas histéricas e inhibiciones.

Sin embargo, en esta ocasión realizaremos un enfoque en las conductas de ansiedad e inhibición, puesto que son las que se observan en Corina. Marcelli y Ajuriaguerra (2004) mencionan que la inhibición es una conducta que tiene relación con los trastornos de tipo neurótico, mismo que puede presentarse en con mayor frecuencia entre niños de 8 y 10 años. La inhibición puede afectar en cualquier sector de la vida infantil, así como la movilidad, activación y mímica del cuerpo. Consta de dos tipos: Inhibición de conductas externas y socializadas, por ejemplo, los niños que se aíslan y no socializan a pesar de querer hacerlo; e inhibición de las conductas mentalizadas, relacionada con el funcionamiento intelectual, por ejemplo, niños que juegan poco, conformistas, que prefieren copiar que innovar, inseguros, retraídos y que intervienen poco en actividades escolares. Asimismo, Marcelli y Ajuriaguerra (2004) también nos mencionan que la ansiedad es un estado en el que el niño expresa una actitud de espera de un acontecimiento que aún no sucede y lo cual genera una sensación desagradable, misma que se relaciona con manifestaciones somáticas y el miedo hacia un objeto o situación en específico.

Con respecto a lo anterior, la familia tiene un gran impacto en hacer que el niño domine la angustia, si los padres no sostienen a su hijo cuando siente angustia, pueden ocasionar que continúe desencadenándose hasta que, posiblemente, llegue a presentar síntomas como los mencionados anteriormente, por el contrario, si los padres lo sostienen pueden fomentar la capacidad del Yo para hacer frente a este tipo de situaciones.

Análisis

De acuerdo con la edad de Corina, esta se debería posicionar en el estadio de latencia, el cual se caracteriza por atemperar sus pulsiones sexuales, el cual no está cumpliendo adecuadamente, ya que no ha logrado pasar a dicho estadio, pues continua en el estadio edipiano. Esto se debe a que Corina no es capaz de renunciar a su Edipo, ya que dentro de este encuentra un gran placer en la relación que tiene con su padre, quien cuida de ella todo el tiempo, desde cubrir sus necesidades básicas como alimentarla, lo cual nos habla de una fijación en la etapa oral; además de asearla, vestirla, etc. Ante ello, podemos observar que Corina no desea posponer ni perder dicha relación con su padre que le causan placer, llevándola a no lograr renunciar a dicha etapa. Para que se termine el Edipo se debe de cortar la relación del padre con Corina y así como las conductas de insesto en el Edipo de la familia.

Dentro de esta misma etapa (latencia), tenemos que tener en cuenta que los niños se preocupan más por entablar relaciones entre pares, juegos y otros intereses; es por esto que la energía sexual se va dirigir a otras áreas, como las actividades intelectuales y las interacciones sociales. En este caso la tarea no se cumple ya que la niña se aísla y no socializa.

Cómo ya lo mencionamos anteriormente Corina presenta una fijación en la etapa de fálica debido a que sigue viendo a su madre como un rival por el afecto de su padre. Sin embargo, siente una culpa inconsciente en que la madre la castigue por estos sentimientos. En cuanto a la etapa oral, esta se distingue porque aparecen los primeros intentos por satisfacer las demandas promovidas por la libido a través de la boca, en la cual como ya se mencionó Corina presenta una fijación.

Ante ello podemos observar que Corina presenta una dificultad para trascender a la etapa que evolutiva ente le corresponde (latencia), lo cual nos indica que Corina continúa siendo regida por el principio del placer y no por el de realidad. El principio del placer de acuerdo con Freud (1911 en Esparza 2015) se presenta al inicio del desarrollo, el cual irá disminuyendo con el paso del tiempo en el niño, permitiéndole separarse de sus padres y así establecer el principio de realidad, el cual será importante, ya que a partir de este es que el niño sea capaz de inhibir y posponer, gracias al proceso secundario que lo acompaña. Por lo que el paso del principio del placer al principio de realidad, será uno de los grandes avances para el desarrollo y fortaleza de la estructura yoica, consiguiendo que sea capaz de diferir y dominar el exceso pulsional, llevando de a que el niño logre una mayor autonomía. Pero si dicha transición no ocurre en el niño, el yo queda vulnerable, llevando a que no exista un control en el niño, siendo incapaz de controlar sus impulsos o posponer su satisfacción, además de presentar dificultades para romper la ligazón de las investiduras libidinales, etc. Qué es lo que sucede con Corina, ya que no es capaz de renunciar a sus placeres cubiertos en la relación con su padre y así llegar a la autonomía.

Dado lo anterior, las pulsiones de Corina luchan a la hora en que estas deben o no ser satisfechas, lo cual como podemos observar ha llevado a presentarse en Corina con ansiedad, esto se refleja en el mordimiento de sus uñas, también dicha lucha le causan culpa, llevando a inhibirse socialmente. Cabe señalar que esta pulsión agresiva que presenta la exterioriza a través del juego mediante esconder los juguetes y por otro lado, presentar en diversos juegos a una bruja (madre), quien es estricta, le pega y apura en sus tareas, produciendo una relación hostil, a diferencia del príncipe (padre).

Tras dicha lucha de las pulsiones, Corina comienza a presentar fallas en su represión, ya no cuenta con una estructura yoica lo suficientemente fuerte. También el hecho de no poder avanzar a la siguiente etapa, lleva a Corina a tener un gasto energético, ya que su energía se centra en conservar los placeres que obtiene a través del padre, los cuales se presentan en la etapa fálica, en donde Corina llega a ser encremada por su padre, lo cual le causa un gran placer. Es importante señalar que dicha conducta puede considerarse incestuosa, ya que la niña ya no se encuentra en una etapa en la que esto sea socialmente bien visto.

Dada esta falta de autonomía ha llevado a que la estructura psíquica de Corina esté frágil, pues el yo no es capaz de satisfacer al ello, al superyó. Ya que para que esto suceda, Corina deberá de renunciar a su Edipo.

Impresión Diagnóstica

Después de hacer una revisión teórica y un análisis del caso, se concluye que Corina presenta inhibición, un síntoma de trastorno neurótico que ha afectado principalmente su área social, debido a que el placer encontrado en la etapa fálica por los cuidados paternos no le permite avanzar en sus tareas evolutivas, ya que desea conservar esos cuidados como signo de placer, conservando características que le permiten tener acceso a los mismos. Es importante que la familia le brinde a Corina el apoyo que requiere para que pueda continuar con las etapas de manera normal, principalmente el padre, quien es el que ha tenido más importancia en el desarrollo del síntoma, de lo contrario, éste podría desencadenar un trastorno de tipo neurótico, es decir, un conjunto de conductas patológicas que podrían agravar la situación. Para que lo anterior se pueda logar los padres deberán de terminar con el Edipo familiar, ya que esto les ayudará a que sus hijos se sientan amados y a su vez les ayudan a que puedan cumplir con sus tareas evolutivas de una mejor manera.

Referencias

Ainsworth, M. 1). S., Blehar, M. C., Waters, E. y Wall, 5. (1978). Patrones de apego: A Estudio psicológico de la situación extraña. Hillsdale, Nueva Jersey: Erlbaum.

Azpe, V. y López de Llergo, A. (2003). La autorrealización compartida. En E. Gomez. Hacia un desarrollo humano: valores, actitudes y hábitos. (pp. 65- 68). México: Limusa.

Bowlby, J. (1973). Fijación y pérdida, Vol. 2: Separación. New York: Libros Básicos.

Gautiere, R. & Boeree, G. (2005). Teoría de la personalidad: una selección de los mejores autores del siglo XX. Madrid: UNIBE.

Kimble, Charles; Hirt, Edward; et.al. Capítulo 6. Actitudes y estado de ánimo. En: Kimble, Charles; Hirt, Edward; Díaz-Loving, Rolando: Hosch, Harmon;
Licher, G. William; Zárate Michael (2002) Psicología Social de las Américas. Prentice Hall. México. pp. 135–171.

Marcelli, D. & De Ajuriaguerra, J. (2004) Psicopatología del niño 3ª. ed. Masson: Barcelona.

Porot, M. (1980) La familia y el niño. España: Planeta.

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