La ironía del s19

Caro Amador
Psicopatología y personalidad 2020–1
5 min readOct 1, 2017

— — Previo al sismo — —

El Servio Nacional del Empleo así como otras instituciones realizaron un simulacro en conmemoración por los 32 años del terremoto de 1895 a las 11:00 horas de la mañana. El personal de esta dependencia incluida yo recibimos un regaño terrible por tardarnos 2 minutos completos en evacuar todo el edificio. Después de la llamada de atención me dirigí a mi área de trabajo, ahí estaba yo, leyendo manuales de la prueba VALPAR que evalúa a personas con discapacidades diferentes y nos ofrece un posible perfil laboral. Una hora y media después, comenzó a temblar.

— — — Durante el sismo — —

Justo acababa de tomar mi celular para ver la hora: 1:14, se podía ver en la pantalla, pensaba en despedirme porque mi hora de salida ya había pasado. En eso estaba, cuando de manera abrupta mis compañeros y yo sentimos un jalón muy fuerte; automáticamente la primera reacción fue pararnos y empezar a evacuar.

Algunos de ellos desde el primer momento corrieron, yo y otra compañera nos quedamos al final por tratar de guardar la calma; automáticamente comenzaron a sonar las alarmas, lo cual me hizo sentir muy acelerada, en este segundo ella me dio un ligero empujón para apurar mi paso, en ese instante el sismo comenzó a sentirse terriblemente fuerte, por dicha razón comenzamos a correr, bajar las escaleras fue sumamente difícil porque no podíamos mantener el equilibro.

Del trayecto de mi lugar hasta la salida de evacuación pude observar como trozos del techo y de las paredes del edificio estaban cayendo, unos más grandes que otros, había polvo en todos lados, las paredes crujían y vidrios se rompían. A los lejos más allá de la salida de evacuación paso un hombre corriendo, y en ese diminuto momento yo deseaba ser él, quería ya estar fuera de ahí, así que corrí lo más rápido que pude… al llegar a la salida se encontraba una señora tirada, mi primera reacción fue querer ayudarla pero mi compañera nuevamente me jalo de la mano y me grito ¡corre! estas palabras y ver su cara de terror me hicieron sentir mucho miedo, así que seguí corriendo, no quería morir…

Justo al llegar al punto de reunión, ubicado en la parte frontal del edificio; una parte de este se comenzó a caer, en ese momento todo comenzó a convertirse en caos.

— — Posterior al sismo — —

Al estar en el punto de reunión lo primero que hice fue sacar mi celular y tratar de comunicarme con mi familia; fue ahí que me percaté de que me estaban temblando las manos y no podía controlarlas, esta situación me hizo sentir muy frustrada pues no había señal y no podía controlar mi cuerpo, después de unos minutos opte por utilizar las redes sociales, esa fue la única forma en la que me pude comunicar con ellos: a través de WhatsApp. Después de 40 minutos me enteré de que todos estaban bien.

Durante estos minutos tuve que esperar fuera del edificio, para saber qué pasaría con mis cosas y con las actividades posteriores. En este lapso me percate de toda la gente que estaba a mí alrededor, había muchas personas corriendo hacia todos lados, otros más estaban de curiosos tomando fotos del edificio, unos más estaban llorando, hubo incluso unas señoras que se desmayaron.

Cuando creímos que ya todo estaría más tranquilo, unos señores empezaron a gritar que no fumaran, porque había fugas de gas y podía explotar, aunado a lo anterior los ruidos que emitían las ambulancias y las patrullas que pasaban por ahí pusieron el ambiente tenso.

Yo me retiré del lugar cuando los directivos del edificio dijeron que nadie podría regresar por sus pertenencias y que las actividades estarían suspendidas hasta nuevo aviso.

En ese momento no tenía claro cómo iba a regresar a mi casa, me sentía confundida, opte por caminar porque el metro Etiopía que era el más cercano que tenía estaba cerrado. Llegué hasta metro división del norte y fue que pude abordar este medio de transporte, antes de llegar ahí al ir caminando sobre la avenida vi edificios “nuevos”, edificios en obra negra, oficinas y talleres de autos, en muy mal estado: con grietas, pedazos de cemento en el suelo, ventanas rotas e incluso una camioneta aplastada.

La gente no quería regresar a sus casas, muchos de ellos se encontraban aun sobre la avenida acompañados de sus familiares y sus mascotas.

Me sentí afortunada cuando después de más de dos horas desde el sismo pude llegar a mi casa y ver a mi familia bien, mi casa no había sufrido daños, mis perritos estaban bien, solo había quedado en un gran susto para todos.

Yo por mi parte trate de estar tranquila; desde que salí del edificio de la SNE, estuve apoyando y calmando a mis compañeros, al llegar a mi casa hice lo mismo con mis tías y primitos. Hasta las ocho de la noche que llegó mi mamá la abrace muy fuerte y comencé a llorar.

— — Horas o días posteriores — —

Los días siguientes al sismo me junte con mis amigos de la facultad y juntos estuvimos yendo a centros de acopio y a zonas muy afectadas, con la intensión de ayudar en lo que fuese. Sentía que tenía que ayudar en la forma en la que fuera: acomodando víveres, recogiendo escombros o simplemente animando a la gente.

Hoy en día aún tengo este sentimiento de miedo, miedo de que ocurra algo peor o más fuerte, que vuelva a temblar, incluso a veces tengo esa sensación de que las cosas se mueven; de la misma forma, si veo mucho movimiento, personas gritando y corriendo hacen que me exalte, siento que algo malo está pasando.

Pese a esto, trato de continuar con mi vida, ahora considerando siempre al otro, este tipo de cosas te abren los ojos, te hacen ver que puedes dar más de lo que a lo mejor pensabas, y que incluso la forma de ayuda por más diminuta que sea, siempre da pauta a un cambio.

Sí, el vivir esto me ha hecho una persona más empática y más sensible ante ciertas situaciones, además valoro más el mucho o poco tiempo que pueda pasar con mi familia y amigos. También sé que como persona puedo aportar mucho más de lo que anteriormente hacía.

La verdad es que no me había puesto a pensar en mis hábitos y si en alguno de ellos se vieron afectados, después de tanto ajetreo, hasta apenas ahora me percato de que mis hábitos alimenticios y de sueño se modificaron, al principio no tenía mucho apetito, actualmente ya como bien, sin embargo, dormir aun me cuesta mucho trabajo y aunque la mayoría del tiempo me siento bien, si llego a ver algún tipo de vídeo en Facebook o alguien me cuenta cómo fue su experiencia, me hace sentir triste y recuerdo la mía. Aunque también está la otra cara de la moneda, en donde todos son solidarios y unidos lo cual me llena de un extraño sentimiento de mezcla entre felicidad, orgullo y melancolía.

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