Bitácora del día 5 de Octubre

Alexis Gon
Psicopatología y personalidad 2020–1
2 min readOct 9, 2017

El fortalecimiento en la integración del yo se logra de manera progresiva: se pasa de la no integración, característica del inicio del desarrollo humano, a consolidar un estado de unicidad cuerpo-psique.

Dado al pobre grado de integración del yo de un infante, es la madre, en su función de yo auxiliar, la que proporciona solución a las demandas del yo del niño que aún no pueden ser resueltas por sí mismo, pero que paulatinamente irá solventando con un mayor grado de autosufciencia. Este yo auxiliar materno, así como la presencia de un ambiente facilitador, representan los pilares en el proceso de integración del yo.

En algún punto de este proceso el infante llevará a cabo un gesto espontáneo, el cual representará un esbozo de un self-verdadero, una manifestación de lo que en esencia es y podrá ser el niño. A la madre le corresponde identificar, interpretar y adecuarse correctamente a este gesto; de lo contrario se ve comprometido el desarrollo en la integración en la línea natural, pues se censuran las primeras manifestaciones de un self-verdadero y se pasa a imponer otro self, un self-falso. Podemos apreciar con cierta regularidad como los niños que son sobreprotegidos, una vez que se encuentran libres de la supervisión parental, pueden descubrir nuevas maneras de comportarse y pensar, muchas de ellas potencialmente condenables por su familia; en este caso, podría pensarse en que a este niño se le ha instaurado un falso-self y que a medida en que el ojo vigilante y castigador de la familia se aparta de él, parecen emerger atisbos de un self-verdadero.

El niño nace en un lugar y tiempo determinado, rodeado de una cultura que antecede su existencia. Esta cultura dictamina un sistema de valores morales, formas de relacionarse socialmente, múltiples costumbres y prohibiciones de diferente naturaleza. La madre, a partir de la forma particular en que se haya apropiado del discurso cultural, se encargará de transmitirlo al niño. Esta acción es considerada un elemento estructurante dentro de la vidas psíquica y recibe el nombre de violencia primaria. Todo esto resulta poseer un carácter necesario, pues el infante requiere que se le imponga la idea de un mundo que tiene sentido por más displacentero que pueda llegar a resultar, al tomar direcciones que llevan a experimentar situaciones de renuncia.

En síntesis, podemos señalar la importancia capital que cobra la figura de la madre en la construcción del individuo como persona y como agente inmerso en la cultura.

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