CASO RICARDO

Escamilla López Ana Laura, Vallejo Martínez Ana Valeria

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Ficha de identificación:

Nombre: Ricardo

Edad: 14 años

Escolaridad: 3º de secundaria, en el primer bimestre reprobó 5 materias y 2º grado de secundaria terminó con un promedio de 6.5

Familia: Compuesta por padres y un hermano menor

Padre: Demetrio

Escolaridad: Mtro. En Física

Ocupación: Docente en institución pública

Madre: María

Escolaridad: Dra. en microbiología

Ocupación: Investigadora en misma institución

Hermano menor: Gabriel

Edad: 10 años

Escolaridad: 5º Primaria

Lugar de residencia: Texcoco, Edo. De México

MOTIVO DE CONSULTA:

Ricardo fue remitido por su pediatra por haber tenido un intento de suicidio, 3 semanas antes de que me consultaran.

Los padres informan que luego de una discusión con la madre, debido a que no había realizado sus deberes domésticos y tareas escolares, ésta castigó a Ricardo con el hecho de que debía lavar su ropa en ese momento, lo que produjo mucho enojo al chico.

Los padres salieron de casa por aproximadamente 45 min. a su regreso, después de comer, Ricardo le confiesa a su madre que semanas atrás se había cortado en el brazo haciéndose heridas horizontales poco profundas (por segunda ocasión, la primera vez que se cortó había ocurrido unos meses antes, cuando la novia lo cortó), y que cuando ellos salieron había ingerido sus pastillas (de la madre) de un medicamento anticonvulsivo; tomó aproximadamente entre 8 y 10 pastillas, junto con otro medicamento para cólicos estomacales (buscapina), de éste ingirió como 10 pastillas; también se tomó entre 8 y 10 pastillas de ibuprofeno (cafiaspirina). De inmediato lo llevaron al médico, quien luego de auscultarlo determinó que no había ingerido demasiado medicamento y solamente se le provocó vómito. Al salir de con el pediatra Ricardo le dijo a su madre: “mamá no te asustes, de todas formas lo voy a intentar otra vez”. Situación que tiene sumamente preocupados a sus padres, su madre llora al narrar los acontecimientos.

Marco teórico

Para este caso es muy importante hablar del devenir psíquico.

El punto de partida del devenir psíquico del sujeto, señala Aulagnier (1986a en Esparza, 2015), está determinado por una historia que precede a su nacimiento, que previamente le otorga un lugar y un papel dentro de la historia familiar. Mucho antes de que el niño nazca , existe un discurso que lo antecede, lo que la autora llama sombra hablada ; su función es asegurar la transmisión transgeneracional del sistema de significaciones que comprende tanto los patrones de identificación, anhelos e ideales, como las leyes, exigencias y prohibiciones del orden cultural en su conjunto.

Los anhelos representan lo reprimido, aquello a lo que debió renunciarse, de ahí el ideal de completud proyectado en el deseo de tener un hijo; no obstante, la sombra hablada habilita la transmisión de la represión, repetición de la prohibición que asegura al niño como ser diferente, pero cuya herencia psíquica le asigna el papel de preservar y transmitir el sistema de parentesco de la cultura (CastoriadisAulagnier, 1975; Diccionario de psicoanálisis, elortiba.org, s.f.). Es importante destacar que las fallas en la propia estructuración psíquica de los padres, juegan un rol patógeno en este proceso de transmisión, de tal forma que la sombra hablada se vuelve el presagio de una catástrofe, especialmente cuando no protege del retorno de lo reprimido, de la realización de un antiguo anhelo, el deseo de tener un hijo de la madre (Castoriadis-Aulagnier, 1975).

En este sentido el deseo de maternidad que se impone al deseo de hijo, expresa una falla en la transmisión del derecho al deseo, lo que implica que la sombra hablada caiga como algo funesto en el hijo, pues no anticipa el advenimiento de un nuevo ser, su importancia estriba en la posibilidad de que la madre retroceda al lugar privilegiado que supone ocupó en una época anterior. Las parejas con discrepancias suelen no comprender cómo es que ocurrió el embarazo; en tanto que donde el odio es el vínculo predominante, es común el reproche mutuo de un embarazo que no se deseaba (Aulagnier, 1986a en Esparza, 2015). Sin duda alguna, comenta Aulagnier, la maternidad es una experiencia que hace resurgir lo que toda mujer vivenció en su relación originaria, pero cuando esta experiencia, por diversas razones se trastocó, el embarazo representa la amenaza del retorno de lo reprimido, aspecto perjudicial para la relación no solamente con el niño imaginario, en gestación, sino para la relación con el hijo una vez que nazca.

Para Aulagnier (1986a) la historia del individuo no comienza con su nacimiento, inicia a partir de que la mujer sabe que está embarazada y percibe los primeros movimientos del feto; así, se instaura una relación imaginaria con un embrión en desarrollo al que se imagina con los atributos de un cuerpo completo, cuerpo imaginado sobre el que la madre deposita su libido, investimento narcisista de un anhelo de ideal, proyección de los sueños incumplidos de los padres que actúa como factor estructurante.

Las fallas en la investidura fetal dependen tanto de la ausencia o distorsión del deseo de hijo, como de la carencia de apoyo de la pareja y las experiencias vividas por la mujer durante el embarazo; en ocasiones éste puede resultar una molesta carga que no logra despertar ni interés ni placer, especialmente cuando, por alguna razón, el embarazo decepcionó a la madre.

Dentro de este tenor, Castoriadis-Aulagnier (1975 en Esparza, 2015) planteó que el fracaso en la investidura fetal, sienta las condiciones para el desarrollo de la psicosis, entre éstas se encuentra la ausencia del deseo de hijo, la falta de placer en la concepción, el displacer de un embarazo, fuente de sufrimiento “vivido a menudo como una prueba penosa, somáticamente mal soportada” (p. 202); a lo que se suman las experiencias de soledad, odio y conflictos entre la pareja, violencia, depresión, factores que dificultan o impiden el establecimiento de la relación imaginaria con el niño en gestación. De este modo, los enunciados en relación al origen del niño lo describirán como un accidente biológico, producto de la desavenencia, el desdén o el odio; con ello, el niño es despojado desde antes de nacer de su singularidad (Aulagnier, 1986a).

Ahora con respecto a la psicopatología presente en el caso, Marcelli, Braconnier y De Ajuriaguerra en 2004 primeramente hablan sobre el problema del actuar y del paso del acto.

El actuar está considerado como una de las formas de expresión privilegiada de los conflictos y angustias del individuo. Se manifiesta en adolescentes a nivel psicopatológico en los trastornos del comportamiento, que representan uno de los motivos de consulta más frecuentes en psiquiatría de la adolescencia.

Modelo de comprensión clínica y fenomenológica:

El acto es una conducta espontánea de alto alcance positivo y evoca una espontaneidad, y a veces una culpabilidad inconsciente.

El paso al acto es con frecuencia violento y agresivo, y tiene carácter impulsivo y delictivo.

Modelo de comprensión psicoanalítica:

El acting out designa las acciones que presentan con frecuencia un carácter impulsivo relativamente en ruptura con los sistemas de motivaciones habituales del individuo, aislables en el curso de sus actividades y que toman con frecuencia una forma auto o heteroagresiva.

Los actos-síntomas enmascaran la existencia de un conflicto.

Factores que favorecen el actuar en todo adolescente

Existen dos clases de factores que favorecen el actuar:

  1. Factores ambientales:
  2. El cambio de estado social
  3. El contenido mismo del nuevo estado social
  4. Los estereotipos sociales
  5. La interacción social
  6. La presiones excesivas de la realidad
  7. Factores internos:
  8. La angustia
  9. El reajuste del equilibrio pulsión-defensa: Para S. Freud, la característica esencial del paso al acto es la noción de desplazamiento de la descarga pulsional, como en el caso de la regresión formal.
  10. La antítesis actividad- pasividad
  11. Las modificaciones instrumentales

Los significados psicológicos y psicopatológicos de la acción

El paso al acto toma un sentido diferente según situaciones y enfoques dados.

  1. La acción como estrategia interactiva: La acción está considerada como un medio indirecto de adquirir, de disimular o de revelar una información mediante un reencuentro interpersonal con otro individuo.
  2. El actuar como mecanismo de defensa: Tiene una función restitutiva en relación con el Yo. El acting out del adolescente puede concebirse como una forma de acción experimental al servicio de la función adaptativa del Yo. Desde este punto de vista, tal acción puede considerarse como la solución de un problema. (Levitt y Rubinstein, 1959 en Marcelli, Braconnier y De Ajuriaguerra, 2004).

Anna Freud describe varios mecanismos de defensa:

Forma de conducta mentalizada: Defensa por inversión del afecto, por retracción de la libido en el Sí mismo.

Modo de conducta de acción: Defensa por la regresión, por el desplazamiento de la libido. En esta, el adolescente va a transferir su Iibido a los sustitutos parentales, a sus líderes, a un amigo o a un grupo.

En un grado mayor en los adolescentes prepsicóticos o psicóticos, nos hallamos con pasos al acto como defensa frente a la despersonalización o la confusión de identidad.

  1. La acción como dificultad de la conducta mentalizada: En el cuadro de la transferencia se observa con frecuencia que el paciente actúa para evitar sentir. El acting out es valorado como una conducta de huida frente al afecto o a la representación desagradable en la conciencia del individuo.

El paso al acto constituye con frecuencia una de las consecuencias de la separación de las pulsiones libidinales y las pulsiones agresivas. Haciendo esto, el adolescente evita sin duda el sufrimiento, pero al mismo tiempo se ve las posibilidades fantasmáticas y cognitivas en parte dificultadas.

Ahora en este punto hablaremos acerca de la violencia en la adolescencia, comenzaremos explicando la heteroagresividad en específico sobre las conductas destructoras solitarias.

Estas conductas son más raras, pero también el índice de un una mayor desviación psicopatológica hablaremos sobre la crisis de violencia de la adolescente en el apartamento familiar.

  • Crisis de violencia del adolescente en el apartamento familiar: Bruscamente, a veces sin ningún signo anunciador, el adolescente se pone a romper el mobiliario, los objetos destruidos pueden ser los de una sola persona (pertenecientes a él mismo y a los que antes tenía un afecto particular) o a uno de sus familiares.

Fuera de la psicopatología del adolescente mismo, estas conductas destructoras señalan siempre perturbaciones profundas de una dinámica familiar: la incomprensión de los padres es frecuente, antes de la adolescencia, el niño ha estado situado a menudo en el centro del conflicto o ha constituido el punto clave. En ciertos casos, el adolescente parece ser portador de la agresividad de uno de sus padres frente al otro; una verdadera connivencia destructiva parece ligarse entre un padre y el adolescente.

La agresividad (el ataque al mobiliario) toma siempre una dimensión simbólica de ataque al cuerpo interno de uno de los protagonistas, en particular de la madre. Este ataque al cuerpo interno toma un significado que está en función del nivel de organización estructural en el que se sitúa el adolescente: reactivación de la problemática de castración o angustia que se centra en integridad corporal.

Debe señalarse que esta conducta destructiva puede estar aislada correspondiendo a una crisis única. El riesgo es que se repita, sumiendo al adolescente en la patología; esta repetición está en general ligada a sistemas de interacción familiar altamente perturbados. En caso de repetición, se observan otras conductas, en particular fuga y tentativa de suicidio.

Con base a lo anterior es pertinente hablar sobre la autoagresividad.

Estas manifestaciones están dominadas por el problema de las tentativas de suicidio. En este apartado hablaremos sobrelos equivalentes suicidas y las tentativas de suicidio.

Automutilaciones

Las automutilaciones se observan en los contextos:

  1. Se trata de una verdadera descarga motriz en respuesta inmediata a una situación de tensión, de conflicto o de frustración.
  2. Se trata de un niño automutilado en el que las manifestaciones persisten y se agravan en la adolescencia.

Dentro de las automutilaciones se pueden encontrar las impulsivas y las crónicas. En esta ocasión nos enfocaremos en las impulsivas.

Las automutilaciones impulsivas suelen suceder a veces de forma imprevisible, otras después de un incremento de angustia o de agitación.

Éstas se centran en general en las muñecas y antebrazos. Frecuentemente, se asocian otras conductas sintomáticas: conductas anoréticas o bulímicas, estado depresivo, dificultad sexual, tendencia toxicomaniaca.

En el plano psicopatológico convergen dos series de factores que desembocan en la descarga autoagresiva:

  1. Graves carencias en la imagen de sí mismo y del objeto (malas imágenes).
  2. La exteriorización de los afectos y la puesta en escena constituyen el medio privilegiado de lucha contra la angustia.

Tentativas de suicidio

Por el ataque directo del cuerpo, ilustra el cuestionamiento completo de la relación que el adolescente mantiene con su cuerpo. Por el deseo de muerte de imágenes internas, representa una caricatura de “trabajo de duelo” que estos mismos adolescentes deben cumplir. Por el contexto depresivo que lo envuelve, comúnmente la tentativa de suicidio plantea el problema de la depresión como vivencia existencial propia de la adolescencia.

La tentativa de suicidio debe ser comprendida como un gesto último y a veces desesperado de mantener o de restablecer la relación con los demás, frecuentemente mal llevada hasta entonces.

  1. Estudios epidemiológicos:
  • Características familiares: existen numerosos conflictos familiares, en particular separaciones, con ausencia frecuente del padre o de toda figura de autoridad paterna. Este factor interviene tanto más, cuanto más precoz es la separación.
  • Factores socioculturales: Este factor hace intervenir la noción de aculturación brusca y de cambio repentino de los valores sociales.

En los recientes antecedentes de adolescentes suicidas se encuentran con extrema frecuencia cambios de domicilio, partida de un miembro de la familia, cambios en los hábitos o formas de vida (cambio de escuela, de trabajo), por rupturas con el grupo de compañeros, etc.

  • Factores individuales: existen tres órdenes de factores que parecen agravar el riesgo potencial:
  • El fracaso en la escolaridad
  • El uso de una droga
  • La existencia de un diagnóstico psiquiátrico

B. Significado psicopatológico de la tentativa de suicidio

  • Significado psicológico general del suicidio: En los adolescentes, parecen particularmente frecuente ciertos significados como:
  • La huida: El hecho de escapar, a través del atentado contra su vida, de una situación experimentada como insoportable por el individuo.
  • La llamada y el chantaje: El hecho de atentar contra su vida para hacer presión sobre otro.
  • El juego: El hecho de arriesgar su vida para probarse a sí mismo.
  • Significado psicopatológico del acto suicida: El gesto suicida traduce una frecuente falta de tolerancia la frustración, con su corolario habitual que es el paso del acto. Para ciertos autores, el momento suicida en sí mismo corresponde a un desfallecimiento en los procesos de mentalización, a un “cortocircuito” en las posibilidades de elaboración psíquica.
  • Significado de las interacciones entre el adolescente suicida y su entorno: Ladame separa tres series de hechos que, sin embargo, no se sitúan sobre el mismo registro:
  • En estas familias, el adolescentes es a menudo el centro de una proyección parental excesiva. Sirve en particular de receptor al sufrimiento de los padres. La relación entre padre y adolescente tiene identificación proyectiva ( a menudo de naturaleza agresiva); esto explica en parte los fracasos precoces en el primer proceso de separación-individualización.
  • La barrera entre las generaciones es a menudo confusa en las familias. Las coaliciones entre los miembros pertenecientes a distintas generaciones son dirigidas frecuentemente contra un tercero de la familia, transgrediendo la estructura normal de la misma en función de las generaciones.
  • Se haya regularmente una degradación progresiva del entorno familiar y social del adolescente suicida: defunción o partida de un miembro de la familia, rechazo por el adolescente de su familia o por la familia de las adolescentes, ruptura afectiva, ruptura del grupo de compañeros.

ANÁLISIS DEL CASO

Punto de vista genético

  • Etapa genital (12 a 18 años):

Ricardo tiene 14 años, se encuentra en la etapa genital del desarrollo sexual. Justamente cuando el centro del placer no sólo se encuentra en los propios genitales sino también un origen central de las tensiones. En esta etapa de la pubertad, insertarse dentro de la sociedad es una de las características de la etapa, siendo la solución de conflictos de personalidad una de las tareas para poder lograrlo. Tarea que no se está logrando, ya que los problemas sobre control de impulsos que se logran ver en los episodios agresivos que tienen, se han incrementado cada vez más.

Deslindarse o liberarse de los padres, en búsqueda de otro ser femenino que sustituya a la madre es la tarea evolutiva más importante, la cuál se ha realizado ya que Ricardo ya ha tenido una relación, sin embargo, no supo lidiar con el duelo de la misma cuando terminó.

A pesar de que la independencia de los padres tienen como consecuencia un poco de rebeldía, la aceptación de sí mismo y la autoconfianza también son característicos de esta etapa, por lo tanto, las autolesiones no deberían presentarse en el momento evolutivo en el que Ricardo se encuentra.

Revisar los posibles conflictos con etapas anteriores será de mucha ayuda para identificar el por qué de los impulsos agresivos y las autolesiones.

Etapa de latencia (6 a 12 años): La etapa de la latencia es caracterizada porque el centro de placer está en tareas de productividad y relaciones sociales.

La búsqueda de conocimiento, la formulación de hipótesis y la competencia son característicos de esta etapa, la energía sexual se dirige a estas tareas y Ricardo no parece haberlas cursado de la manera más óptima ya que además de no presentar interés por las tareas académicas, la socialización es pobre y agresiva.

Etapa fálica (3 a 6 años de edad): La etapa fálica es caracterizada principalmente porque el centro de placer son los genitales, y existe una importante actividad de masturbación.

Aparece el complejo de edipo, en el cual, la rivalidad con el padre por el amor de la madre es importante para el desarrollo evolutivo de cada sujeto.

No existe un claro objeto de amor para Ricardo, y el padre externa que fue un embarazado no deseado, mientras que la madre lo vivió con estrés. Desde el nacimiento, el cuidado de Ricardo ha estado a cargo de diferentes cuidadores lo que imposibilita un buen establecimiento de relación objetal.

La madre se mostró ausente y fría, mientras que el padre se va a los 4 años de Ricardo, por lo tanto, haber establecido correctamente un Edipo se dificulta debido a la ausencia de amor con la madre y la ausencia de algún tipo de competencia.

Etapa anal (1 a 3 años): Durante el período anal, el niño aprende ciertas orientaciones básicas como la posesión y el desprendimiento, esas orientaciones pueden distorsionarse o exagerarse, según Freud es la sobrevaloración de los productos anales lo que inicialmente engendra el rasgo de personalidad.

La satisfacción de esta etapa viene de cumplir los deseo de sus padres, avisar y controlar. La ansiedad proviene de la vergüenza y la desaprobación de los demás.En esta etapa al mismo tiempo se quiere acercarse y soltarse, acumular y descartar, aferrarse y arrojar. Por lo tanto, las relaciones sociales están marcadas por la dualidad soltar — aferrarse.

Ricardo presenta enuresis, fuera de esta etapa, lo que quiere decir que hubo un fallo.

Etapa oral (0 a 12 meses): En esta fase el placer sexual está ligado predominantemente a la excitación de la cavidad bucal y de los labios, que acompaña a la alimentación.

Estas formas de erotismo oral permiten el desarrollo de formas de relación social, así como la capacidad de obtener y tomar. Estas son formas de autoconservación necesaria para el ser humano en esta etapa de la vida. Ricardo queda al cuidado de otras personas después de 2 meses de nacido. Y su madre, aunque logra amamantarlo, no hay una función de holding materno exitosa.

Después de analizar el paso de Ricardo por las diferentes etapas del desarrollo sexual, podemos percatarnos de la relación directa que existe entre la crianza que tuvo Ricardo y las tareas evolutivas no cumplidas de cada etapa.

En cuanto al embarazo la madre lo califica como estresante y una pérdida de su libertad. Alaugnier (1996) hace referencia sobre la historia que antecede a los sujetos y que dicha historia podría ser amenazante o estructuradora, la cual llamará “sombra hablada”.

La madre de Ricardo no solo sentía emociones negativas en cuanto al nacimiento de Ricardo, también tuvo un historial de violencia con su propia madre, historial que vendrá a devenir en Ricardo después.

La historia de la madre y el embarazo vivido como estresantes y una “pérdida de la libertad” por parte de la madre y como “no deseado” por parte del padre son sin duda razones fundamentales por las cuales el desarrollo evolutivo de Ricardo se vio conflictuado. Ya que como seña Alaugnier (1996) Las experiencias de soledad, odio y conflictos entre la pareja, violencia, depresión, factores que dificultan o impiden el establecimiento de la relación imaginaria con el niño en gestación. De este modo, los enunciados en relación al origen del niño lo describirán como un accidente biológico, producto de la desavenencia, el desdén o el odio; con ello, el niño es despojado desde antes de nacer de su singularidad (Aulagnier, 1986a).

La enuresis se presenta cuando el padre se va, después de la última agresión física cometida contra la madre. Esta dualidad de aferrar-soltar se hace presente en Ricardo, quizá en agustia por la culpa de no querer soltar al padre que termina con una descarga de orina involuntaria (soltarlo).

Punto de vista dinámico

Los conflictos más visibles de Ricardo, en tanto a las relaciones interpersonales, son las complicaciones familiares a las que se ha visto sometido a lo largo de toda su vida; mientras que el mayor conflicto interno es la incapacidad de frenar su ira y, sobre todo, los intentos suicidas.

La experiencia de sufrimiento en las primeras etapas del nacimiento y el poco sostén afectivo de la madre brindado al niño provoca la actuación de la pulsión de muerte que obstaculiza la investidura narcisista del niño y la relación con la madre. Esto puede traer como consecuencia una pérdida en la consistencia del yo, que puede provocar posteriormente su desorganización debido a experiencias traumáticas dolorosas acumuladas (Esparza, 2015, p. 115)

A partir del narcisismo propio se inviste libidinalmente a los objetos externos o se les retira esta catexis; pero particularmente en personas con rasgos depresivos se observa que la libido y el interés hacia el mundo disminuye, debido a una renuncia del yo, que se traduce en un fracaso libidinal ante el mundo externo que puede llevar a que el adolescente presente conductas suicidas.

La poca consistencia del Yo de Ricardo se puede observar en los intentos suicidas y la poca capacidad que tiene para reprimir sus pulsiones agresivas. Todo esto debido a las experiencias dolorosas y la sombra hablada que lo han acompañado durante su desarrollo.

La poca consistencia del Yo de Ricardo no es la única razón por la que ha tenido conflictos, es también la dinámica familia la que ha jugado un papel importantísimo para los intentos suicidas de Ricardo. Este caso está caracterizado por ciclos de agresión repetitivos; existen agresiones físicas del padre a la madre, de la madre a Ricardo y de Ricardo nuevamente al padre.

Tanto la poca estructuración del yo como la dinámica familiar han derivado en un “acting out”. El acting out designa las acciones que presentan con frecuencia un carácter impulsivo relativamente en ruptura con los sistemas de motivaciones habituales del individuo, aislables en el curso de sus actividades y que toman con frecuencia una forma auto o heteroagresiva.

Punto de vista económico

El primer mecanismo de defensa que utilizó Ricardo fue la enuresis la liberación “involuntaria” del padre saciaba su angustia resultado de la culpa por querer soltarlo.

Algo similar ocurre al regreso del padre, hubo una ruptura en el “equilibrio” que vivía con la madre y al estar expuesto a este cambio incluyendo nuevas normas y reglas Ricardo comenzó el deseo de que el padre no existiera más, deseo castigado por el superyó y como consecuencia el acting out. Como indican Levitt y Rubinstein El actuar como mecanismo de defensa tiene una función restitutiva en relación con el Yo. El acting out del adolescente puede concebirse como una forma de acción experimental al servicio de la función adaptativa del Yo. Desde este punto de vista, tal acción puede considerarse como la solución de un problema. (Levitt y Rubinstein, 1959 en Marcelli, Braconnier y De Ajuriaguerra, 2004).

Punto de vista tópico y estructural

Anna Freud señala que la personalidad tiene influencia directa por el desarrollo de las funciones sexuales y así provocar un desarrollo psíquico produciendo en los adolescentes conflictos internos. Estos conflictos entre el ello y el superyó son mediados por el Yo.

El embarazo de Ricardo fue vivido como un problema, y esto puede traer dificultades en la estructuración psíquica del menor posteriormente (Citado en Esparza, 2015, p.112).

Al tener un Yo pobre, poder reprimir las pulsiones agresivas que presenta Ricardo tanto hacia otros como a él mismo resulta una tarea complicada y visiblemente fallida.

El yo se ha visto muy pobre al tratar de mediar entre las acciones primarias y secundarias del individuo, lo que conduce a comportamientos que van de las gratificaciones sexuales, genitales perversas y el comportamiento agresivo.

Es importante destacar que las fallas en la propia estructuración psíquica de los padres, juegan un rol patógeno en el proceso de transmisión, de tal forma que la sombra hablada se vuelve el presagio de una catástrofe, especialmente cuando no protege del retorno de lo reprimido, de la realización de un antiguo anhelo, el deseo de tener un hijo de la madre (Castoriadis-Aulagnier, 1975).

Así, las conductas hetero y autoagresivas de Ricardo se deben al empobrecimiento del Yo y a la demanda del ello de saciar las pulsiones agresivas, las cuales son constantes debido a la represión a la que Ricardo se ha visto sometido a lo largo de su vida. El gesto suicida traduce una frecuente falta de tolerancia la frustración, con su corolario habitual que es el paso del acto. Para ciertos autores, el momento suicida en sí mismo corresponde a un desfallecimiento en los procesos de mentalización, a un “cortocircuito” en las posibilidades de elaboración psíquica.

Significado del síntoma

El yo empobrecido de Ricardo ha cedido ante las pulsiones agresivas que presenta ante el ciclo de violencia que vive en el entorno familiar. Dado que la tentativa de suicidio debe ser comprendida como un gesto último y a veces desesperado de mantener o de restablecer la relación con los demás, frecuentemente mal llevada hasta entonces, el síntoma no sólo se ha visto reflejado en heteroagresión, la autoagresión en tentativa de suicidio ha sido resultado de la angustia a la que se ha visto sometido debido a los conflictos intra e interpsíquicos.

Hipótesis diagnóstica

Heteroagresivo en crisis de violencia en el apartamento familiar con tentativas de suicidio ya que se señalan siempre perturbaciones profundas de una dinámica familiar como la incomprensión de los padres, además de que parece ser portador de la agresividad de uno de sus padres frente al otro; es decir del padre frente a la madre.

En cuanto a un diagnóstico dentro de DSM-V podemos decir que Ricardo se encuentra en F63.81 [312.34] Trastorno explosivo intermitente ya que cursa periodos de agresividad que inician de forma súbita, ante una provocación escasa o sin ella, en ocasiones hasta el punto de perder por completo el control, como por ejemplo la ocasión en donde agarró un cuchillo y lo apuntó hacia su madre o cuando llenó el alrededor de su casa con gasolina.

REFERENCIAS

Esparza, M. (2015). Los síntomas del TDAH, solo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo. Tesis para obtener el grado de doctora en Investigación Psicoanalítica. Colegio Internacional de Educación Superior, México.

Marcelli, D.; Braconnier, A. y De Ajuriaguerra, J. (2004, 1ª.Ed.). Psicopatología del adolescente. Masson: Barcelona.

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: Author.

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