Las funciones del yo

Freud introduce la noción de yo, como “portador del reservorio” neuronal de investiduras, cuya finalidad es liberarlas para buscar la satisfacción e inhibir los afectos dolorosos (función de descarga-inhibición).

En esta época el yo mediaba entre la investidura de deseo y la percepción de la realidad objetiva

El yo se forma a partir del ello, el ello es la instancia psíquica más antigua, su contenido, es decir las pulsiones, proviene de lo heredado, lo constitucional; ahí rige el principio del placer y habita lo reprimido, todo en el interior del ello es totalmente inconsciente, solo podrá acceder a la consciencia a través de enlaces con representaciones donde medie el lenguaje.

Yo — la razón, autoconservación, memoria, adaptación, control de la motilidad y de la percepción.

Ello — pulsión, Organiza procesos mentales en tiempo y orden y el examen de la realidad.

El buen funcionamiento del yo es requisito indispensable para mantener la salud mental, para lograr esto, el yo se fortalece mediante las experiencias de vida provenientes del afuera; no obstante el yo, nos dice Freud (1923), está sometido a enormes presiones provenientes tanto del interior: el ello por un lado demandado satisfacción y el superyó vigilando sus acciones constantes como de las exigencias del exterior, es precisamente de este esfuerzo que puede resultar debilitado y entonces convertirse en un gran depósito de angustias.

Bibliográfica: Esparza Eva Maria. “Los síntomas del TDAH, solo la punta del iceberg, Clínica de lo negativo”. Octubre 2015.

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