El complejo de la “madre muerta”.

Karen Islas
Psicopatología y personalidad 2020–1
4 min readSep 29, 2018

Antes que nada agradezco el interés en este post y te invito a que continues leyendo para conocer un poco más de lo que este complejo significa, tratando de dejar lo más en claro posible mi entendimiento sobre este tema. Así, sin más por el momento, pasemos a la explicación tomada de dos fuentes bastante importantes, el trabajo de la Dra. Eva M. Esparza Meza, Los síntomas del TDAH, sólo la punta del Iceberg. Y el trabajo de Ricardo Velasco, “¿Qué heredó la madre muerta? Pensando a André Green desde Christopher Bollas”, un psicoanalista en formación de la Asociación Picoanalítica Mexicana, publicado en la revista n°32 de Aperturas psicoanalíticas.

Es importante aclarar que al referirnos al complejo de “la madre muerta”, no estamos aludiendo a la muerte de la madre como una referencia literal, es decir, la desaparición física de una persona debido a la imposibilidad biológica de mantener el funcionamiento del cuerpo. Es más bien, una imposibilidad psicológica, donde la madre no prodiga al bebé los cuidados necesarios para que este vaya estructurando su psiquísmo correctamente.

Esparza (2015) nos menciona la importancia de los cuidados maternos en la construcción de la estructura psíquica del infante, siendo la madre el prestador de su propia estructura psíquica como auxiliar al bebé para la futura estructuración y configuración. Esto debido a la unidad madre-bebé, en donde el niño y la madre son uno mismo y por lo tanto no hay diferenciación entre el yo y el no yo (Esparza, 2015).

Cuando la madre no se encuentra en el papel de “suficientemente” buena, como nos menciona Winnicott y no es capaz de brindar al bebé los cuidados y atenciones que éste necesita, se producen fallas en esta estructuración psíquica. Pero ¿Qué causa esta desinvestidura libidinal hacia el bebé por parte de la madre?. Los padres con trastornos graves tienden a generar cuidados mediocres a los infantes o simplemente retirar el cuidado hacia los mismos, es donde la frase de Velasco (2009):

lo que se pierde no es “una persona amada”, sino “el amor de la persona”.

cobra total sentido.

Cuando la madre está sumida en sus propias preocupaciones (Winnicott, 1959, en Esparza, 2015) es incapaz de prodigar afecto y desatiende a sus hijos, es decir retirando la investidura libidinal a estos. Es entonces cuando se hace enfásis al concepto de Green de “la madre muerta”, porque el niño vive la depresión de la madre como abandono pues esta se vuelve inaccesible al niño (Esparza, 2015) debido a que los cuidados prodigados por ésta son de núcleo frío pues no existe placer en ellos (Aulagnier, 1986, en Esparza, 2015).

Para el infante, la madre muerta viene acompañada de un duelo blanco, es decir de “agujeros psíquicos”, los cuales son espacios en blanco, por ello este duelo, que se producen en una etapa tan temprana, antes de que pueda representar tal pérdida y entenderla como es. Es así como el duelo blanco, se representa en presencia del objeto que está absorbiendo el duelo, en contraposición al duelo negro, donde significa la pérdida total del objeto sin estar este presente.

Finalmente podemos concluir con que la importancia de prodigar esos cuidados al bebé es fundamental para la estructuración psíquica del niño, lo cual prevendrá en un futuro posibles conductas antisociales como nos menciona Winnicott (Esparza, 2015) o una fijación en la analidad con el fin de llamar la atención de la madre. El concepto de la madre muerta, corresponde a una metáfora impactante pues, como ya vimos, la presencia ausente del objeto representa un duelo, y normalmente estamos acostumbrados a que la ausencia de ese objeto sea el mejor representante de un duelo.

Referencias.

  • Esparza, E., (2015). Los síntomas del TDAH, sólo la punta del Iceberg (Tesis de doctorado). Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Velasco, R. (2009, julio 10). ¿Qué heredó la madre muerta? Pensando a André Green desde Christopher Bollas. Aperturas psicoanalíticas, 32, s/n.

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