El desarrollo del yo en la infancia.

Nociones básicas de Winnicott acerca del desarrollo de las bases de la personalidad durante la niñez y el papel de la crianza.

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La personalidad es un tema de gran relevancia para el ejercicio psicológico y psicoanalítico, de ahí que encontremos gran cantidad de autoras y autores que se han dedicado y se dedican a estudiar dicha temática. De forma muy somera, podemos entender por personalidad como una característica individual en la que se ponen de manifiesto las diferencias entre las personas, es una “estructura dinámica que tiene un individuo en particular; se compone de características psicológicas, conductuales, emocionales y sociales” (Seelbach, 2013). Sin embargo, las ideas en torno a la personalidad, sus características y funciones, suelen variar ligeramente dependiendo de la corriente psicológica o psicoanalítica de la que estemos hablando. En este breve resumen veremos un poco acerca de las nociones de Winnicott sobre este tema.

Al hablar de personalidad podemos hacernos varias preguntas, tantas como se nos puedan ocurrir. Para partir de algún lugar podríamos preguntarnos si acaso durante el desarrollo infantil también ocurre un desarrollo de la personalidad, y para dar respuesta a dicha pregunta, en esta ocasión, expondremos brevemente las ideas que el pediatra y psicoanalista inglés, Donald Woods Winnicott, desarrolla en el Capítulo 4 La integración del ego en el desarrollo del niño de su libro El proceso de maduración en el niño (1981), donde habla de la formación y desarrollo del yo, elemento de la estructura psíquica de vital importancia para la personalidad humana.

De acuerdo con Winnicott, el yo aparece después de que los niños comienzan a usar su intelecto para poder mirar también lo que otros ven, sienten o escuchan, y lo que ellos conciben de él como infante (1981). Así, el principio de la estructura psíquica comienza con el desarrollo del yo, y éste se podrá considerar como débil o fuerte dependiendo de la madre y la crianza, y la capacidad de ésta para satisfacer la dependencia absoluta inicial del niño o niña (prestándole su yo al infante para que comience a relacionarse en y con el mundo, es decir, para que elabore adecuadamente la experiencia de omnipotencia), para la posterior separación. entre en yo materno y el yo del infante.

Durante este proceso, el autor considera al bebé como un ser inmaduro que se encuentra constantemente al borde de una angustia inconcebible relacionada con su estado inicial de total dependencia de la madre. Dicha angustia se mantiene a raya gracias a los cuidados de la madre suficientemente buena; sin embargo, cuando se presenta, lo hace en las siguientes cuatro variantes (Winnicott, 1981):

  • Fragmentación.
  • Sensación de caer interminablemente.
  • No tener ninguna relación con el cuerpo.
  • No tener ninguna orientación.

De no alejarse al bebé del borde de la angustia inconcebible, de acuerdo con Winnicott, encontraremos la “materia prima” para la posterior angustia psicótica y otros rasgos psicóticos en la personalidad. Podemos fácilmente inferir, con lo descrito en párrafos anteriores, que entonces la angustia en el bebé es el resultado de la falta de cuidados suficientemente buenos en la etapa más temprana del desarrollo, anterior a la separación del no-yo y el yo, y puede tener consecuencias como la distorsión de la organización del yo que serán las bases para características esquizoides, la defensa específica del autosostén, o el desarrollo de un falso self, entre otras.

Por otro lado, el desarrollo saludable del ego o yo sigue la siguiente ruta para su integración:

  1. El inicio del desarrollo de la maduración a través de la integración en el espacio, que está asociado a la función de sostén.
  2. El yo basado en un yo corporal, es decir, la relación del niño a través de su cuerpo para el proceso de personalización, y que está relacionado con la función de manipulación.
  3. El inicio de la relación objetal e inicio del yo, es decir, la capacidad de adaptarse a sí mismo al objeto, y que está asociado a la función de representación de objetos.

En pocas palabras, el proceso de integración psíquica del yo, parte de elementos motores y sensoriales para el desarrollo de un narcisismo primario que poco a poco y en condiciones lo suficientemente buenas de apoyo y protección por parte de la madre, permitirá la instauración de una personalidad sana.

Finalmente, cabe señalar que, de acuerdo con el autor, lo contrario a la integración no es la desintegración, puesto que ésta última hace referencia a una defensa que se produce por el caos de la no integración en ausencia del apoyo del yo de la madre. En cambio, lo contrario a la integración es la no integración o relajación que tiene que ver con un niño o niña que no siente la necesidad de integrarse él mismo pues da por sentado que dicha función la cubre la madre.

Podemos observar que, dentro de la diversidad de planteamientos que puede haber en torno a la personalidad como factor constitutivo de los seres humanos, la mirada de Winnicott resulta interesante debido a que considera elementos como la crianza y los cuidados maternos en relación con la posibilidad de que las niñas y los niños desarrollen o no una personalidad sana.

Escrito por:

Álvarez Muñoz Angela J.; Lozada Sandoval Sandra Deifel; Rocha Tangasi Brenda; Zuñiga Castillo Brenda

Referencias:

Seelbach, G. (2013). Teorías de la personalidad. Estado de México, México: Red Tercer Milenio

Winnicott, D.W. (1981) Capítulo 4: La integración del ego en el desarrollo del niño. (pp 65–73). En El proceso de maduración en el niño. Estudios para una teoría del desarrollo emocional. Barcelona, España: Laia/Barcelona.

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