El retorno al seno materno

¿Qué tan seguro es ?

edith lozoya
Psicopatología y personalidad 2020–1

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El Retorno al seno materno para Winnicott es el volver al narcisismo primario, que consiste en resguardarse de los estímulos externos estando bajo el cobijo materno; es decir la necesidad de volverse a sentir resguardado o protegido como cuando eramos pequeños por nuestras madres. Sin embargo, ¿qué sucede cuando el otro (la madre) representa una fuente de sensaciones displacenteras en lugar de proveer seguridad y amor?

La tesis de maestría realizada por Villanueva Daniel en el 2018 nos presenta el caso de un adolescente el cual presenta una problemática al querer regresar a sentirse protegido por su madre pero como la idea de esto le ocasiona conflictos.

En el caso de Manuel, él vive sus afectos en dos polos respecto a la fantasía de retornar al seno materno: por un lado se le busca por la promesa de que modificará su realidad y, por otro, se le huye porque significaría estar ante un otro que terminaría por aniquilarlo.

La posición femenina: el extremo masoquista

Winnicott (1960) dice que si la madre no es lo suficientemente buena puede llevar al pequeño a un estado de sumisión absoluta. Estado que lleva al extremo la pasividad, lo femenino, en términos de Freud (1905). En un intento de apropiarse de ese sentir se desarrollan varias fantasías homosexuales.

Al estar en un estado de sumision se presentan fantasias homosexuales
Al estar en un estado de sumisión se pueden presentar fantasías homosexuales.

En Manuel sus fantasías se refieren a ser penetrado sádicamente, es decir, adopta una posición estrictamente masoquista.

Los escenarios, como la cárcel, donde se desenvuelven las fantasías llevan la realización de un castigo; es decir, al imaginar una «maldad» (llevar a cabo un deseo sexual de tipo sádico) Manuel busca un castigo donde ahora él sea la víctima de ese mismo deseo.

Una vez expresado el deseo, puesto en palabra, se topa con la prohibición social, de la cual alcanza a dar cuenta, entonces vuelve sobre sí pero en esta ocasión sufre una modificación: se alcanza a ligar con la propulsión de vida y genera un escenario donde puede jugarse la satisfacción sexual. Aparecen entonces las fantasías homosexuales.

Esto es algo que aparece ya avanzado el tratamiento (a finales del tercer semestre). Se construye como una forma de apropiarse de las ideas de destrucción y despedazamiento que lo invaden. De esa manera su cualidad de intrusos puede ser aminorada y mediante el trabajo de la fantasía reduce su angustia tornándola en placer.

Ocupar la posición femenina en este tipo de fantasías supone esperar recibir la masculinización (al ser penetrado y/o recibir el semen ) porque en su fantasía recibir semen equivale a recibir fuerza y , por lo tanto, alcanzar la hombría que percibe lejana pero que desea fuertemente).

Ocupar la posición femenina en fantasías sexuales supone esperar recibir la masculinización (al ser penetrado y/0 recibir el semen )

Tener la fantasía equivale a revivir la posición pasiva, la que en un entonces lo hizo sufrir inmensamente, misma posición que funge como castigo ante el deseo de llevar a cabo la parte activa (ser el agresor) en la fantasía. Al final, mediante el desarrollo de la fantasía homosexual, logra construir sobre todo esto algo que resulta placentero.

La posición masculina. El extremo sádico

La tónica destructiva de las fantasías masoquistas puede llevar a Manuel a un intento de control, siendo él ahora la parte activa, lo que se traduce en fantasías sádicas. He aquí un posible ciclo repetitivo: las fantasías masoquistas generan una fuerte angustia, entonces Manuel pasa de la posición pasiva a la activa, tornándose sádico; pero estas fantasías, a su vez, despiertan un fuerte sentimiento de culpa y termina por buscar nuevamente un castigo masoquista.

Se genera un ciclo repetitivo entre las fantasías masoquistas que generan una fuerte angustia y la posición pasiva que despierta un fuerte sentimiento de culpa .

Se puede distinguir entonces un vaivén entre una y otra posición. Cuando expresa ser bisexual, hace referencia a la convergencia entre ser sádico y masoquista, y por otro lado, expresa un primer paso al conocimiento de sí donde permea la duda de si se es masculino o femenino.

Bleichmar (1999, p. 192; en Villanueva, 2018), explica la diferencia entre agresividad, agresión y sadismo. La agresividad puede entenderse como “el correlato de la tensión narcisista que captura en la relación con el semejante” siendo una relación entre amo y esclavo; “la agresión como la forma de desimbolización, pasaje al acto del deseo de destrucción”; y el “sadismo” como la obtención del placer sexual mediante el sufrimiento ajeno, creando una relación con un otro.

Los tres conceptos van superponiéndose al modo de funcionamiento psíquico de Manuel, en un intento de elaboración: la grave herida narcisista lo lleva a un sentimiento caótico interno que se proyecta sobre el deseo de otro y, entonces, él termina deseando su muerte (agresividad); este mismo estado caótico se expresa en modos de accionar violentos en forma de actings (agresión); pero cuando quiere apropiarse de estos estados, que hasta entonces se vivían como imposiciones, es cuando llega a intentar generar un placer y una relación con el otro (sadismo).

¿Cómo Manuel llega al sadismo?

Existen huellas mnémicas cargadas de un afecto displacentero muy poderoso, los pictogramas de rechazo y de despedazamiento. Por su fuerte intensidad, impidieron un desarrollo normal de la libido y crearon una fijación en la fase narcisista. El sentimiento que predomina es de despedazamiento y Manuel intenta defenderse con un sadismo y masoquismo que coexisten en él. La fantasía masoquista se desarrolla identificándose con la madre, esperando ser violentado por el padre; a la vez, supone las posibilidades de volver al seno materno y de renacer, simbolizado en recibir el semen del padre. Dado que este modo de identificación conlleva la aniquilación, aparece la otra posibilidad: identificarse con el padre, lo que quiere decir que ahora Manuel se vuelve el aniquilador, el violentador.

Se alcanza a distinguir un yo sometido a las exigencias del ello. Al ser la represión tan lábil, el ello desborda su fantasía y afecto, casi intactos, sobre la consciencia. Es entonces cuando el superyó hace su papel y puede volcar el acto identificador en su contrario: puede encontrar culpa por los deseos sádicos y dirigir la pulsión contra sí mismo (identificándose con la madre); o puede ocurrir otro desenlace, sentir tanta angustia de muerte, por ocupar la posición femenina, que preferirá exteriorizar la pulsión en forma de fantasías sádicas (identificándose con el padre).

Tenemos pues una doble identificación en lo concerniente a las posiciones sexuales (activa y pasiva), llevadas a su extremo por el desplazamiento de la meta sexual. Se identifica con lo femenino, lo expresa en la fantasía de ser penetrado con mucho dolor en escenarios de culpa, como la cárcel; y se identifica con lo masculino, llevándolo al extremo de infligir daño en fantasías donde asesina personas y animales. Independientemente de la posición que adopte Manuel, la tensión sexual (que sobresale en la pubertad, etapa donde se encuentra) lleva a su aparato psíquico a una regresión tipo sádico-anal.

¿Qué motiva el cambio entre la posición a destruir o ser destruido en Manuel?

Villanueva (2018) señala que el superyó es quien se encarga de hacer este cambio de posiciones: puede ser que en Manuel se produzca una culpa gigantesca por sus fantasías de hacer daño y, por ende, busque un castigo. Pero, por otro lado, su superyó no se detiene ya que la pulsión de muerte amenaza constantemente y, en su defensa, él busca matar antes de ser matado. Es así como Manuel se encuentra entre dos posiciones que se superponen: matar o morir.

Al no poder satisfacer el deseo de retornar al seno materno o sentirse amenazado al tratar de hacerlo puede generar un encuentro de emociones asi como de fantasías ,que pueden llevarnos a una lucha interna entre dos polo que puede concluir al matar o morir.

Referencia:

Villanueva, J. (2018). “Manuel: matar o morir”. (Tesis de Maestría). Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Alan Abdel Cortes Tomate

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