Psicopatologías de la alimentación

La alimentación será la interacción por la cual la madre y el hijo construirán el núcleo de referencia de diferentes estadios posteriores del desarrollo. La alimentación en los niños puede reflejar dificultades psicológicas tanto de los padres como de los propios niños, a través de sus conductas alimentarias.

En cuanto a los recién nacidos, el reflejo de succión, de búsqueda, y de glución, forman parte de una unidad motriz que se emplean en el comportamiento de la alimentación. Va acompañado también de una evolución de la oralidad desde la necesidad alimenticia y la necesidad primaria de placer, ósea la succión. Otro aspecto importante será la forma en la que la sociedad interviene en el intercambio alimenticio entre la madre y el hijo.

Anorexia del segundo trimestre:

Puede presentarse de manera progresiva, o súbita, (entre los 5 y 8 meses). Generalmente aparece cuando existe un cambio en el régimen de la alimentación: el destete. El bebé rechaza los alimentos, lo que genera en la madre ansiedad, y surgen una serie de manipulaciones con la finalidad de que el niño coma. Estas condiciones hacen que para el niño, la alimentación signifique la absorción de la angustia materna, y no la ingestión de alimento. Por lo general el niño continúa con su crecimiento y es raro que la anorexia sea profunda y genere repercusiones en el crecimiento y desarrollo del niño.

De acuerdo a la evolución que nos plantea Kreisler, se distinguen dos formas:

1. Anorexia simple: aparece como un trastorno reactivo, como una conducta de rechazo a una actitud de acoso de parte de la madre hacía el niño, generado por el destete, una enfermedad o un cambio en el ritmo de vida. El problema suele resolverse a través del cambio de conducta de parte de la madre.

2. La anorexia mental: se define como una conducta de rechazo alimentario en la que no existe un disturbio orgánico primario. Se presentan vómitos de manera frecuente, generando en el niño un aspecto pálido, sin desarrollar enfermedad especifica alguna.

El papel de las madres puede describirse como autoritario, manipulador, y dominante, sin embargo están lejos de presentar un perfil psicopatológico preciso. En cuanto al niño, el rechazo del alimento puede ser entendida como una tentativa para evitar la fase de repleción y de calma posprandial como potencialmente dañina al haber desaparecido toda la tensión. El rechazo al alimento es una contaminación ansiosa generada a partir de la relación con la madre.

De acuerdo con Lebovici.

Anorexia común precoz o de oposición: Aparece en el segundo semestre o en el transcurso del segundo año más y se presenta más frecuentemente en niñas que en niños. Las bebidas por lo general siempre son aceptadas; sin embargo los alimentos pueden aceptarlos con ciertas personas únicamente, es decir, no con todas. Entre los factores que pueden llegar a generar dicha conducta se encuentran enfermedades, vacunaciones o cambio de modo en la guarda. Nuevamente el rechazo a la cuchara que puede llegar a ser forzado por la madre, puede generar que se instale una actitud de rechazo en la o el niño y de coacción con la madre. La evolución es variable y puede llegar a durar meses o incluso años. Puede desencadenar la anorexia del segundo año y de la segunda infancia, pero no existe continuidad en la adolescencia.

Esta surge en el momento de la instauración. De la relación objetal y de la elaboración de la angustia del octavo mes, que será la primera manifestación de un proceso dinámico intrapsiquico. Los fantasmas sádico-orales son la causa de comportamientos anoréxicos y más exactamente de la negativa de masticar y tragar según M. Fain hacen un desplazamiento de los efectos negativos que emanan de la madre, ya no al rostro del extraño sino hacia la propia comida. Los conflictos inconscientes mal resueltos de la madre se expresan y actualizan en la interacción con el niño. Algunos soportan mal la relación de dependencia inherente a la situación alimentaria

Formas severas de la anorexia precoz, de acuerdo con Kreisler.
1. La forma fóbica. Aparece al fin del primer año y más frecuente en el transcurso del segundo año. La niña o niño se aterrorizan en cuanto le acercan los alimentos. Puede llevar días o semanas la evolución y a largo plazo evolucionan hacia una organización de tipo fóbica.
2. Anorexias observadas en el transcurso de las desarmonías de evolución y en las psicosis. Las anoréxicas depresivas se caracterizan por un daño del apetito y el hambre y que aparecen en un contexto de depresión materna o de separación.

Anorexias neonatales: El recién nacido pasa por un periodo de inapetencia, y en ocasiones pude deberse a ciertas circunstancias perinatales, el bebé es poco reactivo, somnoliento y no manifiesta hambre, mama sin vigor y se interrumpe pronto. En el caso de que este periodo transitorio no se respete y se genere una alimentación forzada pueden generarse ciertos riesgos, como reacciones de oposición, como que el niño rechace el biberón, o que rechace el pezón y acepte el biberón, o que rechacen ambos.

Anorexia de inercia: Se presenta desde el nacimiento, la deglución es muy lenta, e incluso puede llegar a ser interrumpida. Este tipo de anorexias genera una dificultad para establecer relaciones normales con los adultos, y una impresión de extrañeza emana de su mirada, por lo tanto, el bebé está atrapado en una cadena que lo lleva regurgitaciones a los vómitos, o al narcisismo, y esto provoca descompensaciones psicosomáticas.

Anorexias severas del recién nacido, y del niño pequeño.

· La anorexia es inercia, provocada por las desorganizaciones estructurales, muestra una falla de investidura primaria de los procesos primarios.

· La anorexia más activa en bebés que se niegan a alimentarse, que rehúsan todo contacto con el ambiente.

Obesidad

La obesidad se puede identificar en niños callados, apáticos, tímidos y en casos de debilidad mental, en donde las búsquedas del niño tienen la finalidad de obtener satisfacciones inmediatas, no simbolizadas, generadas por la reducción de la función paterna a su papel alimenticio, no educativo. El esquema corporal del niño obeso está perturbado, desarrolla sentimientos depresivos de los cuales busca protegerse, además la carencia y la ausencia son experimentadas de manera gradual. La obesidad tendrá un papel protector contra el ambiente, y como garantía de la integridad y el valor de la imagen de sí mismo.

Comportamientos alimenticios desviados.

Crisis de bulimia: Impulso irresistible a alimentarse, de manera brutal, que está acompañado de la sensación de hambre o no. Puede llegar a durar de minutos hasta horas. Paran de manera brusca, con la sensación de repugnancia, somnolencia, con sensación de saciedad, y puede generar placer o disgusto. Ciertas crisis graves pueden estar integradas en el comportamiento psicótico, en el que el alimento es una catexis delirante.

Manierismo y desagrado electivos: Son comportamientos muy frecuentes en la pequeña infancia. El niño presenta gustos y disgustos electivos a ciertas especies de alimentos. Para el niño es un medio de prensión y de manipulación del ambiente, y una catexis fantasmática particular a ciertos alimentos y de su absorción. En edades más avanzadas estas conductas pueden ser índice de ideas delirantes de tipo hipocondríaco.

Potomania: Necesidad imperiosa de beber grandes cantidades de agua, dicha conducta puede ser causada por una causa orgánica, como una enfermedad. En psicopatología aparece como una perturbación de la noción de sed, como un comportamiento neurótico regresivo a la primera alimentación.

Pica: Es la ingestión de sustancias no comestibles, entre los 4 y 9–10 meses existe un periodo normal en el que los niños se llevan todo a la boca, en la pica, el niño absorbe sustancias de los objetos. Este comportamiento puede ser observado en niños con carencia afectiva profunda o en situación de abandono

Coprofagia: Puede aparecer entre los 2 y cuatro años, pero no se presenta de manera frecuente; el niño puede extender sus heces sobre su ropa, o sobre la pared. Sin embargo la afición por la materia fecal es rara y signo de perturbación tanto en la catexis corporal como en la relación con el otro. Las madres de estos niños por lo general son frías, poco afectuosas, e incluso hostiles.

Mericismo de acuerdo con Lebovici.

Es un disturbio funcional digestivo, caracterizado por la regurgitación provocada, seguida por la masticación y luego re ingestión total y parcial. El bebé no desea jugar, no emite sonido alguno, parece aislado y triste, en cuanto a la regurgitación, surge mayoritariamente sin esfuerzo alguno. De manera hipotética se menciona que el bebé intenta reproducir sensaciones que han podido aportar placer durante regurgitaciones triviales. Busca de manera indefinida la satisfacción regresiva vinculada a la sensación del bolo alimenticio. Debido a que todo el tiempo el niño se tiene un aspecto triste. Dentro de las circunstancias que están involucradas en la aparición del merismo se encuentran las carencias afectivas debidas a la irregularidad de la investidura parental. En el caso de los bebés abandonados durante largos periodos de tiempo, es frustrado de una presencia materna confiable.

Los vómitos psicógenos.

En el caso de los niños de pecho, los vómitos psicógenos forman parte de la patología psicosomática de la desorganización. En su forma más severa solamente se puede llegar a presentar en aquellos lactantes que ya formaron su relación objetal,

Referencias

Lebovici, S et al. (1995). La psicopatología del bebé. D.F, México: Siglo veintiuno editores.

Marcelli, D. & De Ajuriaguerra, J. (2004) Psicopatología del niño 3ª. ed. Masson: Barcelona

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