Curar jugando: La importancia del juego en la terapia psicoanalítica.

Brenda Rocha
Psicopatología y personalidad 2020–1
4 min readNov 26, 2019

El juego es una actividad espontánea que realizan los niños en la cual se involucra la creatividad. Desde la perspectiva psiconalítica, podemos decir que el juego sirve como medio para el desarrollo psíquico del niño, es el despliegue de sus fantasías pues:

A través del juego el niño se expresa, elabora situaciones, crea, aprehende, se alegra. Es su modo, por excelencia, de “ser” en el mundo. Por tal motivo, cuando esto no sucede, es decir, cuando el niño no juega o su juego se observa bizarro, una luz se enciende alertándonos sobre la necesidad de consultar a un profesional, ya que el juego cumple un papel fundamental en la subjetivación del niño (Asturizaga & Unzueta, 2008, p. 4)

De acuerdo a Winnicott (1993), el juego es placentero y autocurativo porque permite la expulsión de energía, transformando así la ansiedad en placer. Cabe aclarar que si este placer se convierte en masturbatorio, el juego termina ahí.

Comunicación entre el terapeuta y el niño.

Winnicott (1993) destaca algunas características muy particulares del juego como que el deseo de jugar debe tener un tiempo determinado. El proceso natural del desarrollo del niño es que en un momento, la energía que destinaba a jugar empiece a desviarse hacia otros ámbitos. Además, este autor señala que la importancia del juego radica en que funge como una mediación entre lo externo y lo interno. Podríamos decir que el juego es un fenómeno transicional.

En la clínica psicoanalítica, el juego tiene un papel fundamental, es a través de éste que hay un regreso a lo reprimido. Así como en la adultez los sueños son un acceso al inconsciente de las personas, los niños muestran ese contenido no consiente a través del juego (Asturizaga & Unzueta, 2008).

En este sentido, el papel del terapeuta no se puede dejar de lado, existe un proceso comunicativo entre el analista y el niño pues el terapeuta busca las maneras de interpretar lo que ve en el juego. La efectividad de este proceso y en sí, de lo curativo que pueda resultar el juego, se verá en gran medida influenciado por la libertad que el terapeuta otorgue la niño dentro del juego (Winnicott, 1993).

Si bien la interpretación del analista es importante, no debemos olvidarnos de que es el niño mismo quien a través de jugar puede ir guiando su propia cura ya que “el juego se resarce en sí mismo, es decir, es terapeútico en sí mismo” (Asturizaga & Unzueta, 2008, p. 16).

“El juego es terapeútico en sí mismo”

Por otro lado, el juego también puede ser un síntoma de la psicopatología, la relación que el niño establece con sus juguetes o con el juego en sí mismo puede estar relacionado con la destrucción. De igual forma, cuando el juego no existe esto también podría apuntar a una posible psicopatología (Winnicott, 1993). Recordemos que existe una relación íntima entre el trauma y lo que el niño juega:

Los niños repiten en sus juegos todo aquello que en la vida les ha causado una “intensa impresión” y de este modo tratan de darle salida a la energía de la misma adueñándose de la situación (…) Por ejemplo cuando el médico ha reconocido la garganta del niño o le ha hecho sufrir alguna pequeña operación, es seguro que este suceso aterrorizante se convertirá en seguida en el contenido de un juego. (Asturizaga & Unzueta, 2008, p. 7).

El trauma se manifiesta a través del juego.

Como conclusión, podemos decir que el juego tiene una función fundamental para el desarrollo psíquico de niño pues es una de las primeras formas de expresión que surgen en él, una mediación entre su mundo interno y externo. Además, el juego es una manifestación de lo que ocurre en el inconsciente del infante y es justamente ahí donde radica su importancia para el proceso terapéutico. El psicoanalista, siempre partiendo desde una posición de darle libertad total al niño, interpreta lo que ve y es un acompañante mientras el juego, resulta autocurativo en sí mismo.

Finalmente, cabe resaltar que tanto la ausencia del juego, como el juego destructivo son una señal a la que los padres y analistas siempre deben estar muy atentos, pues son un probable signo de psicopatología.

Escrito por:

Johana Álvarez

Roberto Álvarez

Brenda Rocha

Bibliografía

Asturizaga, E., & Unzueta, C. (2008). El estatuto del juego en la clínica psicoanalítica con niños. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 6(1), 1–21.

Winnicott, D. W. (1993). El juego. En Realidad y Juego. Barcelona: Gedisa pp. 61–77

--

--