Relación Amor-Odio y Presencia-Ausencia de la madre dentro del psicoanálisis

Freud (1915) menciona la diferenciación que debe tener el niño para su adecuado desarrollo psíquico, entre lo interno (yo) y el mundo externo (no-yo), así como la separación entre el sujeto (el bebé) con el objeto (la madre). En este proceso de diferenciación, el niño encontrará tanto placer como displacer, principalmente en la etapa de narcisismo primario.

El bebé no siempre sentirá placer, ya que se da cuenta que la madre también provoca displacer, colocando al bebé frente al yo-realidad, dicho de otra manera, se encuentra en un momento de frustración y angustia, dada las experiencias externas que lo empujan a instaurar el principio de realidad como comienzo en la estructuración de su aparato psíquico mediante las sensaciones que le provoca la madre; sin embargo, como esta realidad es displacentera, aparece no sólo el amor sino también el odio hacia la madre que es el objeto simbólico del bebé, sintiéndose el deseo de aniquilar al objeto externo que al mismo tiempo es amado.

Cuando logra percibir a la madre como objeto completo, es decir, que no sólo provoca placer, que el bebé ha comenzado el proceso de independización y desapego, logrando la integración del yo-no-yo (interno con mundo externo), de acuerdo con lo que menciona Winnicott (1971).

El objeto puede ser odiado en cualquier momento, reemplazando al amor, sin embargo, habrá ocasiones en donde predomina el odio, es ahí donde el amor se desvia del sí mismo ya que esta matizado de la pulsión de muerte y para poder recuperarse, Eros (pulsión de vida) tendrá que actuar.

El desfallecimiento psíquico va a aparecer cuando la separación de la madre es intolerable, es decir, se da de manera súbita provocando en el bebé una gran frustración. Hay que aclarar que todo objeto es frustrante o desilucionante para el sujeto, ya que este no quiere que la madre se separe de él, pero es necesario para que el niño pueda individualizarse.

Por otro lado, Green (1983) menciona que también existe la relación de objeto-trauma, en donde se provoca el sentimiento de “lo demasiado y demasiado poco”, “demasiado presente y demasiado ausente” no manteniendo el equilibrio de lo que necesita el niño, dejando una herida narcicista en él, que puede ser una amenaza de fragmentación psicótica.

Referencia:

Esparza, E. (2015) Los Síntomas del TDAH, sólo la punta del Iceberg. Clínica de lo Negativo. (Tesis de doctorado). Colegio Internacional de Educación Superior. México.

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