Narcisismo y narcisismo negativo.

El narcisismo es un proceso estructurante del psiquismo, desde el comienzo de la vida.

¿Qué es el narcisismo?

Freud planteó en “La teoría de la libido y el narcisismo” (1917) que el narcisismo “es el estado universal y originario a partir del cual más tarde se formará el amor de objeto, sin que por eso debiera desaparecer aquel [el narcisismo]” (p.378). Refiere al amor a sí mismo y corresponde a una fase temprana del desarrollo del yo en relación con los objetos externos, es decir, que el afuera interviene en la conformación del adentro e influye en la diferenciación entre sujeto y objeto (el yo y no-yo), así como entre el placer y el displacer.

El narcisismo es una acción psíquica que contribuye al desarrollo y fortalecimiento del yo, éste se constituye en el reservorio de libido desde donde se inviste el mundo exterior.

Con base en el narcisismo el “interés yóico” inviste libidinalmente a los objetos o bien retira de éstos el interés o investiduras; es esta posibilidad de investidura y retirada de libido por la que el niño tiene en alta consideración el poder de sus deseos, de sus actos psíquicos y creencia en su propia omnipotencia.

Clasificación

Freud lo clasifica en primario y secundario, siendo el primero aquel que se refiere a la concentración de libido en el yo; en tanto que el segundo tiene que ver con la libido sustraída de los objetos para reorientarse hacia el yo.

Para Winnicott (1963a) el narcisismo primario se corresponde con la etapa de dependencia absoluta, donde el bebé le parece a la madre una parte de ella misma y mediante su devota entrega crea en el niño la ilusión de omnipotencia, ilusión que le permite crear un mundo que está ahí para ser descubierto por el infante.

Conforme el desarrollo avanza, el narcisismo se desplaza hacia el yo ideal, éste es heredero del concepto de su Majestad el bebé; el yo se valorará en función de ese ideal que adopta las características de una consciencia moral instituida desde la instancia crítica personificada por los padres, los maestros y otras personas del entorno del niño.

Así mismo, según Freud (1914) el sentimiento de sí guarda estrecha relación con el narcisismo, se presenta como una grandeza del yo que se incrementa a través de cada logro, guardando los restos del primitivo sentimiento de omnipotencia; la sensación de ser amado engrandece el sentimiento de sí, ya que una de las principales satisfacciones narcisista de la vida radica en ser amado, en tanto que, la vivencia de no ser amado lo disminuye.

¿Cómo surge y se desarrolla el narcisismo?

Al nacer, el vínculo afectivo entre los padres y el bebé está impregnado por la sobrestimación, se tiende a depositar en el niño todos los atributos de perfección, quedando exento de toda crítica se hacen a un lado sus defectos. De esta forma, el niño se vuelve un objeto de amor idealizado, el centro de la creación, su “Majestad el bebé”. El narcisismo representa la esperanza de los padres para alcanzar los ideales que no pudieron cumplir ellos mismos.

El narcisismo posibilita la instauración del yo-placer, debido a que durante la infancia el ser humano se encuentra desvalido y requiere ser cuidado, sus necesidades son satisfechas desde afuera, situación que prolonga el estado narcisista primario. Por otra parte, en esa época de la vida la búsqueda principal es el placer, por lo que el mundo exterior resulta indiferente y coincide con el displacer (Freud, 1915); esta condición perdura hasta que el yo se ha fortalecido y es capaz de investir libidinalmente a las representaciones de objeto (Freud, 1940 [1938]).

Investidura que, de acuerdo con Freud (1914), se efectúa a partir de dos modalidades de elección de objeto: siguiendo el “tipo narcisista” se elegirá conforme lo que uno es, lo que fue, lo que se querría ser y a lo que formó una parte de sí mismo; de acuerdo con la modalidad de “apuntalamiento”, las opciones se basan en el modelo de mujer nutricia o bien de hombre protector.

¿Cómo es que el narcisismo se torna negativo?

Tener al niño ideal satisface el narcisismo paterno, pero en ocasiones el niño no corresponde al ideal de los padres, no es el bebé magnífico que esperaban, entonces el narcisismo se organiza en torno a lo que no es, ni será, un fracaso narcisista de los padres, que se transfiere al niño y a partir del cual será visto no con los atributos positivos, sino con los negativos. El narcisismo parental queda insatisfecho produciendo una herida narcisista, ante lo cual la reacción de los padres puede tomar dos caminos: compensar a través del exceso de amor, o privar de amor al hijo que no es lo que esperaban (Freud, 1933 [1932]).

Para Green (1983), el narcisismo representa un triunfo de Eros, investidura libidinal del yo que permite la unificación de una psique que en su origen se encuentra fragmentada y dominada por el placer; en este sentido, el narcisismo es consecuencia tanto de la ligazón como de la religazón, es decir, proviene de la fusión con el objeto fuente de la identificación primaria; el amor por sí mismo procede del amor que el niño ha obtenido de los objetos, de esta forma, la narcisización, el amor por sí mismo, asegura la integración del yo.

Cuando no se logra una adecuada narcisización y el espejismo de la unificación no tiene lugar; entonces, en vez de un narcisismo positivo, se presenta su reverso: el narcisismo negativo, resultado de la interacción entre el narcisismo y la pulsión de muerte (Green, 1983). En el narcisismo estructurante, las pulsiones de vida tienen la finalidad de garantizar la ligazón, su función es objetalizante, mediante la investidura se crea una relación con el objeto interno y externo; en contraste, en el narcisismo negativo, la pulsión de muerte despliega una función de desligazón o desobjetalización, destinada a destruir tanto la investidura como la relación con el objeto, incluyendo todos sus sustitutos.

Finalmente…

La característica principal de la patología narcisista es la negatividad de la carencia, productora de grandes heridas, en donde en ocasiones están implicados ambos padres; heridas distintas a las que la vida nos depara a todos los seres humanos, porque generan una vulnerabilidad nociva para el yo, de la que difícilmente se pueden recuperar algunos individuos. De este modo, el narcisismo negativo nos acerca “a la inexistencia, la anestesia, el vacío, lo blanco”, búsqueda regresiva a la nada.

Referencias

Esparza, M. (2015). Los síntomas del TDAH, sólo la punta del iceberg. Clínica de lo negativo (Tesis de doctorado). Colegio internacional de educación superior, México.

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