Narciso más allá del mito

Hernández Sambrano Adriana Yosselin & Rocío Itzel Velázquez Tolentino

El trastorno narcisista de la personalidad se caracteriza por un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía. Las características generales que presenta una persona con dicho trastorno son:

1. Tiene un grandioso sentido de autoimportancia (exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior).

2. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor imaginarios.

3. Cree que es “especial” y único y que sólo puede ser comprendido, o sólo puede relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status.

4. Exige una admiración excesiva.

5. Es muy pretencioso, puede tener expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus expectativas.

6. Es interpersonalmente explotador, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas.

7. Carece de empatía, es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.

8. Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.

9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios.

Para ilustrar dicho trastorno se retomará un caso clínico: D. es un chico de 18 años que cursa el último año del bachillerato. Llega a pedir ayuda psicológica por ideaciones suicidas y por problemas con su actual pareja (homosexual) que lo hacen sentirse deprimido.

Lo poco que D. expresa sobre su historia es que sus padres se divorcian cuando él tiene 6 años debido a una infidelidad por parte de su padre, él menciona que ellos siempre le exigían hacer todo bien pero nunca le dicen cómo hacerlas.

Tiene un hermano menor por un año con el cual la relación es mala, D. expresa que su hermano es un holgazán, un drogadicto, un vividor, un vago y un tonto, además comenta que los padres suelen “solaparle” todas sus conductas. Con su madre la relación es buena porque pueden dialogar y llegar a acuerdos pero ella es fría y distante. Respecto al padre, D. considera que es una persona que no sabe tomar buenas decisiones y que es un tonto, por lo que la relación es mala.D. cumple con los criterios de diagnóstico del trastorno narcisista, en primera instancia, su actitud y la manera en que habla de él denotan sentimientos de grandiosidad y superioridad, menciona que es un chico muy inteligente y que si tuviera una relación con alguien como él, ésta simplemente sería maravillosa.

D. confiesa que “sabe tratar” a las personas para obtener beneficios, principalmente para que no se le cobre el costo total de las terapias y para que su novio haga lo que él desea. Llega a terapia buscando un manual para manipular.

Su deseo de manipular es tanto, que incluso se hace pasar por un psicólogo y va a visitar al padre de su novio para obtener información que le permita comprender a su novio y poder utilizar dicha información a su favor, al respecto D. sólo menciona que no le pueden imputar cargos legales y que gracias a ese incidente, los padres de su novio llevan a éste a terapia. D. es incapaz de ver que manipulando puede dañar a la gente, no tiene consciencia de la gravedad de sus actos ni culpa, tampoco presenta un interés real por comprender a su novio, sino que busca hacerlo sólo por sacar ventaja. De igual forma muestra nula empatía por los demás lo que perjudica sus relaciones interpersonales.

Constantemente durante las sesiones terapéuticas D. confronta a su terapeuta, busca minimizar su trabajo y el avance que ha logrado, menciona que mejora porque “él por sí mismo se da cuenta de las cosas”, además busca medir el nivel de conocimientos y cultura general de la terapeuta cuestionándola todo el tiempo y mostrando una actitud soberbia.

Cabe mencionar que D. sólo se relaciona con personas que “piensan igual que él”, si alguna persona piensa diferente o no es considerada por él como “de la misma clase”, se aleja totalmente de la persona en cuestión por ser “naca e ignorante”.

En un principio desea estudiar politología, pero piensa que la gente “no podría entender su intelecto, ni podría convivir con clases sociales más bajas”, decide por lo tanto estudiar medicina. Como observamos ambas carreras tienen alta notoriedad por otras personas, en la primera se busca ser alguien notorio e importante, en la segunda, la concepción general que se tiene de la carrera denota omnipotencia por salvar a otros. Incluso llegó a considerar psicología como opción de carrera, sin embargo, dentro del proceso terapéutico se observaron que algunas características de la carrera no son acordes a su personalidad.

Detrás del trastorno narcisista se encuentra una persona vulnerable que tuvo grandes heridas narcisistas durante el desarrollo de su psiquismo, heridas que se desarrollaron con su primer objeto de amor (la madre); en el caso de D., dichas heridas se deben al nacimiento de su hermano, pues deja de ser “su majestad el bebé” debido a que el nuevo bebé en cuestión requiere mayor atención; otra herida puede hallarse tras el divorcio de sus padres, pues él menciona que en ese momento “dejó de ser un niño para ser el hombre de la casa”; cabe destacar que D. comenta que la madre siempre ha sido fría con él, por lo que esta falta de amor pudo lastimarlo. No se debe olvidar que las personas narcisistas niegan su vulnerabilidad.

Existe una grandiosidad del Yo lo que le impide a D. representar al otro y entender que es un ente ajeno a él, aunado a ello su falta de compromiso y superficialidad genera que sus relaciones interpersonales sean notablemente conflictivas y frágiles. El Super Yo de las personas narcisistas tiene baja tolerancia al dolor y al rechazo, provocando ciertas ideaciones suicidas que no llegan a concretarse, sino que son utilizadas como recurso para manipular al otro.

Es importante mencionar que estas personas requieren bastante trabajo terapéutico y el pronóstico puede ser favorable o no, dependiendo de los recursos de la persona y del momento en el que se empiece la intervención.

En el caso de D. tiene a su favor que aún no existe una estructura psíquica totalmente definida por la etapa del ciclo de vida en el que se encuentra, por lo cual el pronóstico es favorable aunque se debe trabajar arduamente en el desarrollo de la empatía y en la aceptación de la propia vulnerabilidad.

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