CASO KIM

Escamilla López Ana Laura y Vallejo Martínez Ana Valeria

Ficha de identificación:

Nombre: Kim
Edad: 15 años 2 meses al momento de la consulta.
Escolaridad: 3º de secundaria, en una escuela de alta exigencia.
Familia: Compuesta por padre, madre y ella, es hija única.
Los padres tienen 17 años de matrimonio.
Padre: Contador institución pública.
Madre: Se dedica al hogar.

Notas relevantes:

Se presenta con ropa muy holgada y se viste como señora. Muy parecido a su madre.

Se reporta que anteriormente ella asistió a terapia y en una ocasión narra que el tío antes de salir de casa la regreso porque tenía un poco escotada la blusa (4 dedos del cuello) le dijo que no es ropa decente y que se cambiara.

Motivo de consulta

Es remitida por el médico, ya que 2 semanas antes de esta consulta, se le adormeció el brazo izquierdo del codo para bajo. Comenta que también se deprime sin razón, “se abandona” siente mucha tristeza y hay un cierto mutismo. No se identifica una causa en especial y tiene unas 6 semanas atrás. Nació con gastritis.

Marco teórico

Según Freud (1900, 1914 citado en Esparza, 2015), el aparato psíquico requiere de un largo tiempo para desarrollarse; una de sus principales funciones reside en la regulación y tramitación de la excitación tanto proveniente del interior como del exterior, básicamente porque el cúmulo de excitación es percibido como displacer; en tanto que su supresión se registra como placer, cuando la exigencia pulsional es excesiva y fracasa la capacidad para dominarla, se originan, ya sea intensas sensaciones displacenteras o bien efectos patógenos, se fijan señala Freud (1940 [1938]), las condiciones para la génesis de un trastorno psicológico.

El punto de partida del devenir psíquico del sujeto, señala Aulagnier (1986a), está determinado por una historia que precede a su nacimiento, que previamente le otorga un lugar y un papel dentro de la historia familiar. La autora lo llama sombra hablada, su función es asegurar la transmisión transgeneracional del sistema de significaciones que comprende tanto los patrones de identificación, anhelos e ideales, como las leyes, exigencias y prohibiciones del orden cultural en su conjunto; es conveniente resaltar que, las familias también producen sus propios sistemas discursivos e identificantes, que junto con el medio social, participan de forma importante en la constitución psíquica, quedando el individuo sujeto a la cadena de transmisión.

Freud en 1914 planteó que el vínculo afectivo entre los padres y el bebé está impregnado por la sobrestimación, se tiende a depositar en el niño todos los atributos de perfección, quedando exento de toda crítica se hacen a un lado sus defectos. El narcisismo representa la esperanza de los padres para alcanzar los ideales que no pudieron cumplir ellos mismos.

Tener al niño ideal satisface el narcisismo paterno, pero en ocasiones el niño no corresponde al ideal de los padres, no es el bebé magnífico que esperaban, entonces el narcisismo se organiza en torno a lo que no es, ni será, un fracaso narcisista de los padres, que se transfiere al niño y a partir del cual será visto no con los atributos positivos, sino con los negativos. El narcisismo parental queda insatisfecho produciendo una herida narcisista, ante lo cual la reacción de los padres puede tomar dos caminos: compensar a través del exceso de amor, o privar de amor al hijo que no es lo que esperaban (Freud, 1933 [1932]).

Según Freud (1905), la condición de larga dependencia infantil influye en que la madre se constituya en el primer objeto amoroso; tanto para la niña como para el niño, la madre se instituye para toda la vida en el primero y más intenso objeto de amor, paradigma de todas las relaciones posteriores. Al inicio de la vida, esta relación se apuntala en la función nutricia, después se desliga de ésta debido a la excitación y satisfacción generada por las caricias, besos, arrullos y en general, todos los cuidados que la madre proporciona al bebé. Freud (1905) comenta que, mediante estas acciones se instala la ligazón con la madre, así, ella enseña al bebé a amar; aunque el exceso de mimos coadyuva a las posteriores dificultades del niño para renunciar y posponer la satisfacción.

Freud (1933 [1932] en Esparza, 2015) comenta que la larga dependencia infantil, implica que tomará mucho tiempo para que el bebé se vuelva un ser independiente, el niño pequeño no tiene inhibiciones contra las exigencias internas que únicamente buscan la descarga y repetir las vivencias de placer; en esa época los padres se encargan de protegerlo contra los peligros externos, ejercen desde fuera la autoridad que más tarde desempeñará el superyó; por esta razón, las amenazas de la pérdida del amor y protección parental tienen un papel tan importante en la aparición de la angustia.

En cuanto a las organizaciones de apariencia neurótica que se encuentran en dicho caso son las conductas obsesivas y las conductas histéricas.

Para poder hablar de las conductas obsesivas primeramente debemos definir lo que es una obsesión; está es una idea que asedia al paciente, acompañada de una sensación de malestar y ansiedad, de la que no puede desprenderse. Se incluyen también los rituales o acciones compulsivas que realizar, contra los que el paciente lucha con menor o mayor angustia. Los rituales sirven para calmar su angustia.

El estudio psicopatológico de las conductas obsesivas S. y A. Freud señalan que los orígenes de la organización obsesiva reside en una madurez del Yo anticipada a las necesidades pulsionales que dicho Yo reprueba.

Los rasgos obsesivos o los pequeños rituales son prácticamente normales, puede injertarse una función defensiva neurótica que da lugar a una sobrecatexis secundaria de estas conductas (Widlöcher en Marcelli y De Ajuriaguerra, 2004) y las fija.

Ahora al hablar de la histeria debemos distinguir claramente entre los síntomas histéricos y los rasgos de la personalidad llamada histérica. A partir de los 14–15 años, podemos encontrar sintomatologías histéricas parecidas a las halladas en el adulto.

Síntomas histéricos: Las conversiones son síntomas típicos de la patología adulta. Cuando se presentan se trata de siempre de conversiones que afectan al aparato locomotor, especialmente al caminar: cojera, aspecto de ebriedad, incapacidad para andar. El resto de síntomas duraderos descritos en el niño están representados por la hipoacusia, la amaurosis o la ceguera, la afonía o el mutismo. Se observan casi siempre en niños mayores o en adolescentes.

Lébovici menciona que la formación del núcleo histérico que cimentará la neurosis histérica del adulto se organiza inmediatamente después de la fase de latencia y corresponde a la neurosis infantil. Subraya que la auténtica neurosis del niño en periodo de latencia se caracteriza por la inhibición, especialmente la intelectual.

El otro tipo de configuración neurótica se caracteriza por la prevalencia de las conductas obsesivas.

La neurosis infantil traduce la organización de la sexualidad infantil en torno a las posiciones fálicas, el temor a la amenaza de la castración y por otra parte las figuraciones sobre la problemática edípica. La neurosis infantil presenta durante su establecimiento una escasa expresividad clínica que se evidencia con la con la organización progresiva del psiquismo a través de la diferenciación de las necesidades y la utilización incrementada de mecanismos de defensa (rechazo, desplazamiento, aislamiento, conversión en su contrario).

Análisis

Debido a la escasa información que se tiene sobre el caso, describir el desarrollo Psicosexual de Kim es complicado, sin embargo, hay algunos indicadores de no haber cursado fructíferamente más de una de las etapas. Kim, en este momento debería encontrarse en la etapa genital.

Según Freud, esta etapa incluiría el renacimiento del interés por la sexualidad en sus diferentes manifestaciones; la práctica de la masturbación; las primeras relaciones sexuales, en algunos casos homosexuales en un primer momento; la tentativa de alcanzar roles más adultos y, en definitiva, la madurez. La zona erógena predominante en esta etapa serían los genitales.

Para Freud la gran tarea individual en esta etapa es “liberarse de los padres”. En el niño esto significa abandonar sus nexos con la madre y buscar, por cuenta propia, algún sustituto femenino. En realidad, la búsqueda de ambos sexos es por independencia y ello supone serios y dolorosos problemas emocionales.

Algunos rasgos propios de esta etapa podrían ser: la capacidad de socialización e integración, progresiva satisfacción de sí mismo tendencia a ir resolviendo los conflictos contradictorios de su personalidad, capacidad y confianza en lo que hace.

Para Erikson (Erikson, 1968) la adolescencia es el momento en que el individuo integra en una identidad propia las pasadas experiencias de identificación, lo que en este momento del ciclo vital implica la adopción de creencias, valores y compromisos prácticos.

Con base en lo anterior podemos decir que Kim no está cursando satisfactoriamente esta etapa ya que no ha logrado la “liberación de los padres”. Kim aún está muy unida a su madre a tal grado que sus amigos son amigos de su madre y viceversa.

Además de no tener satisfacción de sí misma ya que de define con “complejo de gorda”, así mismo le causa ansiedad estar en contacto con otras personas, por ejemplo, los chambelanes de sus XV años.

También podemos notar que existen rasgos inconclusos de las etapas anteriores que Kim viene arrastrando, por ejemplo, la etapa de la latencia. Se caracteriza por un adormecimiento de los instintos pulsionales sexuales. Lo que conlleva a una reorganización energética que permite poner todos los recursos de la persona en actividades académicas, recreativas y de socialización. Pareciera que el desarrollo de Kim durante esta etapa fue de una manera correspondiente a la teoría, pero cuando reporta cierta ansiedad al contacto con los hombres en sus xv años, bien podríamos preguntarnos si realmente la socialización característica de esta etapa de desarrollo se llevó a cabo de una manera fructífera con el sexo opuesto. Esta etapa también está caracterizada por un Edipo resuelto; Kim reporta cierta rivalidad con su padre en las pruebas proyectivas y a su madre como un ser perfecto y sin defectos, esto nos lleva a revisar su desarrollo en la etapa anterior.

La etapa fálica se elabora el Edipo y cuando éste no se tramita adecuadamente, “el superyó resulta mutilado en su fuerza y configuración” (Freud, 1933 [1932], p. 59).

Dolto (1981) señala que la ausencia de los padres entraña el peligro de una elaboración defectuosa del conflicto edípico; cuando no existe el apoyo masculino, el niño corre el riesgo de quedar atrapado entre la madre y la abuela o las tías, lo que conlleva la dificultad para asumir su sexo. Por su parte, Evans (2007) explica que en la teoría lacaniana, el padre real interviene para que el niño pueda lograr la cancelación del Edipo, momento que marca el acceso al orden simbólico; donde el superyó emerge a partir de la identificación con la figura del padre. Dado que el padre es el representante del orden social, la ausencia de éste (tanto en lo real como en el discurso materno) implica una tramitación edípica incompleta y un factor importante en la etiología de todas las psicopatologías.

El padre de Kim no estuvo presente del todo en esta etapa de su vida, esto podría indicarnos que en realidad, Kim tuvo un Edipo invertido, pero nunca tuvo alguna figura que pudiera intervenir para que el Edipo se elaborará de manera correcta. El padre regresa a vivir con ellas a los 11 años de Kim, quizá es hasta este momento cuando empieza la angustia por perder el amor de la madre.

En cuanto a las etapas oral y anal, tenemos el antecedente de la gastritis.

Dentro de la etapa oral (que se lleva a cabo antes de la anal), la alimentación es muy importante para el correcto desarrollo dentro de esta etapa, pero la gastritis que se ha preservado hasta el momento es resultado de una mala alimentación o de no respetar los ritmos propios del bebé. Lo que hace sentido, debido a la historia familia que presenta Kim hasta el momento.

En la etapa anal, la gastritis es un malestar propio del sistema digestivo, lo que nos puede hablar de que la rigidez de la madre pudo haber tenido repercusiones en esta etapa también, sin embargo, no se cuentan con los datos suficientes para asegurarlo.

El Edipo no resuelto de Kim puede ser el génesis de la angustia, pero es importante cómo es que Kim ha podido hacer frente a esta angustia durante todo este tiempo desde un punto de vista dinámico, ya que parece que es una mala confrontación la que la ha llevado a nuevos conflictos.

Según Lebovici (2oo6), la realización de deseos que organizan las pulsiones es contrarrestada en el transcurso del desarrollo por la contrainversión de la pulsión. Esta organización defensiva comienza desde que el niño pequeño intenta satisfacer las exigencias maternas, y lo lleva a renunciar a sus deseos para obtener el amor de aquellos que lo educan y le exigen sacrificios.

Como ya lo vimos antes, el narcisismo de los padres representa la esperanza para alcanzar los ideales que no pudieron cumplir ellos mismos depositada en el niño.

Dicha esperanza puede verse en la exigencia de la madre ante una hija “decente” y podemos ver la contrainversión de la pulsión en la necesidad excesiva que tiene Kim de satisfacer los deseos de la madre, siendo una hija “perfecta”

Lébovici también menciona que la formación del núcleo histérico que cimentará la neurosis histérica del adulto se organiza inmediatamente después de la fase de latencia que la auténtica neurosis del niño en periodo de latencia se caracteriza por la inhibición, especialmente la intelectual. Pareciera que el tipo de inhibición que está presentando Kim no es intelectual, sino pulsional, ha inhibido sus deseos con tal de complacer a la madre y dicha inhibición ha sido causa de la potencialización de la angustia.

El mutismo y adormecimiento en el cuerpo de Kim es resultado de la conversiones propias del núcleo histérico.

Estructuralmente Freud (1933 [1932] en Esparza, 2015) comenta que los padres ejercen desde fuera la autoridad que más tarde desempeñará el superyó del niño; por esta razón, las amenazas de la pérdida del amor y protección parental tienen un papel tan importante en la aparición de la angustia.

Entonces al ser el cumplimiento de los deseos de la madre el mecanismo de defensa para no dejar de ser perfecta o decepcionarla, y al ver el carácter tan rígido de la madre, podemos deducir que el ello de Kim está siendo inhibido por un yo que está controlado por un superyó altamente punitivo.

La energía de Kim está focalizada en combatir la angustia que le causa tener que ser perfecta, en lugar de en cumplir los requerimientos característicos de la etapa sexual en la que se encuentra. Económicamente, esto representa un inminente fracaso en la liberación de los padres. La ansiedad de Kim no solo se ve potencializada ante los fracasos de sus mecanismos de defensa, debido a la etapa en la que ahora se encuentra Kim debería estar en la búsqueda de independencia, pero ya que su energía ya está “ocupada”, la conformación de una identidad propia se está viendo limitada. Dicha falta de identidad y la potencialización de la angustia pueden ser los factores principales para el desencadenamiento de conductas obsesivas.

Las conductas obsesivas de Kim pudieron insertarse como una función defensiva neurótica que da lugar a una sobrecatexis secundaria de estas conductas. Por lo tanto, la impresión diagnóstica que se tiene es que Kim presenta un cuadro neurótico obsesivo con síntomas histéricos.

Los síntomas son conversivos, eso explica el adormecimiento y el mutismo. En cuanto al “complejo de gorda”, y la tristeza que reporta es muy probable que se deban a los duelos característicos de la edad en el que se despide de la vida infantil.

Si diéramos un diagnóstico dentro de DSM-V podemos decir que Kim se encuentra en F42 [300.3] Trastorno obsesivo-compulsivo, introspección buena.

Referencias:

Esparza, M. (2015). Los síntomas del TDAH, solo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo. Tesis para obtener el grado de doctora en Investigación Psicoanalítica. Colegio Internacional de Educación Superior, México.

Marcelli, D. y De Ajuriaguerra, J. (2004, 3ª. Ed.).Psicopatología del niño. Cap.17.Trastornos y organizaciones de apariencia neurótica. Masson: Barcelona.

Marcelli, D.; Braconnier, A. y De Ajuriaguerra, J. (2004, 1ª.Ed.).Psicopatología del adolescente. Masson: Barcelona

Lebovici, S et al. (2006). La psicopatología del bebé. D.F, México: Siglo veintiuno editores.

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