Trastornos Neuróticos

Jenny Flores Ramírez

Seguramente han escuchado en muchas ocasiones que una persona llama “neurótico(a)” a otra que se enoja y pierde el control sin motivo aparente, esto sólo nos da una pequeña idea de cómo las personas utilizan algunos trastornos como parte de su vocabulario coloquial sin tener idea de lo que cada trastorno implica, peor aún, se ha normalizado tanto que las mismas personas se denominan neuróticas, bipolares, depresivas, etc. Por lo que, sin más preámbulo, se dará paso a describir las características y conductas de los Trastornos Neuróticos, haciendo un enfoque en la infancia y tomando como base la literatura de Marcelli & Ajuriaguerra, Lebovici y el DSM-V, mismos que nos permiten tener una idea más clara y completa del tema. Comenzaremos con la pregunta ¿Los bebés pueden presentar trastornos neuróticos? La respuesta en breve es: sí, pero, a continuación, y con base en lo descrito, tendrás que justificar la respuesta.

“La neurosis infantil se caracteriza por una gran variedad de conductas psicopatológicas” (Marcelli & Ajuriaguerra, 2004) que tienen relación con sus interacciones con el medio y con sus cambios durante el crecimiento. Dentro de estas conductas se encuentra la angustia y ansiedad, la ansiedad es un estado en el que el niño expresa una actitud de espera de un acontecimiento que aún no sucede y lo cual genera una sensación desagradable, misma que se relaciona con manifestaciones somáticas y el miedo hacia un objeto o situación en específico. Posteriormente surge la angustia, ésta aparece cuando la dotación madurativa del individuo no responde adecuadamente a una situación que tensa y que el niño percibe como amenazadora, ya sea que la tensión sea interna o externa. La angustia se distingue en dos tipos: angustia pre-verbal del bebé, es decir, los gritos del bebé que expresan cólera, hambre, pánico, etc. y que a menudo se acompañan de grandes descargas motrices, hipertonía general o la agitación de los miembros inferiores del bebé de 11–12 meses; y ansiedad del niño, en la cual el niño tiene sentimientos se aprehensión y piensa que algo terrible está por suceder, además, genera en el niño una sensación de irritabilidad, inquietud por su salud física y ataques de angustia, mismos que pueden ser desencadenados por cualquier situación.

Angustia pre-verbal del bebé.

Los episodios agudos de angustia mencionados anteriormente, tienen síntomas somáticos mientras más pequeño es el niño, hay sudoración, resistencia al razonamiento y antes de los 7 u 8 años, sólo los padres son capaces de calmar dicha angustia. Conforme pasan los años, estos síntomas resurgen con crisis de cólera, fugas y/o distintos trastornos de la conducta. En ambos casos, se sugiere que los padres los contengan físicamente de manera firme, tolerante y comprensiva. Cabe destacar que a partir de los 7 u 8 años pueden observarse manifestaciones hipocondriacas, es decir, inquietud permanente sobre la salud, fatiga y diversos dolores con distinta localización.

La familia tiene un gran impacto en hacer que el niño domine la angustia, si los padres no sostienen a su hijo cuando siente angustia, pueden ocasionar que continúe desencadenándose hasta que, posiblemente, llegue a presentar síntomas como los mencionados anteriormente, por el contrario, si los padres lo sostienen pueden fomentar la capacidad del Yo para hacer frente a este tipo de situaciones. Como menciona Anna Freud (citada en Marcelli & Ajuriaguerra, 2004): “No es la presencia o ausencia de angustia, su calidad o cantidad lo que permite predecir la enfermedad o el equilibrio psíquico. Lo único significativo al respecto es la capacidad del Yo para dominar la angustia”.

La familia tiene un gran impacto en hacer que el niño domine la angustia.

Otra conducta relacionadas con los trastornos neuróticos son las conductas fóbicas del niño, es decir, “temores no justificados frente a un objeto o una situación, cuya confrontación es origen de una intensa reacción de angustia” (Marcelli & Ajuriaguerra, 2004). En este punto es necesario distinguir entre miedos y fobias, ya que suelen confundirse. Los miedos aparecen constantemente durante el crecimiento, y podría decirse que son naturales hasta cierto punto, pero pueden reflejar aspectos importantes de la dinámica familiar. La fobia, por el contrario, surge cuando el miedo invade el Yo del niño e interrumpe sus capacidades adaptativas y/o evolutivas. Existen dos tipos de fobias: arcaicas pregenitales, es decir, angustias precoces y corresponden a la incapacidad del bebé para elaborar mentalmente la angustia. Un ejemplo de esto es la angustia de separación, el bebé ve como objeto fóbico a la persona que está a punto de cargarlo porque representa peligro, pues es la persona que lo alejará de su madre; y el otro tipo de fobia es la de periodo edípico, en ella los objetos fóbicos son diversos y muy amplios, como fobia a los animales, situaciones, elementos naturales, personajes, paisajes, escuela, etc. y se presentan operaciones mentales como represión, desplazamiento, sobredeterminación y posibilidad de beneficios secundarios, mismas que diferencian ambos tipos de fobias.

Angustia de separación.

Las conductas obsesivas del niño también son parte de los trastornos neuróticos. “La obsesión es una idea que domina al niño y se acompaña de sensaciones de malestar y ansiedad” (Marcelli & Ajuriaguerra, 2004) y se componen de rituales obsesivos caracterizados por la repetición de un comportamiento, y las compulsiones, dominadas por sentimientos de angustia. Esta conducta normalmente desaparece entre los 7 y 8 años, pero se dan como manifestación de la angustia que sienten porque no se les brindó la oportunidad de afrontarla. En este punto me permito hacer una sugerencia que ilustrará bastante bien estas conductas, se trata de una película titulada “Mejor… imposible”, a continuación adjunto un video con las escenas que destaco para ilustrar el tema.

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

Otro tipo de conductas relacionadas con los trastornos neuróticos, son las conductas histéricas, en las cuales, las conversiones son un síntoma principal que afectan al aparato locomotor y cuando más pequeño es el niño, el síntoma motor suele ser idéntico al que presenta algún familiar. Sus manifestaciones agudas suelen ser crisis de agitación, fugas, sonambulismo, amnesias de identidad o desdoblamientos de personalidad.

La Inhibición es uno de los principales motivos de consulta entre los 8 y 11 años y puede afectar en cualquier sector de la vida infantil y la movilidad, activación y mímica del cuerpo. Consta de dos tipos: Inhibición de conductas externas y socializadas, por ejemplo, los niños que se aíslan y no socializan a pesar de querer hacerlo; e inhibición de las conductas mentalizadas, relacionada con el funcionamiento intelectual, por ejemplo, niños que juegan poco, conformistas, que prefieren copiar que innovar, inseguros, retraídos y que intervienen poco en actividades escolares.

Inhibición.

¿Qué nos dice el DSM-V acerca de los Trastornos Neuróticos?

En el DSM-V no se encuentra una clasificación de estos trastornos, no obstante, hay una clasificación llamada “Trastornos de Ansiedad” y otra llamada “Trastornos Obsesivo-Compulsivos”. Los trastornos de ansiedad son definidos como “los que comparten características de miedo y ansiedad excesivos, así como alteraciones conductuales alteradas” y retoma características que fueron mencionadas anteriormente, como las fugas, conductas fóbicas, ataques de ansiedad, inhibición, etc. Dentro del Trastorno de Ansiedad se despliegan varios tipos en el DSM-V: ansiedad por separación (mismo que fue visto en clase), mutismo selectivo, fobia específica, ansiedad o fobia social, trastorno de pánico, agorafobia, ansiedad generalizada, inducida por sustancias o medicamentos. La categoría de Trastornos Obsesivo-Compulsivos nos expone el trastorno dismórfico corporal, acumulación, tricolomanía, excoriación y el inducido por sustancias o medicamentos. Como se puede ver, esto fue un ejemplo de que cada conducta se encuentra en una clasificación distinta del DSM-V, y algunos solamente se encuentran como síntomas de otro tipo de trastorno, ya que los Trastornos Neuróticos son una gran variedad de conductas psicopatológicas. Debido a lo anterior los invito a leer el DSM-V para que conozcan un poco más sobre las características de cada conducta y puedan enriquecer su aprendizaje para utilizarlo con eficacia en los próximos análisis.

Después de leer la publicación, ¿pudiste justificar la respuesta inicial? ¡Espero que sí! Compártela en comentarios y, si tienes alguna duda, no dudes en preguntar.

Muchas gracias.

Referencias:

  • Marcelli, D. & De Ajuriaguerra, J. (2004) Psicopatología del niño 3ª. ed. Masson: Barcelona.
  • Lebovici, S et al. (1995). La psicopatología del bebé. D.F, México: Siglo veintiuno editores.
  • Asociación Americana de Psiquiatría (2011). DSM-5: el futuro del diagnóstico psiquiátrico. Disponible en: http://www.dsm5.org

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