Narcisismo libidinal

El narcisismo es el investimiento del Yo libidinal que se va caracterizar por ser el amor a sí mismo, correspondiente a una fase temprana del desarrollo del Yo en relación con los objetos externos que va intervenir en la conformación del adentro y va influir en la diferenciación entre el placer y el displacer como
acción psíquica. El narcisismo va contribuir al desarrollo y fortalecimiento del Yo que se constituye en el reservorio de libido desde donde se inviste el mundo exterior (Esparza, 2015; Martínez, 2012).

Esparza (2015) retoma a los autores Freud y Winnicott (1963) para hacer referencia a las clasrificaciones del narcisismo (primario y secundario).

  • 1ro. Es la concentración de libido en el Yo. Es el primer reservorio de la investidura fetal. Que se caracteriza por el placer de la concepción de un hijo al nacimiento. El Yo se va investir libidinalmente en él y en el mundo
  • 2do. Es el libido sustraído de los objetos para reorientarse hacia el yo. Es decir, se rompe el narcisismo por las exigencias del mundo, los deseos e intereses de los padres; aquí se produce la primer herida narcisista en la cual el niño va recuperar el objeto libidinal cumpliendo las exigencias del Yo.

Freud (1915, citado en Esparza, 2015) plantea que el narcisismo guarda una estrecha relación con el amor prodigado al bebé por los padre. El niño va ser amado por la madre (desde su propio narcisismo), este amor maternal va provenir del resurgimiento del narcisismo reprimido de la madre.

Lebovici y Weil (2015) mencionan que “la transición hacia la paternidad va ser una fuente de satisfacciones narcisistas, ya que el padre y la madre se identificaran con sus propios padres , son su poder, con su autoridad y con otras cualidades que han percibido e imaginado acerca de ellos (p. 99)”.

El vínculo afectivo que van a tener los padres con su hijo va estar caracterizado por la sobrestimación, ya que se va depositar en el niño todos los atributos de perfección, dejando a un lado sus defectos. Viendo de esta forma al niño se va concebir como un objeto de amor idealizado que llamaremos su “Majestad el bebé” debido a que el mundo va girar a su alrededor.

A raíz de lo anterior podemos decir que el narcisismo va representar la esperanza de los padres para alcanzar los ideales que no pudieron cumplir ellos mismos, es por esta razón que el bebé debe de cumplir los sueños y los idealizados deseos de sus padres. El amor parental no va ser otra cosa que el narcisismo revivido de los padres.

El narcisismo estructurante van a ser las pulsiones de vida que tienen como finalidad garantizar la ligazón en relación con el objeto interno y externo. Así el niño va poder supera el narcisismo cuando sustrae parte de su amor a sí mismo y lo dirige primero hacia los padres y después hacia los demás.

Por otro lado, esta el narcisismo negativo que es el resultado de la interacción entre el narcisismo y la pulsión de muerte, debido a que se va desplegar la función de desligazón destinada a destruir tanto la investidura como la relación con el objeto. Gree (1983, 1993, citado en Esparza, 2015) menciona que a raíz de esto surge la patología narcisista caracterizada por la existencia de una negatividad de la carencia productora de grandes heridas que en ocasiones están implicados ambos padres. Estas heridas van a generar una vulnerabilidad nociva para el Yo, y que difícilmente se pueden recuperar algunas personas. De este modo el narcisismo negativo nos va acercar a la búsqueda regresiva de la nada.

Para entender un poco más este tema puedes consultar los siguiente posts:

Referencia

Esparza, M. (2015). Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo (Tesis de doctorado). Colegio Internacional de Educación Superior, México.

Lebovici, S., y Weil, H. (1995). La Psicopatología del bebé. México: Siglo Veintiuno.

Martínez, C. (2012). El Narcisismo… Freud y Lacan. Revista de Psicología GEPU, 3 (1), 79–89.

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